Recaída 9.

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*Crié mirlos y me brillaron los ojos*

Quién decidió que no fuese pájaro para impedirme llamar aterrizar al miserable acto de caer

quién.

Y que la ciudad

incluso el mundo

fuese sólo una casa de varias habitaciones

donde saliésemos a encontrarnos.

Quién decidió que en lugar de alas

tuviese estos dos brazos torpes

estas manos de árbol caído

que todolo rompen tratando de sacar su fruto.

Quién

Quién decidió que mi lengua madre

fuese hija de tantas palabras bellas

que no dicen sin embargo más que

- Muerte al que vuela.

- Vida al que se arrastra.

Quién maldita seas.

Quién decidió mi deber de comunicar las tragedias en sílabas

y no en alegres cantos de musica de bosque.

Quién decidió que no fuese pájaro

para hacerme adicta al medio de transporte

al billete de ida

a la terrible idea de depender del reloj antiguo

que cuelga de todas las estaciones y aeropuertos

tan alto

tan alto

que sólo legaría a alcanzarlo, eso es : un pájaro

Quién no me dejó tener un pico de oro

y me impuso esta lengua de serpiente

esta boca de incendios

estos dientes de león

incapaces de cumplir ya un deseo

que valga el atrevimiento de soplar una vela

en este cumpleaños al que nadie asiste

que yo celebro cada día

más vieja

más humana

menos pájaro.

Quién decidió que no fuese pájaro para impedirme llamar amar al miserable acto de ver libertad desde una jaula

que yo encantada elegí relamiéndome estos labios

incapaces de tallar un mensaje en madera.

Quién propuso que en lugar de

golondrina

ninfa

petirroja

estornina o Bengalí

tuviese que girarme al vulgar grito de Grecia.

Pues tú, maldita sea.

A quíen si no le hubiese permitido hacerlo

y abandonar después el nido,

Grecia - IrenexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora