Ángel

790 20 1
                                    

Estaba sentada en un rincón de mi habitación, mi mirada nublada no me permitía ver nada de lo que me rodeaba. Cerré los ojos y el exceso de lágrimas acumulado en mis ojos cayó por mis mejillas. La fuerte voz de mi padre era lo único que podía escuchar, aún no entendía bien qué decía, sólo quería que sus gritos cesáran.

Con mis manos cubrí ambas orejas, evitando la entrada de cualquier sonido a mi mente, fallando en el intento.

“Me descepcionas."

“¿Cómo pudiste?”

“Yo no te crié así," Repetía mi padre. Podía escuchar los sollozos de mi madre y su débil voz implorandole a mi padre porque se detuviera.

“John, deja de golpearlo, es sólo un niño.. es nuestro niño," Su voz entrecortaba imploró.

“Todo esto es tu maldita culpa, soy la burla entre mis colegas gracias a él," Le reclamó John a mi madre, ya no tenía las agallas de llamarlo “mi padre". Segundos después escuché la puerta principal cerrarse de un fuerte portazo.

Con la poca fuerza que mi cuerpo retenía, apoyé ambas manos en la pared y me levanté. Mis piernas temblaban, ahora temía por el futuro de mi familia. Abrí la puerta y allí estaba mi madre, tirada en el suelo. La habitación de Jay estaba cerrada.

“Ábreme, por favor." Suplicaba mi madre mientras su mano débilmente golpeaba la puerta. “Lo siento, Jay, lo siento tanto."

Me inqué junto a ella, mis brazos rodeandola, sujetandola en un abrazo. “Mamá, vete a dormir, yo hablaré con él." Le dije.

“Es mi culpa, Daniella, todo esto es mi culpa." Susurró en mi oído.

“No lo es mamá, yo hablaré con él, todo estará bien, ya verás. Anda a descansar." Ella asintió.

La ayudé a ponerse de pie y la acompañé a su habitación hasta serciorarme de que se había quedado dormida. La cama se veía vacía sin la presencia de mi padre. Caminé hasta la habitación de Jay, levemente toqué tres veces con mi pequeño puño. “He dicho que no quiero saber de nadie ahora, andáte mamá," Su voz, se escuchaba débil.

“Soy yo," Dije. Nada más hacía falta, él me conocía, conocía mi voz.

¿Ángel?" Así me llamaba. La puerta se abrió. Levanté la mirada para ver el rostro de mi hermano mayor. Sus ojos estaban rojos e hinchados, su rostro estaba gravemente lastimado.

Temía creer que era obra de mi padre, pero eso ya era una realidad. Cerré la puerta detrás de mí y levanté mis brazos, rodeando su cuello y abrazandolo. Sus manos en mi cintura y su rostro en mi cuello, tan sólo escuchaba sus sollozos, como quisiera hacerlos parar.

Tomé su mano y juntos caminamos hasta su cama. Al observar detalladamente su habitación me pude dar cuenta de lo desordenada que estaba, un sin fin de cosas regadas en el suelo. “Te dije que reaccionaría de esta manera Ángel." Me dijo.

“Jay, no es tu culpa, debes dejar de culparte a tí mismo, en algún momento debías decirles y lo sabes, no hubieses podido esconderlo más tiempo," Él suspiró y apretó la dentadura. “El corazón quiere lo que el corazón quiere, ¿recuerdas?" Nuestra abuela solía decirnos eso todo el tiempo. Él sonrió. Me encantaba saber que yo era la razón de esa sonrisa.

“Sabes que te quiero demasiado, ¿cierto?" Asentí. “Te amo mi Ángel." Dijo antes de abrazarme. Cuanto amaba a mi hermano. Siempre como mi mejor amigo, le contaba todo y él a mí. Jamás podría imaginarme una vida sin él.

Hace un par de años, Jay se comenzó a sentir.. diferente. No le gustaban las mismas cosas que a los demás chicos sí. Principalmente las mujeres. Mi hermano me declaró con sus propias palabras que era homosexual hace tres años, cuando tan solo tenía 15 años.

Pero mi hermano era el orgullo de mi padre, era el único hombre de la familia además de él. Luego estaba yo y me hermana Camila, de 5 años, quien por suerte, está en casa de mi tía en este preciso momento.

Jay temía confesarle esto a mis padres, principalmente a John, y decidió ocultarlo. Incluso comenzó a practicar fútbol y a salir con muchas chicas, cosas que lo hiciera parecer masculino.

Pero el corazón quiere lo que el corazón quiere, y el corazón de mi hermano quería a Bradley Cooper, un chico de nuestra escuela. Ambos mantuvieron una relación bastante secreta, pero al final todo siempre se sabe.

Una chica tomó una foto de ambos besándose y la publicó en la página de la escuela. Todos nuestros amigos, amigos de mis padres se enteraron. Incluso molestaban a mi padre por criar a un “marica". Así lo llamaban.

Luego de aquel largo abrazo, me separé y besé la mejilla de mi hermano. Salí de la habitación y me recosté sobre mi cama, colocandome mis audífonos y pasando canciones hasta encontrar una que me guste. Entonces Thinking About You de Big Scary sonó y decidí dejarla. Mis ojos lentamente se fueron cerrando y caí en brazos de Morfeo.

Un fuerte sonido me sobresaltó, mi piel de gallina y mis ojos bien abiertos. Sentía mi corazón latir velozmente. Me quité los audífonos que aún llevaba y tan sólo escuchaba gritos, llanto. Rápidamente me levanté de la cama y abrí la puerta, temiendo lo peor.

La puerta de la habitación de Jay estaba abierta, de ahí venían los gritos y el llanto. Caminé asustada, temiendo lo que me podría encontrar ahí dentro. Mis labios se separaron, abriendo mi boca indicando sorpresa.

Sentía como mis ojos se inundaban en lágrimas saladas que no iba a poder contener. Mis rodillas temblaban, no me podía mantener de pie, tan sólo caí al suelo.

Sangre adornaba la pared y el cuerpo ya sin vida de mi hermano estaba tirada en el suelo. Mi madre estaba ahí, llorando junto a su cuerpo, gritando. Yo sólo lloré, no supe qué más hacer. Sentía como me habían quitado gran parte de mi vida.

Corrí a los brazos de mi madre y la abrazé. Minutos después había llegado la ambulancia a llevarse el cuerpo. Corrí a mi habitación y cerré la puerta. Todo lo que había a mi alcanze lo lanzé al suelo con ira mientra ignorabaa voz de mi madre rogando porque le abra la puerta. Las lágrimas caían descontroladamente por mis mejillas.

Maldita sociedad, maldita discriminación, me han quitado lo más importante que tenía.

Luego de caer al suelo, noté que había una nota debajo de mi almohada. Rápidamente la desdoblé y la leí.

Ángel,

Lamento dejarte sola en estos momentos, lamento irme sin haberme despedido, lamento no estar aquí el día de tu graduación, el día de tu boda, el día en que mis sobrinos nazcan. Lo lamento tanto. No podía seguir con este dolor, Ángel, ya no aguantaba las espinas que se clavaron en mi corazón. Esta vida nunca fue para mí. Estaré bien, estaré en un mejor lugar, te estaré viendo, te protegeré siempre, seré tu guardián. Ahora yo seré tu ángel.

Te amo tanto Daniella. No sabes cuanto y lamento irme antes de habertelo demostrado. Gracias por amarme como yo nunca me super amar a mí mismo, por ser mi mejor amiga y escucharme. Por entenderme y por no juzgarme. Te extrañaré no sabes cuanto. Aquí te dejo mi collar, ¿recuerdas? ¿El que siempre me gustó? No se lo daría a más nadie, sólo a tí, el único verdadero amor de mi vida.

Cuídate mucho mi Ángel, sé fuerte, tal y como tú me enseñaste a serlo, no seas débil como lo he sido yo al abandonarlas a ti, a mamá y a Camila de ésta forma. Sigue adelante. Tienes un gran futuro por delante, estoy seguro de eso.

Te amo Ángel. Te amo demasiado.

No es un adiós, es un hasta luego.

Brian."

Jamás podría imaginarme una vida sin él, ahora tendría que acostumbrarme a una.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora