El Lamborgini de color negro apartó delante de la clínica. Niall se quitó las gafas y miró por la ventanilla. Jugueteó con la foto en sus dedos. Volvió a mirar a la mujer que había en ella. Preciosa. Niall se acomodó en el asiento de su coche. Un top negro, unas gafas Ray Ban y unos shorts tejanos, que dejaban a la vista unos buenos muslos. Sandalias de tacón alto y el castaño pelo suelto. Sonrió, era lo suficiente explosiva para que los hombres se tuvieran que girar para volver a verla. Algo distrajo su atención. Eran las siete y media de la mañana, y alguien abría la clínica. La vio, de espaldas metiendo la llave en el cerrojo del portal. Llevaba un jersey de media manga, y una minifalda que llegaba por media cintura. De nuevo las provocativas sandalias negras de tacón. Entró y dejó la puerta abierta, aguantada por una especie de chisme pequeño, en su pie.
-Bueno, vamos a ver qué aplicada es en su faena. –Niall intentó asomarse, vio a ________ terminando unos arreglos en la oficina principal.
Se relamió los labios al verla agachada. Hermoso culo. Alguien entró por la puerta.
-Buenos días, preciosa. –Ella se giró y se levantó, analizando quien era. Sonrió.
-Hola, Alex. –Observó que llevaba algo en las manos. -¿Y eso? –Alzó una ceja.
-Es para ti. –Le alcanzó un ramo de flores enorme.
-No hace falta que me regales nada… -Dijo ella fingiendo una sonrisa.
Niall no dejó de observarlos. Sacó un par de fotos con la cámara que le había prestado Pierre.
-Así que es cierto que estás con ese criminal, muñeca... –Sonrió –La sorpresa que te vas a llevar cuando te diga que es un coleccionador de mujeres sueltas.
Se volvió a acomodar en el asiento, y siguió observándolos.
-Espero que hoy aceptes la cena… -Dijo Alexander, acercándose a ella. La intentó besar, pero ________ lo rechazó.
-Alex, sólo eres un cliente más. Entiende que no me gustas.