Niall soltó una leve carcajada.
- Buena chica. Sigue rechazándolo. – sonrió. Una sonrisa limpia y blanca, que haría estremecer a cualquier mujer en solo verla. Cogió su calibre del 38 y lo colocó en su cinturón, camuflado.
Alexander la miró apenado.
- ¿Qué es lo que no te gusta de mí? – dijo abriendo los brazos.
- A ver… - ________ puso los enormes ojos marrón, en blanco. – que sí, que eres muy atractivo y que tendrás a muchas mujeres detrás. Pero a mí, no-me-gustas.
Alex se le abalanzo. Las alarmas de Justin se despertaron y se dispuso a salir. Pero lo único que hizo Alex fue besarla. _______ lo forzó a dejarla.
- Piénsalo ¿vale? – se giró, dejándola perpleja.
_______ negó con la cabeza y se metió en la clínica masajista de nuevo.
- Bien… - Niall miró el reloj. Las ocho.
Sintió que alguien entraba en la clínica. Se fijó en quien era. Una mujer, más o menos de la edad de _________. Rubia, pelo recogido. Iba con una falda ceñida negra, dejando ver las piernas. Una blusa blanca, escotada que daba bastante a la imaginación. Niall volvió a sonreír.
- Vaya con la secretaria, tampoco se queda atrás. – abrió la puerta del coche y salió, cerrando con el mando inalámbrico el precioso Lamborgini.