Capítulo 2.

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Beth's POV:

Corrimos por horas, hasta que empezó a anochecer. Debíamos parar, no sentía mis piernas y sabía que sí no buscábamos un sitio para pasar la noche era muy factible que nos volviéramos cena de caminantes.

Finalmente paramos frente a una cabaña, y la sensación de alivio se expandió por mi cuerpo.

-Entraré a verificar que no hayan más de esos bastardos dentro, dame dos minutos, has guardia mientras tanto- Me dijo fríamente, me dio su pistola y se dispuso a caminar hacia la cabaña.

Mientras estaba ahí sentada, empecé a pensar en Maggie, en Glenn, en Rick, en Carl, en Michonne, en todos. ¿Dónde estarían? Miré hacia las estrellas, rezando que estuvieran bien, nada de lo que estaba pasando era justo, mi padre no debía de haber muerto de esa manera, de una forma tan dolorosa, él no se merecía eso.

Escuché un golpe fuerte dentro de la cabaña y luego pude escuchar como varias cosas caían al suelo. Corrí dentro para encontrarme con Daryl tirado en el piso y una caminante encima de él tratando de comérselo, su ballesta estaba en el suelo lejos de él, me acerqué y clavé mi cuchillo en la cabeza del ser no viviente.

-Te dije que esperaras afuera, Beth- Gruñó Daryl, quitándose el cadáver de encima.

-Sí no hubiera entrado, te hubiesen convertido en comida para caminante- Expliqué sentándome en un sofá que había en mitad de la cabaña, miré a mi alrededor, era pequeña, tenía una cocina que además era mitad sala de estar y comedor, había un cuarto y un baño-¿Encontraste algo que nos pueda servir? Aparte de un caminante, claro está.

-Hay latas de comida en la alacena- Me respondió con frialdad- Pasaremos la noche acá. Deberías cambiarte, en la habitación hay un closet con ropa.

Caminé hacia el cuarto, tenía una cama gigante, me sentí enferma al ver el cadáver de una chica ahí, se había volado los sesos, había un armario abierto, me imaginé que se refería a ese, empecé a revisar la cómoda viendo sí había algo que me pudiera poner, y entre la ropa encontré una botella de whisky.

Daryl's POV:

Beth salió del cuarto al cabo de unos minutos, ya no tenía puestos sus jeans y su sweater amarillo, en vez de eso llevaba unos shorts y una camiseta de pijama. No pude evitar notar lo largas que eran sus piernas, teniendo en cuenta que ella era una chica pequeña. Se sentó frente a mí, mientras yo encendía un cigarro.

Puso una botella de whisky en frente de mí.

-¿Y esto?- Pregunté agarrando la botella.

-Juguemos algo- Respondió con su usual sonrisa.

-¿Piensas que soy una de tus amiguitas para jugar un estúpido juego?- Espeté con dureza.

-No, Daryl, no pienso eso, sólo quiero jugar algo- Dijo mirando el suelo, me sentí culpable por tratarla tan mal.

-Muy bien, ¿Qué quieres jugar?- Suspiré irritado.

-''Yo nunca he''- Explicó ella, pude ver como en su rostro se formaba una pequeña sonrisa.

Conocía el juego, algún invento de las niñas tontas, las colegialas ridículas.

-Empieza tú- Dije sin ni siquiera mirarla.

-Yo nunca he usado una ballesta- Apuntó ella, haciéndome beber el primer trago- Te toca.

-Yo nunca he salido de Georgia- Dije, no me interesaba tanto el juego.

-Esa es una buena- Beth rió, y tomó un trago a la botella. Sus ojos se aguaron de inmediato, su primer trago, supuse.

El juego siguió por unos minutos, pero empezaba a irritarme las preguntas ridículas que hacía, se podía notar cual era su imagen de mí, un criminal, un inepto o algo así. Cuando miré la botella, ya no iba ni por la mitad, habíamos bebido mucho. También me di cuenta de eso cuando me hizo una pregunta extraña.

-¿Me puedes dar un cigarrillo?- Preguntó ella, con suavidad y dejando escapar un hipo de borracha.

-Tú no debes fumar- Respondí con fuerza. Su padre acababa de morir y ella quería un cigarro, ¿Qué estaba mal con ella?

-¿Y por qué no? Cuéntame, Daryl. ¿Es por qué soy pequeña? Sí es así, pues te informo que tengo 19, no soy ninguna bebita tampoco, puedo decidir por mí misma.- Repuso visiblemente molesta.

-Cuando seas mayor entenderás, Beth- Mi respuesta no hizo más que irritarla, porque se levantó y puso sus manos en la cadera, Merle siempre decía que sí una mujer hacía eso, significaba que había metido la pata hasta el fondo.

-¿Cuándo sea mayor? ¿Estás escuchando lo que dices? Por dios, Daryl, en un mundo así, es muy probable que eso jamás suceda, y cuando muera, moriré virgen, y sin haber probado jamás un cigarro, moriré sabiendo que apenas besé a 4 chicos en mi vida. Y todo porque siempre me dijeron que cuando sea mayor entendería, que montón de mentiras- Expuso con los ojos llenos de lágrimas, ella estaba muy borracha, y yo igual- Sé que cuando me miras, sólo ves a una chica muerta, Daryl Dixon, pero no lo soy, soy fuerte y soy madura, no soy una niña, dios.

-¿Fuerte y madura? ¡Perdiste a tu padre y en vez de enfrentarlo como una persona normal, quieres jugar un maldito juego!- Exploté, vi como ella se quedaba callada y empalidecía.

'' ¿Le doy miedo?'' Pensé, con un poco de dolor. Pero con la ira que tenía, no le presté atención.

-¿Quieres jugar? Muy bien, ahí te va una, yo nunca tuve una familia que me apoyara, yo nunca tuve regalos en navidad, yo nunca tuve una cena en mi mesa preparada con cariño- Empecé a gritar sin pensar en que podrían haber caminantes alrededor. Me acerqué a ella para tomar con fuerza su muñeca y quitar sus pulseras, dejando al descubierto una larga cicatriz- Yo nunca me corté las venas para rogar por atención, yo nunca fui a un baile, ni canté frente a miles de personas. No niña, yo llegaba a casa para que mi padre alcoholizado me golpeara con su cinturón de cuero ¿Divertido, verdad?

-¡Daryl, para!- Me suplicó ella, no había notado que Beth ya estaba llorando, y por alguna maldita razón yo también sentía las lágrimas calientes correr por mi rostro, vi su muñeca y como se tornaba roja en donde mis dedos apretaban, me sentí como un mounstro. Solté su brazo y limpié mi cara.

Ella se acercó a mí, pensé que me insultaría, que me diría cuanto me odia, pero en vez de eso, me abrazó.

No tengo idea de cuánto tiempo había pasado desde que alguien me había abrazado así.

Beth me miró, sus ojos eran tan intensos y hermosos. Tuve ganas de besarla por un instante.

''Dios mío, pero ¿Qué estoy pensando? No puedo tener ganas de besarla, ella es demasiado pequeña''

-Es tarde, mejor duerme, yo haré guardia- Suspiré, alejándola de mí y sentándome en el sofá.

Segundos luego, ella se sentó a mi lado.

-¿Puedes quedarte aquí hasta que me duerma?- Preguntó ella con suavidad. Me tomó desprevenido pero asentí y entonces Beth se acostó en el sofá y apoyó su cabeza de mis piernas.

-¿Beth?- Pregunté con cuidado.

-¿Sí?- Respondió la rubia con los ojos cerrados.

-Lamento mucho lo que le pasó a Hershel, era un buen hombre, no merecía morir así- Dije y la miré, pude notar cómo se tensaba un poco pero luego se relajó, una lágrima se deslizó por su pómulo, subió su mano y la limpió. Bajé mi mano con cuidado y tomé la suya, tratando de darle confort alguno.

-¿Extrañas a Merle?- Preguntó ella, abriendo sus ojos un poco.

-Claro, ¿Qué clase de pregunta es esa, Beth?- Respondí soltando su mano y pasándola por mi cabello.

-Yo extraño a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos. ¿El dolor alguna vez desaparece?- Preguntó dejándome sorprendido, no sabía que decirle.

-No lo sé niña, ahora duérmete- No quería sonar tan duro con ella, pero es que así soy.

Falling For HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora