Capítulo 26.

464 35 7
                                    

Beth's POV:

Despierto con el llanto de Judith, sé perfectamente que ese es mi despertador así que me levanto pesadamente del incomodo sitio donde dormí, tratando de no pisar a Glenn o a Maggie en el camino.

Los miro un segundo y una risa escapa mi boca, parece que fueran uno solo, sus cuerpos están completamente enredados.

-No sé cómo pueden estar cómodos así- Una voz dice detrás de mí y volteo asustada.

-¡Maldición, Daryl, me asustaste!- Exclamo poniendo mi mano en mi acelerado corazón.

-Lo siento, no fue mi intención- Responde poniendo sus manos en alto.

Todo se queda en un incómodo silencio así que me dispongo a coger a Judith, quien alza sus manitas regordetas hacia mi cara y apreta mi nariz, para luego soltar un bufido y reírse sola.

Judith llena de alegría nuestras vidas, todos tenemos trabajos, y ese es el de ella.

Camino entre el montón de personas dormidas y salgo del lugar, sentándome afuera para poder cuidar a Judith sin molestar a nadie, inmediatamente mis pensamientos me atacan.

Recuerdo cuando tenía 12 y solía fantasear en clases con graduarme, estudiar una carrera en la universidad, casarme, tener hijos, vivir en una hermosa granja y finalmente perecer junto a la persona que amo.

Y eso obviamente ahora no es posible.

Recuerdo pelear con mi mamá porque ella quería que yo estudiara medicina o algo así y yo simplemente quería ser cantante, quería ir por el mundo esparciendo mi amor por la música y poniendo sonrisas en las caras de todos.

''Tienes que estudiar algo serio, algo que te garantice un futuro para ser alguien en la vida'' Diría ella mientras enrosca un mechón de cabello entre sus dedos, esa era la señal de que estaba perdiendo la paciencia.

''Ya soy alguien, mamá'' Respondería yo, besando su mejilla.

Supongo que a mi mamá jamás se le ocurrió que su hija tierna tendría que matar seres no vivos para sobrevivir.

Estoy segura de que era el tipo de cosas que le pasarían por la cabeza.

Bueno, honestamente, ¿Cuántos de nosotros alguna vez pensamos que esto ocurriría?

Judith hace un sonido y llama mi atención, tiene dos dedos en la boca y me sonríe, dejando ver sus encías. Joder, ella probablemente cree que yo soy su madre, y ella es lo más cercano a una hija que alguna vez tendré.

Suelto una risa triste ante mi pensamiento.

Los ojos de Judith me observan curiosos, y sube sus manos a mis mejillas, tocando una solitaria lágrima que recorre mi cara.

-Lo siento Judith, no pretendía llorar- Le digo y ella sólo me observa, como sí entendiera que estoy pasando por un mal momento. Saco un biberón de la cartera que siempre cargo conmigo y alimento a la pequeña.

Judith ama que le canten mientras come así que intento recordar alguna canción alegre que mi mamá me cantaba cuando era pequeña pero mi mente se encuentra vacía. Finalmente una canción llega a mi conciencia, no es una canción alegre, pero recuerdo a mi niñera cantándola cuando no había nadie en casa aparte de ella y yo.

''Hay una casa, en Nueva Orleans,

La llaman La Casa del Sol Naciente.

Ha sido la ruina de muchos chicos pobres,

Dios sabe que yo soy uno''

Esa canción le recordaba a su infancia, su familia era pobre y su padre era un jugador de apuestas, según lo que he escuchado.

''Mi madre era sastre,

Ella cosió mis nuevos blue jeans.

Mi padre era un apostador,

Allá en Nueva Orleans''

También recuerdo a Daryl alguna vez haberla tarareado en su celda.

''Ahora, la única cosa que un jugador necesita, es su portafolio y un tronco.

Y él único momento en el que está satisfecho, es cuando está borracho.

Madre, dile a tus hijos, que no hagan lo que yo he hecho.

Gastar sus vidas en pecado y miseria, en la casa del Sol Naciente''

De pequeña jamás entendí la letra, pero sabía que debía de ser fuerte, pues cada vez que Nicole, mi niñera, la cantaba, terminaba llorando.

''Bueno, yo tengo un pie en la plataforma,

Y otro en el tren.

Voy de vuelta a Nueva Orleans,

A usar esa bola y cadena''

Nicole era una joven, tendría la edad de Maggie o tal vez un poco más, su cabello era tan oscuro como la noche y sus ojos tan azules como el cielo. Siempre se veía triste, pero cuando estaba conmigo, parecía divertirse. Creo que perdió a una hija, o algo así.

''Bueno, hay una casa en Nueva Orleans,

La llaman La Casa del Sol Naciente.

Ha sido la ruina de muchos chicos pobres,

Y Dios sabe que yo soy uno''

Después de que tuve 9 años, ella dejó de venir a cuidarme, en vez de eso, venía una mujer vieja y amargada, cuando cumplí 15 me enteré de que Nicole se había suicidado, puso una bala en su cerebro. Mi padre me dijo que ella se sentía muy sola, no tenía familia. Pero en aquel momento recuerdo haberme molestado, haber perdido los estribos.

¿Cómo alguien podría tratar de quitarse la vida?

Claro, luego del apocalipsis la entendí.

La puerta se abrió detrás de mí, pero ya yo sabía quién era.

-¿Necesitas algo, Daryl?- Pregunto en un tono neutral.

-Necesito hablar contigo- Responde tímidamente, volteo con la mayor naturalidad que puedo a encararlo.

-¿Hablar de qué, de cómo me dejaste aquella noche hablando sola o de las cosas tan horribles que me dijiste?- Inquiero con una sonrisa falsa, él suspira sonoramente.

-Beth, por favor...- Él quiere decir algo pero lo vuelvo a interrumpir.

-No tengo ningunas ganas de que me vuelvas a hacer daño, así que, permiso- Intento pasar pero Daryl me detiene.

-¡Maldita sea Beth, estoy tratando de decirte que te amo!- Grita desesperado y mi cuerpo se queda estático al igual que el de él.

-No me amas- Susurro pero lo suficientemente alto para que él me escuche.

-¿Cómo sabes que no te amo? Beth, siento cosas por ti que no siento por nadie. Tú... tú me haces sentir vivo, haces que todo sea diferente, y he sido demasiado estúpido como para demostrártelo pero ahora ya no hay dudas en mi mente- Suelta de pronto.

-¿Y qué sí cambias de opinión mañana? ¿Y sí simplemente dejas que tus inseguridades te tomen otra vez?- Pregunto con recelo- No quiero un amor a medias, no quiero un amor que me destruya, quiero uno que me consuma.

Daryl me mira y puedo ver en sus ojos azules que está siendo sincero, pero eso no evita que yo tenga miedo, el castaño da un paso al frente y pone su mano en mi mejilla, se acerca lentamente, su respiración es entre cortada, como si estuviera haciendo algo que le da terror, casi puedo escuchar su corazón latiendo dentro de su pecho, sus labios casi tocan los míos cuando una rama detrás de nosotros se rompe.

-Hola Beth, hola Daryl, disculpen, no quería interrumpir, soy Aarón, un placer- Dice un chico castaño cuando volteamos.

¿Qué demonios, cómo sabe nuestro nombre?

Nota de la autora:

La canción que canta Beth, es una de mis canciones favoritas, se llama The House of the Rising Sun y es de The Animals, arriba les dejé una versión cantaba por una chica en The Voice. Espero que les haya gustado el capítulo!!

tp://gu����:�

Falling For HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora