II. Cacería

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Marie-Jeanne era escéptica ¿Yo? Era de mente abierta. 

Cuando mis padres tuvieron  que irse de Gevaúdan hace algunos años, mi tío y Emile me habían recibido con los brazos abiertos, crecí con ellos y hoy era el día que les devolvería el favor.

Estaba de pie frente una mesa con Marie-Jeanne a mi lado, todos preparaban el armamento para esta noche, Marie-Jeanne y yo preparábamos flechas de ballesta afilandolas, Marie-Jeanne rió 

-¿Te lo crees?- preguntó a su hermano negando con la cabeza- No sabía que eras tan supersticioso

-No necesito creer en algo que he visto con mis propios ojos- respondió Sebastian, Marie-Jeanne ya estaba de pie acariciando la punta de la flecha, sonrió a su hermano sin mostrar los dientes

-Y he estado en cada parte de estos bosques- puso la flecha junto a las otras ordenadas en fila- y cazado casi toda criatura bajo el sol

-Pero no bajo la luna- habló Marcel esta vez, Marie-Jeanne sonrió de nuevo sin mostrar los dientes.

-¿Están tratando de asustarme?

Vi como Sebastian se acercaba a la mesa y se puso frente a Marie-Jeanne

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Vi como Sebastian se acercaba a la mesa y se puso frente a Marie-Jeanne.

-Estoy intentando advertirte- dijo para después tomar la flecha que Marie-Jeanne había dejado ahí hacia unos momentos, la miró y luego miró a Marie-Jeanne- Vas a necesitar más que simple hierro para parar a la bestia- dijo volviendo a poner la flecha en la mesa. Sebastian y Marcel se alejaron dejándonos a Marie-Jeanne y a mi solas

-¿Puedes creerlo?- preguntó mirándome

-Tal vez tenga razón- dije y ella me miró sonriendo

-No me digas que también crees en eso- dijo y sonreí negando con la cabeza

-Tengo la mente abierta, Marie-Jeanne, deberías hacer lo mismo- dije y dimos por finalizada la conversación.

(...)

Casi al caer la noche ya salíamos de la choza, hombres salieron primero y al final salimos Marie-Jeanne y yo, ella se detuvo a observar algo, segundos después ella me miró y asentí.

-¿Lista?- pregunté, Marie-Jeanne subió su capucha negra y comenzamos a caminar entre la nieve adentrándonos al bosque dónde la bestia vivía. 

Buscamos durante el resto del día hasta que cayó la noche, estaba tan oscuro que algunos hombres tuvieron que prender antorchas para poder ver mejor, esperábamos encontrar el escondite de la bestia pero en el fondo sabía que ella vendría a nosotros al anochecer.

Fue justo después de medianoche cuando la primera antorcha se apagó.

Los gritos desgarradores se escucharon por todo el bosque, busque desesperadamente a la bestia por que ya estaba ahí, nos había encontrado.

Miré a Marie-Jeanne que me miraba sin la capucha, yo estaba aterrada, los gritos aumentaron y yo seguí a Marie-Jeanne que corrió, a nuestro alrededor había un montón de arboles que cubrían nuestra visión, yo veía como poco a poco más antorchas se apagaban al mismo tiempo que gritos de agonía y sonidos de animal se escuchaban.

Marie-Jeanne y yo estábamos espalda con espalda, escuché a Marie-Jeanne disparar una flecha, girábamos mirando a nuestro alrededor, escuchaba la respiración agitada de Marie-Jeanne, ella lanzó otra flecha

-Vamos- dijo y comenzamos a correr de nuevo, cuando Marie-Jeanne se detuvo y vio a su alrededor yo vi un cuerpo entre los arboles a nuestro lado, tenía un enorme rasguño en la cara y pecho que me hzo dudar de si sobreviviríamos esta noche.

Marie-Jeanne disparó otra flecha pero esta vez se escuchó el gemido de dolor de la criatura, corrí detrás de Marie-Jeanne que seguía a la criatura y de repente vi como salía una garra de la oscuridad

-¡CUIDADO!- grité pero escuche el grito de dolor de Marie-Jeanne corrí rápidamente y ella cojeaba, ella se dio la vuelta con un cuchillo en la mano, yo me puse frente a ella apuntando hacia atrás con mi ballesta. Comencé a disparar cuando vi sus ojos brillantes en la oscuridad, la bestia se acercaba y de repente escuché una voz.

-¡Abajo!- dijo alguien abrazando a Marie-Jeanne y esparciendo un polvo grisáceo, yo caí hacia atrás cuando la bestia corrió hacia nosotros pero chocó con una especie de campo invisible azul, mi respiración estaba agitada y mi corazón latía como loco, miré fijamente a la bestia frente a mi que desapareció como si se evaporara.

Me quedé en shock y escuché a Marie-Jeanne

-Eso... Eso no es un lobo.

Miré al desconocido que miró a Marie-Jeanne

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Miré al desconocido que miró a Marie-Jeanne

-Por supuesto que no, tonta- dijo y me ayudó a levantarme para posteriormente ayudar a Marie-Jeanne

-¿Y que demonios era eso?- pregunté yo

-Era un hombre lobo- dijo y todos mirabamos por donde la bestia se había marchado.


Narrador

Henri llevó a Marie-Jeanne y Anne-Lise a su casa. Un ligar protegido por un círculo de árboles de ceniza de montaña.


Anne-Lise

Estábamos en la casa de aquél desconocido cuyo nombre era Henri. Él estaba curando a Marie-Jeanne ya que la bestia la había rasguñado en la pierna. Esta de pie cruzada de brazos examinando el lugar.

-¿Qué es esto?- preguntó Marie-Jeanne con un pequeño frasco con el mismo polvo que arrojó cuando la bestia casi nos asesina.

-Ceniza de montaña- dijo levantandose y haciendo cosas en la mesa donde había un montón de cosas

-¿Y esto?- preguntó Marie-Jeanne agarrando un tarro

-Muerdago- respondió Henri- Porfavor, dejalo- dijo quitandole el tarro a Marie-Jeanne, ella miró por todo el lugar 

-¿Por que tienes todo eso? Es decir, ¿Para que sirve?- pregunté, Henri me miró y luego miró a Marie-Jeanne que tenía la misma curiosidad que yo.

-Para protegerme- fruncí el ceño- He pasado la mitad de mi vida recolectando instrumentos y habilidades para sobrevivir a un hombre lobo- Nos miró a ambas- Puedo enseñarles, si quieren- Marie-Jeanne sonrió sin mostrar los dientes

-No nos importa sobrevivir a uno- dije, Marie-Jeanne se levanto y miró a Henri

-Queremos saber como matarlo.

La Bête du Gévaudan [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora