Capítulo 6

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No sé porque diablos sigo pensando en Colton. Cuando lo he visto, cuando he visto sus ojos por primera vez, no pude evitar sentirme atraída a él. Sus facciones son preciosas y... Bueno, la cosa es que me encabrona tanto como puede llegar a gustarme el idiota ese. No se supone que debo caer ante los pies del típico imbécil que se tira a todas las chicas, que de seguro es huérfano y para el colmo es un traficante. La verdad es que nada me sorprende ya.

Decido ir a la habitación de Liz para ver si siguen durmiendo. Pero entonces me acuerdo de que la he cerrado con seguro y solo ella tiene llaves. Bueno. Me dirijo a la habitación de Kyle, quizá quiera hablar con alguien y no quiera estar solo.

¡¡Pero si estoy en pijama todavía!!

Después de haberme dado una ducha. Me vestí. Me puse unos skinny jeans negros rotos en el área de las rodillas de talla un poco alta, una blusa de algodón por debajo del ombligo blanca con negro alrededor del cuello y las mangas. Y unos converse rojos. Peiné mi cabello ondulado y lo coloqué detrás de mis orejas.

Salí de mi habitación, no sin antes coger las llaves. Toco la puerta de la habitación de Liz lo suficientemente fuerte para que me oyeran, porque no me sorprendería que sigan durmiendo. Liz abre la puerta y está toda arreglada. De pies a cabeza.

–Hola, liz.–La abrazo. Me encanta abrazarla porque da muy buenos abrazos. Y es así como media gordita y es totalmente una lindura. Es mi vaquita sensual. Créanme, está media gordita pero está sexi.

–¿Por qué te has ido sin avisar, tonta?–Dice fingiendo un llanto. Está loca mi vaquita.

–Ay pues, ¡¡no te iba a despertar para eso, tonta!!–Digo copiando su tono de voz riéndome.

–Sí, bueno... ¿Has sabido de Kyle? Ese tonto no me ha escrito ni un hola.

–Pues para que sepas que hace un rato se ha peleado con un chico y, antes de que me preguntes el porque, no lo sé.–La cara de Elizabeth es un poema. Sus ojos están abiertos como plato.–La cosa es que he ido a pregubtarle al chico con quien se peleó, pero no he conseguido respuesta a aquello.

–Lo que me sorprende es que, nunca se ha peleado con nadie, no que yo sepa.

–Bueno, pues entonces fue grave lo que le ha dicho o hecho el chico que se puso así. ¡Parecía una fiera!

–Y ¿con quién se ha peleado?–Pregunta con el ceño fruncido.

Colton.

–¿Haynes?–Su ceño que antes estaba fruncido, se dispara hacia su coronilla.

–¿Lo conoces?–Ahora soy yo la que tiene el ceño fruncido. Vale, no me sorprende que todos lo conozcan. Menos yo. Genial.

–Pues claro, es muy conocido por sus hechos.

–¿Hechos? ¿Cuáles hechos?–Pregunto extrañada. –¿Sabes qué? Mejor olvídalo, no quiero ni saber.

Liz se ríe y se para de la cama.

–¿Qué haremos hoy?–Pregunto y me tiro hacia atrás a la cama. Un largo suspiro sale de mí.

–Mmm...–Dice la pensativa de Liz dejándose caer en la otra cama.–No lo sé. ¿Te apetece ir a nadar?

–¡Claro, vamos!–Salto de la cama. En ese momento las chicas salen vestidas con sus trajes de baño ya puestos. ¿Acaso estaban escuchando nuestros planes?

–¿También irán ustedes a nadar?–Pregunta Liz irritada y desconcertada a la vez.

–Bueno, Liz. Como sea tendríamos que llevarlas con nosotras.–Digo y ella bufa dejando caer sus hombros.–¡Alístate!–Le grito abriendo la puerta para cambiarme de ropa yo. Voy hacia mi habitación y me desvisto completamente y me pongo mi traje de baño de una pieza color negro. Es uno de mis favoritos. Es muy sexi. Encima me pongo unos shorts deportivos negros. Me dejo el pelo suelto y me pongo unas chanclas. En mi bolso entro un bloqueador solar, dos toallas y un cepillo para el pelo.

Aseguro mi habitación y entro en la de Liz.

–¿Listas?

–Sí, ya casi.–Dice Liz entrando sus cosas en un bolso. Las pequeñas están sentadas en el mini escritorio que tiene toda habitación para hacer tarea y demás, pues estas dos lo que están es pintando sus uñas de todos los colores posibles. Ay Dios.

–Niñas, ¿qué creen que están haciendo?–Digo a punto de estallar en risas.

–¿Qué?–Espeta Ana sin mirarme.–¿Te crees que tenemos ocho años?

–Entonces, ¿por qué se las pintan como una niña de ocho años se las pintaría?

Me mira con su típica mirada de querer matarme.

–Eres la peor hermana.–Dice meneando la cabeza de lado a lado.

–Sabes que no, hermanita.–Le digo revolteando su cabello castaño.

Por cierto, se queja de inmediato y sigue pintándose sus uñas.

–¡Ahora sí!¡Vámonos!–Dice Liz cubriendo sus ojos con sus lentes de sol.

Salimos de la habitación y nos encontramos con Kyle. ¿Es qué va a ir todo el mundo a nadar? Está vestido con un t-shirt sin mangas de rayas y un bañador hasta las rodillas. Lleva sus lentes de sol puesto y una sonrisa radiante. Hace como si nada hubiera pasado.

–Hola, chicas. Si van a ir a nadar, vengan conmigo.

Liz y yo intercambiamos miradas y nos encogemos de hombros. Lo seguimos y por lo que veo vamos a ir fuera del internado. ¡Mejor!

~Mi chico misterioso~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora