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Observo una vez mas mis pequeñas blancas manos, no puedo evitar esbozar una sonrisa; salgo de mis pensamientos al escuchar un pequeño sonido proveniente del reloj, avisando la media noche.

Recorro una vez mas con mi vista el lugar donde he vivido los últimos diecisiete años, viendo a todas las pequeñas niñas sin hogar durmiendo plácidamente, donde han sido criadas como si todas fuesen de una misma familia.

Me levanto de mi cama, dirigiéndome a la gran cocina para tomar un vaso de agua y después tomar mi camino hacia el patio.

Sonrió al ver la completa oscuridad de la noche debatiendo contra el tenue esplendor de la luna, siento la fría briza entrar por la fina tela de mi pijama, sonriendo una vez mas por la reacción de mi cuerpo estremecido.

Decido acostarme en el húmedo pasto posando mis ojos en el cielo totalmente vació sin el destello de una sola estrella con solamente la luz fija de la luna, cierro mis ojos al recordar mis estancia en este lugar, la gran duda que invade mi mente ¿por que me dejarían aquí?. Tampoco dejo a un lado el preguntarme por que todos suelen escoger las niñas que llevaran a sus hogares y aún nadie lo había hecho conmigo. Me gustaría saber quienes fueron mis padres, pero mi mente solo se ocupa en tenerles asco.

Me levanto del suelo sacudiendo las pequeñas hojitas pegadas en mi cuerpo, escucho unas suaves pisadas detrás de mi, las cuales hacen que me tense un poco.

-Leah, ¿que haces acá? ¿no deberías estar durmiendo?- el murmuro de la voz de Liam se escucha a escasos centímetros, volteo para responder, algo que me es imposible ya que me pierdo en la claridad de sus ojos.

Lo observo por unos segundos detallandolo por completo, notablemente es un chico apuesto sus ojos azules con un tono grisáceo son verdaderamente lindos, su estatura alta y su contextura delgada sin embargo su brazo derecho llama la atención por los hermosos dibujos tallados en este en diversos tatuajes que hizo en una de sus tantas travesuras al escaparse, el es simplemente perfecto.

- ¿Leah?- dice el chico en medio de una sonrisa.

-Uh, lo siento Liam, venia por un vaso de agua, ya me iba- sobo mis codos en acto de nerviosismo.

-Claro, por un vaso de agua, en el patio- dice con sarcasmo mostrando sus perfectos dientes en una hermosa sonrisa la cual imite.

-No no, yo... oh solo olvídalo -la confusión me altera y solo fui capaz de responder en medio de un bufido- ¿y tu? ¿que haces acá?

-Venia por un poco de aire fresco.

-Oh- respondo entre un bostezo- Muy bien Liam, iré a dormir, supongo.

-Buenas noches, Leah- Liam se despide y le respondo con una leve sonrisa.

Camino con cuidado hasta la gran habitación antes de ser escuchada por alguna de las chicas, me recuesto sobre mi cama sin sacar de mi mente la corta conversación que tuve con Liam, no puedo evitar sonrojarme y dejar escapar una risita tonta, ya que empiezo a sentir algo por este chico, algo que nunca había experimentado.

En medio de toda esta lucha de emociones, el cansancio se apodera de mi cuerpo sintiendo pesados mis parpados, cayendo en un profundo sueño.

///

Despierto como de costumbre antes quee cualquier otro de los chicos, tiendo la pequeña cama. Me dirijo a el baño, tomo mi cabello en una coleta alta, lavo mis dientes y me adentro a la ducha abriendo la regadera, sintiendo el leve goteo que cae en mi cuerpo lavando este.

Al estar completamente lista, parto a la cocina, ayudo a servir el desayuno para la gran cantidad de niños que viven en este lugar, junto a los empleados y la rectora Clapton, me decido por acomodar los cubiertos en cada uno de los puestos, seguidos de los pequeños platos.

Salgo del comedor para ir a las habitaciones a avisar que todo estaba servido, tome asiento nuevamente en el comedor y al terminar de comer recogí mi plato.

-Leah, necesito que pases por mi oficina en cuanto recojas todo- la rectora del orfanato se dirige hacia mí con un poco de desprecio, como respuesta solo me limito a asentir.

Traté de ayudar a acomodar todo el sitio ya que no veía lo suficientemente capacitada a la encargada de la cocina hacer todo esto sola ya que es una señora mayor, al terminar de hacer mi trabajo me dirijo a oficina de la rectora, voy con pasos lentos logrando escuchar a unos cuantos metros adelante que habla con otra persona.

-Leah tiene problema, espero y vengas capacitada para encargarte de ella lo suficiente.

-Disculpe por mi indiscreción señorita Clapton ¿Que clase de problemas tiene la señorita Leah?- dijo pausadamente esa voz desconocida.

-Leah, padece de esquizofrenia- la rectora Clapton hablo con un tono de autoridad.-Lleva en esta institución diecisiete años, nunca a llamado la atención de ninguna pareja que viene a adoptar, ella aun vive acá solo por su condición mental, se quedará aquí mientras cumple sus veinte años, después de estos cumplidos sera llevada a un hospital mental- siento las lágrimas criatalizar mis ojos, y la sangre hervir metafóricamente, mientras la ira aumenta al oír más de estas palabras.- ¿Está dispuesta a quedarse señorita Smith?.

Después de esto ultimo dicho suelto un pequeño suspiro tratando de calmarme y entró a la oficina sintiendo la fija y despreciable mirada de la rectora Clapton.

-Con permiso, señorita Clapson- dije aclarando mi garganta con la mirada gacha.

-Leah, quería presentarte a Danielle, tu nueva compañera- dijo fingiendo una sonrisa marcando sus horribles arrugas y mostrando sus asquerosos dientes.

-Mucho gusto Leah, yo soy Danielle Smith - dijo esta chica de ojos claros - Estaré aquí por un largo tiempo, espero y podamos ser amigas- me dijo esto último sonriendo y extendiendo su mano.

-Leah Tomphson, el placer es mío- dije fingiendo una sonrisa y estrechando su mano - Debo irme, con permiso señorita Clapton, un placer Danielle- Salgo de la oficina para dirigirme a el patio.

Las saladas lágrimas bajaban por mis rojizas mejillas, el coraje cada vez subía más y la ira rebosaba sus límites.

-No estoy loca.

Las mejores personas lo están

-Maldita sea Anne, ¿porque?.

Deja de ser tan idiota.

-¡No soy una idiota!.

Si no lo eres pequeña Leah, entonces dime ¿porque muestras tus debilidades? Cada vez estás más frágil, cada vez más fácil de manipular, todos se aprovechan de ello, ¿ahora vez lo idiota que eres?.

-Cállate.

Debes dejar todo a un lado Leah, debes superar todos esos estúpidos sentimientos. Eres tan vulnerable, tienes una luz, una blanca e inocente alma, pero yo me encargare de ser la oscuridad que apague esa luz y dañe tu alma.

-Ya no mas Anne, cállate.

Soy parte de ti, de tu locura, tu cuerpo es mio, me perteneces, lo sabes. Cuando te atormento me hago cada vez más fuerte, me encanta verte sufrir, no hay mejor distracción que verte llorar; pero ahora todo cambiará.

-Déjame en paz, solo aléjate- sollozo.

No pequeña Leah, ahora me haré cargo de este cuerpo, de nuestro cuerpo.

-Por favor no lo hagas.

Tienes razón, no es buena idea que lo haga yo. Dentro de poco nos divertiremos juntas, y me encargaré que dejes de ser tan idiota.

-No dejaré que me utilices, he tenido suficiente con que me hables cada noche.

Te equivocas Leah, estoy segura de que haremos muchas cosas juntas, te aseguro que te divertirás y que de tu rostro no se verá tristeza alguna . Pronto veremos tus manos bañadas en la preciosa sangre.

ANNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora