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La hermosa noche hace nuevamente su anhelada visita, esta vez acompañada con densas nubes soltando la dulce melodía de las pequeñas gotas de agua chocando con el suelo. El olor de la mojada tierra impregna el lugar junto a simple luz de los relámpagos.

Mis ojos solo ven atentamente con desprecio a la nueva chica Danielle totalmente dormida, en mi mente debaten las palabras frías de Anne junto a las de la rectora Clapton hace unos días escuchadas.

Sonrió al tener una magnífica idea que le dará satisfacción a Anne. Mis pies descalzos se posan sobre el frió suelo apoyándome en estos para levantarme de mi cama.

-Danielle, despierta- murmure empujándola un poco logrando despertarla.

-Leah, ¿que pasa?- se escucha la adormilada voz de la castaña en medio de un bostezo.

-He visto algo, debes acompañarme- dije con un poco de temor dándole la espalda con una gran sonrisa- apresúrate.

Camine apurada por el largo y oscuro pasillo para poder llegar a la cocina, saqué del pequeño cajón un cuchillo y lo sostuve dentro de la manga de mi suéter.

Oh Leah, vas muy bien querida.

-¿Leah dónde estás?- puedo escuchar el temor en la asquerosa voz de Danielle acercándose.

-Aquí estoy Danielle- le dije en la puerta principal del orfanato viendo como da un pequeño salto un tanto exaltada

-Me has asustado- dijo colocando una mano en su pecho con sus ojos cerrados- ¿Qué es lo que has visto pequeña?- pasa su mano por mi cabello posando un mechón detrás de mi oreja.

-N-o... no lo se - Mi voz tembló en acto de pánico, un hermoso y fingido pánico- Danielle, tengo miedo.

-Oh nena, ven vamos, de seguro que no es nada- la chica toma mi mano y me guía fuera del orfanato mojándonos inmediatamente por la fuerte lluvia- ¿lo ves?.

-Oh, perdóname- golpee mi frente- de verdad soy un tonta, perdona por fastidiarte tan tarde.

-Descuida querida, todo está bien- me abrazo.

-Me gustaría dar un pequeño paseo- voltee mi rostro para mirar el gran bosque nunca transitado- no tengo sueño y no quiero ir a la habitación.

-Entonces vamos- me sonrió, sin llegar a pensar que la mejor sonrisa la tendré yo.

Danielle no dejaba de preguntarme sobre mi vida, cosa que no respondía porque no tenía una respuesta como tal. Llegamos a un pequeño bosque cerca del orfanato, me senté en el empapado suelo a ver la lluvia caer mientras esta chica permanece de pie con una rigidez expectante.

-Leah, debo saber algo de ti, quiero ser tu amiga me es imposible ser...- la interrumpí

-Muy bien te responderé - dije mientras me ponía de pie- no te puedo decir nada de mi, no creo saber nada. Mi niñez fue en ese maldito orfanato, al igual que mi adolescencia.- cada vez me acercaba un poco mas a ella- Ese es mi hogar, ahí es donde he crecido, no tengo una vida concreta.- Termine la oración estando totalmente en frente de ella.

En un rápido movimiento saco el cuchillo sin que ella se de cuenta, el temor en sus ojos me llena de adrenalina, puedo ver lo cuan asustada que está, una gran y sádica sonrisa aparece cambiando radicalmente mi rostro.

Es hora Leah. Divirtámonos.

-Tranquila, no te asustes- sobo sus hombros en forma de consuelo- Solo nos divertiremos un poco mi querida Danielle.

Siento su cuerpo alejarse un poco del mío, sin embargo no dejo que lo haga, con mi cuchillo hago una pequeña abertura en la parte baja de su espalda gracias a su force, escuchando sus fuertes jadeos halo de su cabellera para mirarla a la cara.

ANNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora