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Una noche mas en la estación, una noche mas de insomnio, una noche más de intriga. Junto a ella las malditas dudas llegan, esta vez sobre la religión, estas viene y debaten en mi mente a causa de una pequeña estatuilla de crucifijo en frente.

 No puedo entender si el hombre fue creado a imagen y semejanza a el supuesto "Dios" ¿porque no somos perfectos si suelen decir que él es lo más perfecto que ha podido existir? ¿Porque decepciona tanto un embarazo precoz si los profetas escriben que María no era mayor de dieciséis años? Totalmente patético a mi parecer.

Ignorando por completo el tema, mis ojos esta vez se dirigen a el reloj, este muestra las 2:50 am, avisando que tan solo tengo diez minutos para poner mi plan en marcha.

Me levanto del frío asiento para encontrar a la chica, Rose junto a Liam durmiendo plácidamente. No se que carajos hace ésta chica acá, tampoco se de donde salio y no tengo información en lo absoluto de ella, escasamente su asqueroso nombre, pero a decir verdad tampoco me interesa saber mínimo detalle de su vida.

Camino esta vez a la pequeña oficina donde debería estar el oficial encargado de administrar los casos e incluso delitos ocurridos esta noche. Por supuesto que el recién nombrado estaba en su cargo, totalmente dormido, dando facilidad a tomar una pequeña navaja que se encontraba en el bolsillo de este.

Salgo de la pequeña oficina esta vez para dirigirme a la sala de vigilancia, cortando los cables que conducen electricidad hasta las cámaras que muestran cada mínimo detalle de lo que ocurre en la estación, sacando el disco en el que guardan sus vídeos y eliminando rastro alguno que delate el asesinato de mi siguiente víctima.

-¡Mierda!- grito en un susurro a causa del reflejo de la luz asomada por la pequeña zanja de la puerta del baño, indicando que alguien ha despertado y entrado a este.

Trato de acercarme con pasos un tanto discretos para no llamar la atención de la persona ubicada en el baño. Doy una leve y rápida mirada a el lugar donde se supone que Liam duerme con Rose, para mi suerte la chica no estaba, indicando que era ella quien estaba en el baño, algo que facilita todo mi trabajo.

El grifo del pequeño lavamanos vuelve a captar mi atención retornando en lo que estaba, sigo caminando hasta el baño, paso mi mano por delante de la cabeza de Rose cubriendo su pequeña y sucia boca con ella, escuchando un pequeño grito que sale de su boca siendo amortiguado por mi mano causando una gran sonrisa en mi rostro gracias a el temor que puedo sentir en ella.

Sus cálidas y pesadas lágrimas comienzan a brotar de sus ojos, cayendo por sus pequeñas mejillas y desbordándose al hacer contacto con mi mano, con esta misma en su boca. Nos conduzco hasta la pequeña salida, asegurándome de que nadie haya despertado.

Solo espero que este asesinato sea mucho mejor que el anterior, quiero ver sangre, necesito sentirla. Pero sobre todo, quiero ver que tanto has podido avanzar e incluso aprendido en esto.

Al estar un poco alejadas de la estación, sin mas preámbulos, comienzo con su tortura rasgando un poco su delgado cuerpo mientras ella suelta gemidos ahogados de dolor,  suelto su boca, no sin antes asegurarme de estar lo suficientemente lejos para que sus gritos no sean escuchados, abro su boca para enterrar la navaja en su encía, mientras uno de sus dientes se va descuadrando de ella, continuo con la misma acción hasta ver que su sonrisa perfecta se ha convertido en algo totalmente espantoso. Sus gritos son placenteros, ensordecedores a otro parecer, pero yo solo quiero ver más y sentir más. 

-Luces hermosa- le digo sonriendo con algo de sadismo, su dolor me distrae por completo, y sus gritos me cautivan de cierta forma.

Se puede notar que la sangre sale en grandes cantidades, llenándome completamente de esta, contrastando con sus gritos y la adrenalina. 

Sus claros ojos bañados en lágrimas me miran fijamente suplicando piedad. Introduzco completamente mi dedo índice por uno de estos, hundiendolo lo suficiente por dentro para sacar el ojo de su sitio junto a mi dedo con un solo empujón, dejando ver su cuenca vacía derramando sangre y lágrimas, repitiendo el mismo acto con su otro ojo.

La chica, grita con tanta desesperación y miedo, que se puede notar cómo destruye su garganta, rehusandose a seguir luchando y resignandose a su próxima muerte.

El cálido líquido color carmesí, cae de ambas cuencas derramándose en el resto de su cuerpo, finalizando en el frío suelo, y también en mi ropa. Su cuerpo prácticamente agonizante, va perdiendo fuerzas, al igual que su garganta, sin embargo, no puedo dejar de divertirme con este.

El sentimiento de desconfianza, me impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que deseo, esa sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o tal vez imaginario, el sentimiento mejor llamado miedo hace presencia, gracias al sonido de unos pasos cerca.

Puedo llegar a pensar de que estos se deben a algún animal, o tal vez una planta cualquiera, hasta que noto la estabilidad de alguien más aparte de Rose y yo muy cerca de ambas.

-¿Que carajos? ¡Leah!- escucho la voz de Gust a un lado.

-Mierda, August ¿qué haces acá?, no deberías haber visto esto- son las únicas palabras que logro decir mientras me acerco a el, lamentándome mentalmente.

-N-o, no puedo creerlo, L-Leah ¿eras tu la asesina?- dice Gust un tanto atónito retrocediendo algunos pasos para echarse a correr, acto que imito alcanzándolo inmediatamente.

Clavo la pequeña navaja en ambas piernas del chico, deslizándola y abriendo sus piernas por completo. Al observar su carne y sus huesos, tomo una pierna quebrando esta por completo, volviéndolo a hacer, pero esta vez con su otra pierna.

-¡Basta!- puedo notar temor y dolor en sus gritos, pero se que su mente es capaz de concluir que nunca lo haré, no pararé hasta estar extasiada.

-Ambos sabemos que no lo haré- dije esto último clavando la navaja en medio de su frente, abriendo por completo parte de su rostro y cuero cabelludo. Comencé a desgarrar sus sesos y jugar con ellos. Arrastré el cuerpo inconsciente de August junto al agonizante cuerpo de Rose. Ya teniendo ambos cuerpos juntos, pude terminar con mi satisfactoria tortura.

Clavé nuevamente la navaja en la garganta de Rose, separando su cabeza de su cuerpo, viendo sangre por montón en el asqueroso suelo. Tomé las piernas de Gust y jalé con la fuerza suficiente para poder separarlas desde la lesión ya antes hecha. Me sentía orgullosa de mi gran obra, pero sabia que podía dejar rastros si no comenzaba a limpiar. 

-Quemarlos seria la mejor opción - pensé en voz alta.

Busqué entre los bolsillos de Auguts un encendedor, vaya suerte que sabia de su adicción a el cigarrillo. Me devolví a la estación en busca de un poco de gasolina o tal vez alcohol, al llegar a la puerta, quité mis zapatos para no dejar huella alguna, fui rápidamente al pequeño baño, lavando mis manos llenas de sangre, viendo el frasco de plástico color mate, reposando en una de las repisas de este.

Al salir, de nuevo tomé mis sucios zapatos. Ya estando frente a los cuerpos de mis recientes víctimas, saqué la ropa que llevaba puesta quedando semi desnuda, siendo observada por la oscuridad de la hermosa noche y tocada por el viento que la acompaña. Coloco mi ropa encima de ambos cuerpos, repitiendo aquella acción con mis zapatos.

Abrí el frasco de plástico y rocié el líquido que lo llenaba en su totalidad sobre ambos cuerpos, lanzando el encendedor y viendo la llama que empezaba a cubrirlos.

Nada de que quejarme pequeña Leah, he notado que has avanzado y has alcanzado saciarnos esta vez. Ahora dime ¿que tal te está pareciendo trabajar para mi?.




ANNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora