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-Le preguntare una vez más Leah, ¿cuando fue la última vez que vió a la señorita Smith?- ruedo los ojos al escuchar por tercera vez la misma pregunta, dando así la misma respuesta.

-Ya le dije, la vi un día antes de que muriera, ¿cuántas malditas veces más tendré que repetirlo?- me crucé de brazos mostrando más que molestia a el detective.

Me encontraba en el interrogatorio del asesinato de Danielle, se ha empezado la investigación una semana después, no ha quedado rastro ninguno de este asesinato, y mucho menos testimonio de cualquier persona.

-Cuantas veces sea necesario señorita Thompson, le agradezco y corrija su vocabulario mientras esté hablando conmigo- alce una ceja a semejante respuesta del viejo Gray que se ha hecho cargo del caso.

He estado en esta pequeña habitación por más de tres horas siendo interrogada al igual que acompañada por el detective Gray, hay unas tantas sospechas, sin embargo, no se ha levantado cargo alguno sobre los sospechosos y mucho menos en el asesino de Danielle, han traído a todos los chicos mayores de dieciséis años del orfanato para interrogarnos a cada uno de nosotros.

-No sabe lo presuntuoso que me resulta usted detective barato Gray. Perdóneme, pero no creo cambiar mi vocabulario llevado por más de catorce años simplemente por órdenes de un sucio viejo como usted- me limito a decirle con obviedad y dulzura en mi voz acompañada de una falsa e inocente sonrisa.

-Lo mismo digo pequeña Leah, su presencia es impertinente a mi merced- respondió imitando mis actos.

La gran mayoría de chicos en el orfanato afirma que yo era la más unida a Danielle, por ende haberme visto con ella el mismo día de su asesinato era la respuesta más obvia que se llegaba a concluir, algo que me pone en suma duda ante los ojos de mi acompañante, causa de su hostildad, repulsión y desagrado hacia mí. Pienso que tal vez debería irme, tomar mi camino y alejarme de todo, pero con esto, lograría ser la mayor sospecha y centrar todo en mi, sin embargo quedarme hace prácticamente lo mismo. De cualquier manera estoy satisfaciendo a Anne y solo tal vez delatandome cada vez más.

Optaste por no obedecerme, eres tan idiota, me decepcionas Leah. Mas te vale salir rápido de esto, debemos volver a sentir el hermoso sentimiento de matar, oler el perfecto aroma de la sangre y tener la vida de una persona en la pequeña palma de tu mano. Volver a tener la vida perfecta.

-Puede retirarse señorita Thompson- dice el detective Gray apoyándose en la pequeña mesa metálica que nos separa.

-Hasta luego detective Gray, espero que se vaya a la mierda- Sonrío arrogante levantándome de la mesa dirigiéndome a la pequeña puerta saliendo del sombrío cuarto.

Cierro la puerta detrás mío para encontrarme con el semblante alegre y atractivo de Liam hablando animadamente con una rubia chica nunca antes vista, los dos sonríen, mientras algo de molestia comienza a formarse y mis puños se cierran lentamente. Puedo ver como esta chica hace lentas y suaves caricias a su brazo tatuado, la repulsión se une a la ira, son sentimientos que nunca han sido ni serán controlados por mi, son más frecuentes que estar parpadeando o incluso respirando, son elementales a mi cotidianidad, pero estos eran diferentes, eran ¿celos?.

-Liam- digo con una media sonrisa saludando a el chico delante mio.

-Leah, saliste- respondió este con una gran sonrisa.

Es malditamente hermoso, es perfecto.

-¿Como te fue ahí dentro?- trato de acercarse, algo que le fue imposible gracias a el agarre de esta chica hacia él -Oh, lo siento, ella es Rose.

-Ha sido hostigante, pero he salido- dije ignorando completamente la presentación de la chica.

-Un gusto- ella dio un paso adelante extendiendo su mano, limitandome a verla con tal desprecio que volvió a su puesto con un poco de miedo.

Oh mira, tenemos a una perra.

-Solo calla- murmuré para mis adentros.

El impacto de otro cuerpo contra el mío, y el sonido de unas tantas cosas cayendo, logra distraerme por completo de la asquerosa situación hace unos instantes vista.

-Perdona, estaba distraído- el chico castaño recoge sus pertenencias del suelo y se disculpa rápidamente.

Me limito a cruzar mis brazos e observarlo detalladamente, veo sus ojos, en ellos puedo ver honestidad junto un poco de humildad y nobleza en ellos, es un chico amable, al igual desorientado.

-Soy August- extiende su mano.

-Leah- le respondo estrechando un poco esta con duda.

-Lo siento Leah, iba con prisa y no te...- lo interrumpi.

-No pasa nada August...- en esta ocasión me interrumpe el.

-Puedes decirme Gust- Sonrió.

-Gust, todo está perfecto.

-¿Te gustaria tomar algo? el de café la estación, oh perdona- bufa haciendo un pequeño movimiento de desesperación con sus manos -En el café de la estación los hacen deliciosos.

-Por supuesto, vamos- Suelto una pequeña risa a causa de este chico, es agradable.

 En la pequeña cafetería tomamos una mesa y Gust pidió café para ambos, las cortas horas que quedaban antes de que la noche hiciera su aparición las he pasado con el, me ha hecho entrar en confianza, es un buen chico, el primero en considerar mi amigo, sin dejar atrás mi afabilidad e adustez.

Camino de vuelta a la pequeña sala donde nos quedamos los chicos del orfanato, puedo notar a Liam estar tomando la mejilla de Rose, mientras esta chica está recargada en la pared y lo toma del cuello, uniendo ambos sus labios y profundizando un beso duradero y algo desesperado, mientras las pequeñas lágrimas amenazan su salida y sin detenerlas empiezan a tornar todo un tanto borroso, y mis ojos toman un color rojizo al igual que mi nariz.

Suelto un suspiro al dar media vuelta e irme a la pequeña entrada del patio de la estación.

¿No encuentras mejor lugar para llorar que un patio? 

-No, no no no, maldito Liam- niego tomando mi cabeza entre mis manos ignorando las palabras de Anne.

Te dije que era una perra

-¿Porque siempre tienes la maldita razón?

Intuición pequeña Leah, intuición. 

-¡¿Como carajos vas a tener una intuición?! ¡No eres una maldita persona, entonces Yo soy la "pequeña idiota"! ¡Ay por favor!- enfatice con mis manos.

Calmate Leah, empecemos por destacar que te enamoraste, estas llorando por un chico, mataste a alguien y por poco te delatas, y ahora ¿con un amigo?. Definitivamente nunca aprenderás, es decepcionante ¿De veras no ves lo idiota que eres?.

-Te detesto- suelto un suspiro de desesperación -¡Maldita sea! - grito cerrando mis manos en forma de puño, estampo estás en la fría y dura pared hecha de cemento, dejando un dolor satisfactorio. Con tal desesperación que empezaba a notar que verdaderamente la señorita Clapton tenía razón, tengo graves problemas.

Es simple, matala.



-Oh, querida Anne- sonreí.

ANNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora