Un trato

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Indomable

"Un trato"

Ji Yong llevaba aproximadamente media hora observando una de las bancas que había en el lujoso jardín de la mansión de Dong, seguramente era cara, y a juzgar por el diseño de curvas pequeñas y grandes, debía de ser única. Había estado contando cada una de aquellas líneas curvadas, mientras seguía escuchando débilmente la discusión entre su amigo y su novio.

Desde que había llegado supo que fue en un mal momento, pudo saberlo con tan sólo mirar el serio rostro de Bae y las mejillas rojizas de Ri. Ambos se habían disculpado y se marcharon a la estancia continua, dejando al agente en el amplio jardín, mientras bebía un té.

— ¿Gusta otra taza, señor? —Preguntó la amable empleada, quien había permanecido a su lado todo ese tiempo, encargándose de atenderlo. Lucía apenada, pues esa mujer era una especie de madre para Young Bae, y presenciar la penosa escena le afligía también.

—No, gracias...—Miró a la señora, contemplando su angustiado rostro. — ¿La discusión ha durado mucho?

—Llevan peleando desde que el joven Young Bae regresó hace dos horas...Creí que al verle a usted se tranquilizarían, pero ya vi que no.

Ji Yong suspiró, no tenía humor para seguir escuchando reclamos maritales.

—Quizás debería marcharme ya.

—No, joven Kwon...—Intentó detenerle. —Usted... ¿Podría hacer algo?

Ji se obligó a regresar, temía que aquello pasara, pero no podía decirle que no a tan dulce mujer. Asintió con una sonrisa obligada y entró a la casa, caminando hasta el estudio de Dong, de donde provenían los gritos molesto. Dio dos golpecitos a la puerta y espero que alguien atendiera.

— ¡Ya basta! —Se escuchó el grito con fuerza, para que después Bae apareciera con una amable sonrisa en la puerta. — ¿Ocurre algo, Ji?

Ji Yong tragó con fuerza, no recordaba haber escuchado a su amigo estar tan enojado, pero sabía que debía ser peligroso, sobre todo por aquella sonrisa extremadamente dulce en su rostro. Pero se mantuvo firme.

—Sí, tengo algo que decirles. —Con autoridad y reafirmando su fuerza, empujó la puerta y entró al estudio, hasta sentarse en la silla donde seguramente Bae amaba ocupar.

Hubo un largo silencio, donde el agente era observado por sus dos amigos disgustados. Abrió la boca, pero las palabras de Ri fueron más rapidas.

— ¡Ji Yong hyung! Dile a Bae lo grosero y posesivo que ha sido al encerrarme. ¡Yo no lo merezco! —Chilló el menor, corriendo hasta ponerse a un lado del agente. —Vamos, díselo. —Insistió. Sus ojerosos ojos lucían rojos, era claro que había estado llorando, entonces Ji sintió pena.

Nuevamente intentó hablar, pero Bae fue más rápido esta vez.

— ¡Ah, no, eso no! Ji Yong, sé que tú me entiendes, explícale que no puedo permitir que sea un idiota y cometa estupideces. —Gritó Young Bae.

Ji Yong quedó sin habla, aquellas palabras habían sido hirientes, y lo supo cuando Ri se aferró a su hombro con fuerza, y cuando miró el rostro arrepentido de Dong.

—Oh, Ri...yo...—Quiso arrepentirse, pero el menor le interrumpió.

— ¡No! —Gritó con fuerza. —Yo no quiero que me trates como a un bueno para nada...sí, me sacaste de ser una puta, Young Bae ¡Pero no soy un idiota! —SeungRi estaba al borde de las lágrimas, presionando con mucha más fuerza el hombro del agente, que en ese momento era su único apoyo. —Si yo...si quisiera que me trataran de esa manera...que desconfiaran de mí y me mantuvieran en cautiverio ¿No te parece que High Club sería la mejor opción, ah? ¡No quiero ser una mascota, Young Bae! No...ya no...—El llanto de Lee se hizo tan fuerte que este no pudo mantenerse en pie, terminando de rodillas aun lado de donde yacía un petrificado Ji Yong.

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