Me decante por la ducha relajante antes de la gran fiesta.
Llené la bañera de agua caliente y añadí un jabón que además de dar al agua un perfecto color azul océano hacía espuma. Mientras se llenaba pasé por el salón donde Marc continuaba en el sofá con un cigarro en la mano y el cenicero en el regazo, conseguí acostumbrarle a no tirar ceniza por la casa cuando se mudo conmigo. Pase por detrás del sofá de camino a la cocina y le robé el cigarro durante un momento dos caladas más tarde se lo devolví.
Entre a mi bañera por fin lista y me relaje durante puede que media hora.
Al salir opté por llevar el pelo con mis ondulaciones extraños y naturales, no quería alisarlo cuando era muy posible que a la mañana siguiente estuviese horrible, unos pantalones cortos negros que me quedaban un poco grandes en la cintura además de unos botines negros y una camiseta gris claro fueron mi conjunto para la noche.Cuando estuve lista eran casi las 10 de la noche, Marc tardó algo más de cinco minutos en estar listo, salió de su habitación con una camisa azul bastante pegada a su torso y unos muy sexys vaqueros negros, cogió las llaves del coche para irnos.
— Hola guapo ¿Tienes novia? —le dije bromeando, me acerqué a el y le atrapé por la cintura pasando mi otra mano por el pecho.
Me dio una sonrisa de lado y me siguió el juego cogiendome de la cintura y apoyando su mano en la parte baja de mi espalda, cerca de mi trasero sí pero Marc era así, y me encantaba.
— No pero tengo delante a una buena candidata.
Ambos reímos y me separé de él, le seguí en su camino a la puerta del piso.
— ¿No llegamos algo temprano? —le pregunté a Marc.
— En realidad, esto... —hizo una pequeña pausa en la que puso algunas caras raras, es algo que hacía cuando no recordaba algo, solté una risita y él continuó— no tengo ni idea de quién organizaba la fiesta pero la empezó a las seis o siete de la tarde.
— Que rarito, ya me imagino que el y yo no nos llevaremos bien —sentencié segura.
— Tu no te llevas bien con absolutamente nadie que madrugue —aseguró mi estúpido y sensual amigo con una sonrisa de lado.
— ¡Tu tampoco! —exclamé divertida.Marc soltó una risa ronca y continuamos el camino en coche con conversaciones banales. En el camino se encendió un cigarrillo mientras conducía y mientras tiraba la ceniza por la ventana yo pensaba en la cantidad de veces que le dije que odiaba eso.
Marc se percató de mi mirada al cigarrillo en su boca.
Dio una calada y después habló:
— Ya se que te molesta, pero lo tengo todo controlado —aseguró seriamente.
Mi mirada de de molestia le hizo soltar un suspiro y darme el cigarro.
— Sabes que lo hago para que no te distraigas en la carretera —le digo con una sonrisa triunfante.
— Ya por supuesto —Marc conduce aparentando estar molesto y yo pellizco su mejilla con cariño.Para cuando llegamos Marc volvía a sonreír, eran las 10'15, el cigarro se quedo en la carretera hace rato después de insistirle.
Marc aparcó cerca de una casa de la que salían unas llamativas luces, por suerte los vecinos mas cercanos los dejamos atrás hará cerca de diez minutos.
Bajamos del coche y nos acercamos a la puerta abierta de la fiesta la cual estaba muy animada, la música se escuchaba desde la calle aunque tampoco demasiado alto.Llegamos a la puerta y un chico al que no había visto en mi vida la abrió.
— Marc tio bienvenido —ambos chocaron sus manos animados y el chico nos dio paso a la casa.
— ¿El es quien la organiza? —le pregunté a Marc entre la música.
— No me han dicho que es un castaño, lo reconocerás porque es el único que lleva un polo blanco muy pijo.
Comenzamos a reinos y nos dirigimos a una mesa donde había bebidas, Marc tomo dos vasos y me dio uno para después comenzar a llenar los dos de diferentes mezclas.— Marc.
— ¿Si?
— ¿Qué has echado en esto?
— Vodka azul y ginebra.
— Es una locura —le dije sonriente.
— Para una persona normal si, tu y yo somos tu y yo nena, ¿A qué temes?
Le di la razón sonriente y empezamos a beber la mezcla, vi su cara encogerse y podía asegurar que la mía estaba igual, la garganta ardió al paso del liquido tanto que me reí por no soltar una lágrima.De lejos vi a un chico con cara preocupada hablando con todo el mundo, la gente parecía molesta con lo que él decía.
— ¿Quién es ese pesado? —le pregunté a Marc que a mi lado, bebía esperando que la mezcla le hiciese efecto y comenzase a divertirse.
— Pues por esa camisa de pijo creo que es el dueño de la casa.
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La Mala
RomanceLa mayoría de las historias tienen amor, es como si uns historia no estuviese completa sin una pareja o un sentimiento tan fuerte como este. Las historia de amor que siempre han llamado la atención tienen como protagonistas a la típica chica buena y...