2. Comienza el desastre

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Eran las 21:30, había pasado todo el día con Dylan y ahora estábamos en un banco admirando la puesta del sol, como la luz naranja se fundia con el mar turquesa en el horizonte. Admirar el crepúsculo con un chico a tu lado es el sueño de toda chica y yo me incluyo entre ellas.

De repente comenzamos a oír gritos por el fondo del puerto y como buenos curiosos que somos, fuimos a mirar que pasaba. Al llegar todo el mundo estaba corriendo y gritando de un lado para otro. Cuando llegamos no me creía lo que mis ojos veían, unas mujeres con alas, con garras afiladas atacaban a diestro y siniestro a todos los presentes.

-¿Qué son?- Pregunté con miedo e ingenua, pensando que Dylan sabría la respuesta.
-Son arpias, quedate atras.- Respondió serio
-¿Que piensas hacer?.- Pregunte irónica, matarlas?

Nunca había visto a Dylan tan serio. Una de ellas se acerco hacia mi para atacarme cuando de repente Dylan la ataco con una espada que parecia de metal, convirtiendola en polvo dorado mientras que se protegia de las otras con un escudo antiguo. Me quede boquiabierta al ver aquel espectaculo de polvo dorado y tambien por ver a mi amigo que siempre había sido tan calmado matar a aquellas arpias. Tenia una destreza con la espada impresionante, hubo un momento que una de las arpias saltó encima de Él, y el acciono un botón del escudo por el que la prendio fuego.

Al acabar no quedaba nadie excepto el y yo. Me cogió del brazo y me dijo:
-Te responderé a todo, sí salimos de aqui antes.
-Pe...pero..y después...tenías una espada?- Dije lo que pude.
-Vayamos a mi casa, allí te lo explicare todo.- Dijo serio mientras tiraba de mi brazo.

[...]

Dylan vivía en un chalet a las afueras de la ciudad con su madre y su tía abuela. Al entrar la tía abuela de Dylan estaba en el salón viendo Salvame Deluxe, Dylan al verla arqueo la ceja

-Abuela, puedes irte un momento a tu habitación, Amanda y yo tenemos que hablar.- Le dijo amablemente a su tía abuela.
-Claro mi Didi.- se levantó y le peñizco la mejilla.
-¿Didi?- Dije riendo
-Es un nombre cariñoso.- Dijo Él sonrojado, además eso no es lo más importante, se que quieres respuestas y yo te las daré.
-Cierto, vale empecemos por lo básico, que ha pasado en el puerto?!- Dije curiosa y estresada por saber la respuesta.
-A ver... esto va a ser difícil, te acuerdas de todo lo que hemos dado en cultura clásica al principio de curso? Me dijo con una voz baja.
-Emm claro, por?- Pregunte extrañada.
-Bueeno, pues todo eso es real- Dijo mientras jugaba con su pelo.

Me quede estupefacta, yo sabia que no mentía, porque lo que vi en el puerto era real, necesitaba saber aún más todavía.
-Entonces dices que eso eran unas arpias, no?
-Si, pero hay algo más todavía, conoces a Hercules, hijo de un Dios y de una mortal, un mestizo en toda regla.- Dijo nervioso. Bueno pues tu eres una mestiza.
-Como que soy una mestiza osea que...-me corto.
-Calmate te explico, tu padre está informado de esto y por eso dijo que tu madre había muerto poco despues de que tu nacieras, pero eso no fue así, tu madre es Afrodita diosa del Amor.
Al oir aquellas palabras sentí como si se me quitara una espina del corazón. Nos quedamos en silencio hasta que me atreví a hablar.
-Vale me costará asimilarlo, pero tu como sabes esto?- Pregunte seriamente.
- Verás yo tambien soy un mestizo, soy hijo de Ares el Dios de la Guerra, nos encomendaron una misión reclutar a todo los mestizos posibles porque algo terrible ha ocurrido. Trabajo en el COM (Centro de Operaciones Mestizas) con muchos mestizos más y a mi me encomendaron a ti.

Hubo un silencio
- Así que toda nuestra amistad, solo era una misión? Realmente te hiciste mi amigo por una misión?- Dije con lagrimas en los ojos.
-Al principio si, pero ahora somos mejores ami...- Le corté.
-Ni se te ocurra decirlo.- Le grité llorando. De veras te importo? Quieres que deje mi vida para ayudar en algo que no se que es? Pues estas muy equivocado. Me levanté de su sofá, abrí la puerta y le dije:
-No me sigas, porque no me convecerás.- Le dije mientras salía.
Amanda, esto me duele mas a mí que a ti- Me dijo cuando me disparó un dardo en el cuello. Es por tu propia seguridad.
Caí en el suelo inmovil y profundamente dormida.


Fin del capítulo 2

Gracias por leer este 2 capítulo y perdonadme si tengo alguna que otra falta de ortografía, bueno, nos leemos :)

La Sangre de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora