Una mañana me desperté con ganas de aprender algunas canciones nuevas para tocar con mi guitarra. Recuerdo que últimamente estaba encantado con ese precioso instrumento. Cada sonido que soltaban las cuerdas entraba a mi ser, haciéndome sentir algo... Indescriptible. Sin duda era una sensación refrescante.
Como cualquier otro día me levanté con pereza, mis rulos estaban desordenados y de mi boca salía un mal aliento que de inmediato fui a remediar con el cepillo de dientes. Ya cuando mi boca tenía un sabroso olor a menta, me duché y por último me vestí. Usé unos jeans marrones, mi camisa azul favorita y unas converse rojas.
Justo antes de irme a la escuela, me acomodé el cabello con las manos mientras miraba cómo quedaba en el espejo de la sala. No hacía salta usar cepillo para peinarme, hace unos días que me había ido a cortar la melena de rulos.
— ¡Adiós mamá! — Grité desde la puerta de la casa, tomé mi mochila y salí.
Caminé varias cuadras por mi pequeño vecindario, mirando a los lados, observando como cada quién empezaba su día sin problemas hasta dar con el colegio en el que estudiaba. Era bastante grande y los niños disfrutaban mucho en él, se notaba desde afuera, dónde jugaban y correteaban por el parque.
Entré a la institución y caminé por los pasillos, despreocupado, como si nada. De la nada me entró curiosidad por saber qué hora era, miré mi reloj y daban para las ocho y media de la mañana, resulta que mi clase comenzaba a las ocho.
— Oh no — Murmuré, maldiciendo en mi mente.
Así que por eso las zonas estaban tan vacías. Solo habían varios tipos afuera, pero claro, ellos se vivían escapando de clases. Eran conocidos como los chicos rudos, pero en realidad no mataban
ni a una mosca.Sujeté con fuerza mi mochila y hice un intento de trote para llegar más rápido a mi aula. Jamás llegaba tarde, pero ese día todo era.. Tranquilo dentro de mi mente, hasta que vi mi reloj, claro.
Cuando estaba en frente de la puerta para entrar al salón de química, sentí como alguien me sujetó de la muñeca y luego me jaló hasta el pasillo de al lado.
Miré al sujeto con enojo y al ver que era Daryl; mi mejor amigo de toda la vida, lo abracé.
— Hey, Daryl. Me asustaste — Reí.
— ¿A dónde ibas con tanta prisa? — Preguntó con una sonrisa traviesa luego de terminar el abrazo.
Recuerdo muy bien lo rebelde que era ese chico, le llevaba tres años pero aún así éramos inseparables. Lo gracioso es que éramos completamente diferentes pero encajábamos perfectamente. Él era rubio, de cabello largo y un poco más bajito que yo. Amaba los deportes, odiaba la escuela y estaba en el grupo de los rudos. En cambio, yo era un sabelotodo, me encantaba asistir a la escuela y siempre fui correcto.
En esos meses quería aprovechar al máximo mi estadía allí, ya que era mi último año en la institución y sí que la extrañaría... Sobretodo a Daryl.
Ambos nos gustábamos y era un poco incómodo para los dos, pero un sentimiento como lo es el amor no se puede ocultar de ninguna manera, siempre te va a delatar. Ya llevábamos algunos meses teniendo un tipo de... Relación de amigos con un poco de derecho y sinceramente me asustaba ir al siguiente nivel, pero estaba decidido a hablar con él uno de esos días. No podía seguir ocultando todas esas emociones que me hacía sentir. Mi amor por él era tan grande como mi pasión por la música... Muy fuerte.
— Bueno, estaba a punto de entrar a clases. Pero ahora que apareciste, mis ganas por estudiar se esfumaron — Dije sonriendo.
Sabía lo mucho que le había alegrado eso que dije. Casi nunca me quedaba con él fuera de clases porque tenía que cuidar mis calificaciones, pero últimamente habían estado perfectas y un pequeño descuido no afectaría mi promedio de notas.
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Hey, Daryl | Rickyl
FanfictionHey, Daryl. No te preocupes por la distancia. - Estoy justo ahí cuando te sientes solo... ... • Mundo alterno a la serie~. >Este libro es de contenido homosexual<