~La Incomodidad~

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Para todas las personas del hermoso Ecuador:

¡Mucha fuerza y bendiciones!

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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La historia extraña y dulcemente empalagosa es totalmente mía.

Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

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Capítulo Onceavo

~La Incomodidad~

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Lastimosamente no podía contestar de manera personal las cartas.

No que no quisiera hacerlo, pero era sincera consigo misma y sabía que esa tarea era algo que simplemente no podía manejar debido a la enorme ―masiva― cantidad que llegaban día a día. Lo más que podía hacer era firmar a mano cada una de las fotos que les enviaba con un breve agradecimiento, e inclusive así terminaba con la mano adolorida.

Deberías de hacer lo que hace la mayoría... ―un azabache entró en la habitación y se sentó en la silla frente al escritorio de la actriz.

¿Imprimir las fotos con la firma? ―contestó la pelirroja mientras escribía la dirección en un sobre con detalles de espadas en el borde.

Ignorarlas ―contestó con simpleza el chico con piercings.

Pues no me parece justo ―elevó los hombros y con cuidado abrió otra carta y comenzó a leerla.

¡Gee hee! Sabía que dirías eso ―miró las sacas almacenadas junto al escritorio y suspiró―, sin embargo tardarás una eternidad en contestarlas todas. Se han acumulado desde la grabación de la última película.

La pelirroja bajó la cabeza hasta chocar con el escritorio.

Lo sé... ―suspiró de nuevo―, en lo que más tardo es en apuntar la dirección en los sobres por culpa de estos guantes ―se quitó un guante y se llevó una mano a la sien y se la masajeó. Llevaba desde la mañana leyendo, firmando y escribiendo direcciones, si bien cada carta que leía le animaba, o al menos la mayoría, porque siempre encontraba una que otra llena de odio, ofrecimientos sexuales o cosas que prefería no recordar, no podía evitar sentirse cansada luego de esa maratón de correo almacenado.

Entonces no uses los guantes ―apuntó con una sonrisa burlona.

Sabes que desde que me enviaron esos vellos púbicos no volví a tocar una carta sin preocupación.

Gajeel quiso reírse pero hasta para el eso daba asco.

Mejor cuéntame cómo te va con los cursos on line... ―la pelirroja sacudió la cabeza para el olvidarse de otras de las sorpresas encontradas.

Sí, eso no era lo peor que había venido en esas cartas.

¡Ja! ¿Acaso el gran yo debería tener problemas con eso? ―le dio su sonrisa confiada.

DULCE DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora