Un poco a la vez

34 5 1
                                    

Nos encontramos una tarde lluviosa, en un café, a la misma hora en la que solíamos hacerlo, solo para hablar, para poder estar unos segundos el uno con el otro.
Tú te veías muy pensativa, como si algo te inquietara, y tu mirada siempre estaba hacia la ventana. Tal vez para ti las gotas frías de lluvia eran la respuesta a tu pensamientos, lo que podía callar las voces que atormentaban esa linda cabecita tuya.
A veces me mirabas, y por un segundo querías formular una pregunta pero callabas, como cambiando de idea, y volviendo a esta de nuevo, pero marchándose cada cierto tiempo.
Yo, como siempre, solo te observaba, no, mas bien te contemplaba, a ti y a tu actitud de curiosidad inocente.
Nos trajeron el pedido, café americano para mí, y para ti té, porque no te gustaba el café, te gustaban las cosas dulces, te gustaban las cosas que fuesen como tú, porque no podías desentonar en esos aspectos. Todo en ti lo era, desde tus labios rojos y tus ojos grandes y brillosos.
Yo era lo único que no podía cuadrar con tu ternura, como si una parte de ti quisiera romper esa regla, y eso era cierto, porque existimos ahí.
Tomaste tu té, y cada cuando tiempo me veías y sonreías, como para asegurarte que yo estuviera bien, porque tú creías cuidarme a mí, ahora me pregunto ¿qué podría ser aquello de lo que querías salvarme? ...
Tal vez de mí mismo.

Volvamos a esa tarde, porque deseo recordarla, ya que en estos momentos es lo que me queda de ti, solo el poder recordarte.
Tú me mirabas sonriente, lucías tan hermosa.
-¿Qué atormenta tus pensamientos esta vez?- Pregunté, apacible.
Tú esperabas la pregunta, lo veía en tus ojos.
-He estado pensando mucho en algo que me dijeron el viernes en la tarde, y no encuentro respuesta alguna, y yo creo mas bien que no la hay...
Lucías nerviosa, jugando con tu cabello. En ese momento no le di importancia, pero ahora pienso que tal vez estabas así por lo que yo fuese a pensar, porque tenías miedo de mis prejuicios, y no sabías que para mí, tú eras completa perfección.
-Cuéntame al respecto...- Dije, para que prosiguieras, porque volviste a hundirte en tus pensamientos.
- Un chico...- Dijiste.- Un chico de clases comentó que era más fácil amar poco, mas bien, amar a muchos pero solo un poco cada uno, porque así cuando te iban dejando, solo se llevaban una pequeña parte de tu corazón, y no se moría directamente, si no que iba lentamente desapareciendo, y así no lo notabas, como si le quitaran una migaja al pan, nadie lo notaría.
Terminaste de hablar, sabía que no era todo, tus ojos siempre te delataban, esos grandes ojos colorados que tenías me lo contaban todo acerca de ti.
-Pero tú no crees tal cosa... ¿verdad?
Tenía que animarte a seguir, como dándote pequeños empujones para que tus palabras salieran.
-No, o bueno sí, realmente no creo que sea algo falso, pero tampoco cierto, ¿entiendes?
Yo asentí.
-Es más como si fuera un camino hacia la meta, pero siempre hay más, y en este caso, yo pensé en ti al recordar un camino diferente.
No notabas que tus palabras me daban vida. Yo, pendiendo de ellas, y tú, solamente haciéndolas salir.
-¿En mí? ¿por qué en mí?.- Dije yo sonriendo absurdamente.
-No lo sé...- No me viste a los ojos.- Tal vez porque hay gente que solo puede amar a pocos, que solo puede tener un único amor en un mismo tiempo, y eso no significa que no sepa amar de verdad, realmente lo hacen, lo hacen mucho, con una intensidad inagotable pero solo uno a la vez, porque sus corazones no pueden hacer más que eso, mucho en poco, en vez de poco en muchos.
-Tal vez...- Respondí.

Siempre tuviste la razón, no estoy seguro de cómo, podría ser que cuando tus ojos te delataban los míos también lo hacían, o yo mismo lo hice, pero tú lo sabías casi todo, y como si hubieras predicho el futuro, tú terminaste siento mi único amor.
Solo pude amarte a ti, y lo hice sin poder finalizar, sin olvidar nada, sin odiarte cuando te marchaste, porque yo sabía que lo harías, y me dejaste una tarde de sol. Siendo tú la persona que más me ha dejado marcas, sean estás buenas o sean malas.

REALITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora