Las horas pasaban y el momento en el que se juntarían estaba cada vez mas cerca. Por mucho que lo intentasen, a ninguno de los dos se les quitaba aquel extraño sentimiento de su interior. Apenas habían comido, y no se movieron de su cama hasta las cinco, hora antes de verse. Cuandó el reloj de Louis marcó esa hora, no tardó nada en ducharse, peinarse y ponerse la ropa que había preparado: una camiseta negra de cuello de pico, unos vaqueros, unas deportivas converse del mismo color negro que la camiseta, y una chaqueta por si lo necesitaba. En la casa de al lado, Vanessa también se preparaba para aquella tarde tan especial. Acababa de salir de la ducha, y mientras se ataba sus deportivas blancas, que también eran converse, sonó el timbre de su casa. Se miró al espejo para ver como le quedaba su conjunto compuesto por una camiseta blanca de tiranes y unos shorts vaqueros de un tono más o menos pálido, y decidida, abrió la puerta.
- Hola- Dijeron los dos a coro nada más verse.
Louis no tenía palabras para decirla lo guapa que iba, pero simplemente, se notaba en el brillo de sus ojos. Tras unos segundos mirandose, dijo - Bueno, ¿Nos vamos?-
Vanessa contestó timidamente -...Sí...-.
Sin decir nada más, se pusieron uno al lado de otro, y comenzaron a caminar en dirección a la feria.
Las luces decoraban las atracciones, la música animaba a la gente, y los corazones de Louis y Vanessa iban más rápido de lo normal. A simple vista se podía diferenciar mas de un millón de personas, pero en ese momento solo existían ellos. Iban caminando de una forma tranquila, cuando de pronto pasaron muchos niños pequeños dirigiendose al tiovivo. Vanessa se alarmó, y rápidamente agarró la mano de Louis y se junto más a él. En ese instante tanto el corazón de Louis como el de Vanessa se aceleraron tanto que parecía que en cualquier momento explotarían cual bomba de relojería. Una vez más las mejillas de los dos adolescentes cogieron un color rojizo tan fuerte que parecían tomates maduros. Caminaron sin decirse nada hasta llegar delante de la casa encantada, cosa a la que ninguno se pudo resistir. Al entrar en una de las habitaciones, se podía encontrar a una mujer disfrazada de niña del exorcista. La mujer parecía totalmente poseída, tanto, que Vanessa no pudo controlarse y empezó a chillar antes de abrazar fuertemente a Louis. Se hizo un silencio tremendo para los dos, y en aquel momento la forma de latir de sus corazones aumentaba a una velocidad mayor que un coche de carreras.
El resto de la tarde/noche no fue peor. Estuvieron en la noria, se montaron en la montaña rusa y se pararon a tomarse un helado. En ese momento empezaron a conocerse muy profundamente: se contaron sus gustos, sus aficiones, sus manías, sus miedos... Todo esto con una sonrisa en la cara, un poco estúpida, pero agradable. Al terminar los helados, buscaron un sitio en el que poder descansar, y se tumbaron en una especie de parque que se situaba al lado de la feria. Entre gritos, luces y música comenzaron a mirar las nubes del atardecer, las cuales dotaban de un tono anaranjado y una textura visualmente esponjosa. Poco a poco se fueron juntando hasta que no podían más. Otra vez más, el silencio se apoderó de la escena.
- Me...Me ha gustado mucho este día..- Dijo ella rompiendo el silencio, con una voz claramente tímida.
- Sí, ha estado bien, pero puede ser mejor- Continuó él.
A lo que Vanessa le preguntó- ¿Mejor?¿Cómo?...-
De prontó, los ojos de Louis se llenaron de brillo - Así - Dijo, antes de levantar su cabeza en dirección a la de Vanessa, y dejar que sus labios se fundiesen en un apasionado beso de más o menos 4 segundos. En cuanto se alejaron sus labios, Vanessa no se lo podía creer, seguramente pensaba que estaba en un perfecto sueño. A causa del beso, se les pasó todo tan rápido que no se dieron cuenta que ya había anochecido y que debían volver a casa.
Al llegar al que era el domicilio de Vanessa, ninguno de los dos dijo nada, no lo necesitaban, se entendían con la mirada. Aún así, en el momento en el que Vanessa se preparaba la llave para meterla en la cerradura.
Louis la dijo- Gracias, ha sido un día perfecto, espero que volvamos a quedar otro día-.
-Sí, a mi también me encantaría- Le contestó mientras abría su puerta- Adiós- Volvió a decir, antes de cerrar la puerta. La sonrisa no se borraba de ninguno de los dos.
Todo había sido muy especial para los dos, lo que no sabían era que solo sería la primera de muchas apasionadas historias entre estos dos peculiares adolescentes.
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Teen Love
Teen FictionVanessa acababa de cumplir los catorce años y todavía no pudo encontrar el amor. Un día,Louis, un joven de su misma edad se muda a su lado, y desde el primer día ya empieza a sentir cosas desconocidas por él. ¿Será esto lo que la gente llama "amor"?