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No quería seguir sin ti.

No podía con el sufrimiento de una vida en la que tú no estuvieras conmigo, mi hermosa Julia.

Por eso, cuando enfermé y nuestros hijos trataron de cuidarme, les pedí que me dejaran ir contigo.

Daniela lloró mucho.

Roberto y Ricardo resistieron como los chicos fuertes y valientes en los que se habían convertido.

Nosotros hicimos posibles a nuestros hijos, les hicimos crecer y convertirse en grandes personas.

Sonreí a mi pequeña Daniela y a mis pequeños Roberto y Ricardo, y les dije la verdad: nunca podría vivir en un mundo sin su madre, porque gracias a ella obtuve todo lo que siempre quise, y logré amar a una persona que a pesar de la oscuridad, siguió brillando como una estrella en el cielo, mucho después, incluso, de su muerte.

Cuando te encuentre ©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora