Lo único que se repetía en mi mente una y otra vez era el pensamiento de que tenía que seguir adelante costase lo que me costase. Tomaba diferentes direcciones en cada oportunidad que tenía.
Se suponía que Sarah me supera descaradamente en la edad pero sin dudas en las condiciones físicas ella se encontraba mejor que yo. Cada momento que podía volteaba y la veía de reojo, me seguía a una distancia considerable para no poder perderla de vista.
La respiración cada vez me fallaba más y un agudo dolor se posaba en mi tórax, tenía que descansar.
Deteniendo el paso me apoyo en un árbol y trato de calmarme y concentrarme en algo más que no sea mi corazón haciendo eco por todo mi cuerpo o el ardor que sentía mis piernas o la pesadez de mi cuerpo que se estaba haciendo cada vez más notable.
Miré en la dirección por donde debería venir Sarah pero no había rastros de ella ni ningún sonido que me pusiera alerta. Por el momento estaba fuera de su alcance pero no podía confiarme, tenía que seguir adentrándome al bosque y una vez lo creyera oportuno salir del mismo e ir por ayuda.
Megan y Max aparecen en mi mente y el alivio de saber que están bien y lejos de Sarah me da cierta tranquilidad. Esperaba que estuvieran juntos y pudiesen encontrar a alguien, pedir ayuda y llamar a nuestros padres.
Tomo dos tragos de agua y creo que lo más conveniente es seguir el camino. Tomé una profunda respiración y comencé a correr de nuevo, La noche se estaba aproximando y tenía que encontrar un lugar seguro en donde pudiese dormir.
La temperatura comenzaba a bajar y el frío del bosque llegaba hasta mis huesos. El sonido que emitían aquellos animales que salían en la noche se comenzaba a escuchar por todo el bosque. Era un bosque y el pensamiento de todos los animales peligrosos que podían haber a mí alrededor ponía mi piel de gallina.
Tenía que conseguir algo con lo que pudiese defenderme. A sólo unos metros veo unas ramas que podrían servirme y las tomo, junto a algunas rocas.
El cielo había tomado un tono más oscuro y si no encontraba un lugar en donde pudiera pasar la noche, a este paso me quedaría a oscuras sin poder ver absolutamente nada. No tenía alguna linterna. ¿Y hacer fuego? Eso no iba a pasar, no tenía un mínima idea de cómo hacer eso. Nunca fui a un campamento ni jamás he tenido que estar en alguna situación parecida.
Era una inútil pero justificada.
Veo una loma y corro hasta ella, no era la gran cosa pero podría servir... supongo.
Me siento sobre el césped y pongo la mochila sobre mis piernas, no sabía que había dentro de ella y ésta era la oportunidad para averiguarlo.
Habían algunos cuchillos de cocina, algo de fruta y comida que no necesitaba refrigeración, una manta y algunas otras cosas no demasiado interesantes.
Cojo una manzana y comienzo a cenar. Cuando termino con ella guardo mi mochila y me cubro con la pequeña manta mientras dejo las ramas, cuchillos y rocas a mi lado donde podiera tener un fácil acceso a ellos si los llegase a necesitar.
Me encojo y mi mirada queda en la nada, todo estaba oscuro y lo único que podía reconocer eran las estrellas y la luna que apenas daba algo de luz.
Los minutos que pasaban parecían horas y no podía cerrar los ojos sin sentirme preocupada o al menos sin tener mis oídos alerta. Después de varios intentos fallidos me resigné que esta noche no podría dormir o al menos no por ahora.
Cada sonido me asustaba haciendo que mi corazón latiera a mil por horas y mi mente me jugara malas pasadas. El miedo de que cualquier animal pudiese aparecer delante de mí me aterraba, prefería mantenerme despierta.
Concentrada en la luna pienso en todo lo que estaba sucediendo, todo era un locura... sentía que me habían contratado para ser la actriz de una serie. Algunas series se venían a mi cabeza y una sonrisa apareció en mis labios.
¿Dónde está aquel que debería rescatarme? Si había alguien, tenía que apresurarse.
La ilusión de que algún Salvatore viniera por mí se hizo presente más de una vez, pero desaparecía cuando me repetía una y otra vez que eran solamente actores sexis. Y yo no lo era.
Tomando un poco de seriedad, la situación estaba siendo una locura. Me encontraba en medio de un bosque completamente sola y rodeada de animales que jamas he visto. Me encontraba en un apartado lugar de casa y con ninguna experiencia relacionada.
Desde que tengo memoria he tenido una vida fácil y sencilla dada por mis padres, a veces pensaba que no sabía nada de la vida, que siempre estuve en un lugar de confort y ahora que las cosas no resultaban como se suponían que debían ser me daba miedo, quería que mi hermano apareciera y me salvara como siempre lo había hecho.
Por momentos mientras el cansancio se iba apoderando de mis sistemas, creía escuchar las voces de ellos, de mi mejor amiga y mi hermano pero tras aguardar algunos segundos sólo podía escuchar el sonido de los insectos de la noche.
Al pensar en ellos un escalofrío recorre toda mi columna y me tapo aún más con la manta.
Odiaba, odiaba mucho los insectos.
El pensamiento de estar rodeada de ellos me estremecía.
Quería que la noche terminase, terminase AHORA.
Sarah nos había advertido sobre el bosque, había dicho que sucedían cosas raras en él. ¿Eso habrá sido cierto?
Si sucedía algo raro, si veía o escuchaba algo, las probabilidades de que huyera como una cobarde eran altas.
¿Si creía en espíritus? Lo hacía. Haberme convertido en una fanática de la lectura, de películas o series me habían hecho creyente a todo.
Aunque en estos momentos la idea de ver algo extraño no me agradaba nada.
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En lo profundo del bosque #DiamantesAwards2016
WerewolfLas horas escolares habían terminado en su totalidad. El verano había comenzado. Un cambio de planes sobre las vacaciones de verano, lleva a Gabrielle con su hermano y su mejor amiga a viajar a conocer a su tía. Una tía que nunca había conocido pero...