Recuerdos

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El comienzo de mi vida.

-¡Glenn levántate! ¡Otra vez te quedaste haciendo los deberes hasta tarde?-

Como todas las mañanas, mi abuelita me gritaba para ir a la escuela y eso que solo tenia cuatro años, luego ya no la necesite mas. Mi mamá llegaba tarde, y yo siempre la esperaba para que me revise los deberes, por lo que me acostaba después de medianoche, ella descansaba bastante para aguantar la próxima noche de trabajo y a mi abue le tocaba levantarme; vivía con ellas y mi tía, si se preguntan por mi padre el vivía al lado del trabajo de mi mamá, una tienda, a veces ella dormía ahí cuando eran épocas con mayor afluencia de clientes o realmente había mucho que hacer. No me hacia falta mi papá, me encantaba ir con el a comprar peces de vez en cuando o ir a jugar a la casa de mi abuelita y tomar té, y así era feliz. He vivido con mi abuelita y el resto desde...Siempre se podría decir, las quería, pero a mi abuelita no tanto ya que siempre me retaba, recuerdo haber un día terminado de comer y como me dijo que me apure, me moleste y le dije desde atrás de un mueble que era una "vieja bruja", y para mi mala suerte mi mamá escucho y me pego tan fuerte en la cabeza, que no se que hice después; pero aprendí la lección y nunca mas le puse apodos, ¡aprendí el respeto con un chichón en la cabeza! . Nunca me habían pegado, por lo que ese al ser el primero dolió mucho y decidí no volverle a dar a mi mamá razones para golpearme.

- Ya! ya voy..... ,es muy temprano......- dije con tono cansado, después de que me mojaron la cara con agua helada.

- Algún día te levantarás temprano!! Estoy demasiado vieja como para aguantar que nunca madrugues..!- gritó, así que mejor me levante.

Mi rutina diaria eran 10 minutos para levantarme, 25 en el baño porque me quedaba dormida y 40 para terminar mi desayuno, ya que a veces dormía en la mesa también; un total que da
....UNA HORA CON QUINCE MINUTOS!!.

Como amaba la impuntualidad, aunque suene raro me gustaba llegar tarde, me saltaba dos materias y siempre mis maestras se acordaban de mi por ser la ultima en llegar.

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Hasta los cuatro años mi vida fue perfecta, no era la mejor alumna, ni tampoco la peor, mis notas eran suficientemente buenas como para pasar de año, toda mi vida siempre fui la niña valiente; defendía a mis amigos, nunca dejaba que los maestros reten a alguien sin alguna buena razón y otras cosas así. Había una niña gorda y fea, ella me trataba mal, siempre se burlaba de mi por ser muy chiquita; cuando me cambiaron de escuela a los seis,porque en la que iba cerró, me pusieron en una que era increíblemente grande comparada con donde estuve, para mi desgracia la misma niña estaba allí, se llamaba Zoila y realmente me caía mal tanto que jure vengarme algún día.

Al principio como cualquier alumno nuevo era difícil acostumbrarse a tantas personas distintas, al lugar y los maestros, yo no era muy sociable que digamos ya que siempre estaba sometida a burlas, nunca dejaba que me hablaran y si lo hacían los mandaba a volar; yo nunca bajaba la guardia, para mi el mundo estaba en mi contra y yo no dejaría de luchar.

Mis padres siempre decían que era vaga e inútil, y a los diez años me revele, decidí ser la mejor en todo, esforzarme sin descansar y sin ayuda de nadie, iba a comenzar a ser independiente, a olvidarme de todos y nunca detenerme.

Lo hicé a los once, era la mejor en todo, los maestros me admiraban por mi esfuerzo y mis compañeros a pesar de que me llamaban nerd o cosas así, me gane su respeto a las malas, si ellos querían mi ayuda me tendrían que pedir perdón y hacer lo que yo quiera. Posiblemente suena a manipulación pero es que así me hice con el paso de los años.

Siempre mi familia me había tratado bien, pero a medida que crecí sus atenciones desaparecieron, yo al ser la menor de la familia siempre me comparaban con mis primos, y hasta con mi mamá pues ella se había ganado una beca para estudiar en el extranjero y todos querían que yo siguiera sus pasos. Yo admiraba a mi madre, pero luego me di cuenta que ella no era mejor por yo, podría ser mas inteligente, pero eso no quiere decir que era una buena persona.

Mi madre comenzó a alejarse de mi cuando tuvo que cerrar la tienda, me di cuenta que ella trataba mejor a mi padre que a mi, hasta lo defendió cuando le dije que el había dicho que no me quería, que siempre prefirió un hombre que a una mujer y que si fuera por el ya estuviera en la calle trabajando, solo porque a el su padre lo hizo trabajar a los doce años y quedo traumado.

Me aleje de todos ellos, en Navidad era hipócrita cuando les decia que los quería, cuando llegaba Fin de año me alegraba por ser un año mas grande, ya que planeaba irme de mi casa a los 18; mi 31 de diciembre, número ocho fue el peor de mi vida, en ese tiempo aun sentía afecto por mi mamá y ella realmente me hizo sufrir, esa noche ella no estuvo conmigo, se quedo con mi papá y yo me quede en la casa de mi abuelita, cuando llego a la 1am yo me encontraba en el baño llorando, al salir ella me vio y ni siquiera me deseo un feliz año, realmente me dolió y comencé a volverme fría y dejar de sentir cariño por mi familia.

Cuando hice mi primera comunión a los 11 en diciembre realmente pensé en cambiar, y hablar con ellos sobre como me sentía y pedirles que me traten mejor, mas aquel día mis primos que iban a ser mis padrinos, no llegaron y cuando los ví después de la ceremonia fingí disculparlos por su atraso, pero nunca me olvide de ese momento en el que yo era la única que estaba sola.

Luego en marzo del siguiente año me dieron la estocada final, era semana santa y ese día fue sábado, un día antes de la resurrección. Yo iba a acompañar a mi mamá a misa, pero me quede dormida y tuve que bañarme lo mas rápido que pude, pero luego comenzó a llover y mi padre nos estaba esperando afuera por lo que mi mamá se enojo así que fue al baño, me toco la puerta y me dijo que por mi culpa mi papá estaba molesto y llegaría tarde, me enojé y le dije que se vaya si quería luego se fue no sin antes decirme que era un estorbo y la culpable de sus problemas; yo lloré en el baño por casi media hora, fui a mi cuarto y seguí llorando y grite pero nadie me escucho, yo estaba sola con un profundo dolor en el corazón y mas fuerte aun en la cabeza. Nunca mas comulgue y decidí no volver a confesarme en lo que me quede de vida, hasta el día de hoy a mis 30 años no he roto mi promesa.









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