Capítulo 2.

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Dejó de driblar y con un movimiento rápido levantó un de los balones con su pie, luego la rebotó en la rodilla y tiró su pie hacia atrás para atrapar el balón con su talón. Practicaba con una hackey sack (pequeños balones rellenos) para jugadores de fútbol, y era bueno.

Hizo rebotar el balón con su muslo, dejándolo caer en su frente, lo cabeceó al aire para atraparlo de nuevo y luego volverlo a hacerlo, estiró los brazos para mantener el equilibrio, y movió rápidamente los pies para recuperarlo.

Está bien, el era realmente bueno.

Y lo demostraba. Típico chico. ¿Por qué los chicos no podían ser sólo normales?

Puse los ojos en blanco y empecé a alejarme, pero entonces vi que cabeceaba el balón hacia mí.

Reaccionando instintivamente, me volteé hacia él y bloqueé el balón con el pie. Sonrió y me lanzó la segunda bola. Se la devolví y la atrapó con su pie derecho. Me pasó la bola con el empeine mientras caminaba. —Buenas reacciones —dijo.

¿No hay comentarios sobre de mi pelo o mi aspecto? Eso solo de por sí era casi lo suficiente para perdonarlo por presumir sus movimientos con la Hackey Sack. —Gracias.

—¿Y qué hay? —alzó las cejas, y noté sus ojos. Color miel. Intensos. No como los de Kirk, que siempre cambiaban y me chequeaban. Este tipo simplemente esperaba una respuesta. Como si realmente quisiera saber lo que tenía que decir.

Me relajé un poco. —Fútbol. —Como si algo más importara, ¿no? Él estaba practicando aquí. Tal vez realmente entendía por qué yo estaba aquí. 

Él asintió. —Yo también. Soy Justin Bieber, acabo de transferirme aquí hace un par de semanas. ¿Tú eres...? —Le escurrían gotas de sudor a los lados de su rostro. No olía mal. Solo tenía el olor a deportes. De atleta. Era real, no como la colonia de Kirk o lo que usara. Me gustó. Quiero decir, no me gustaba él, sino eso. Simplemente me hacía sentir cómoda.

Así que sonreí. —Trisha.

El usó la punta del pie para sacar el balón que estaba debajo de mi pie y lo dejé.

—Así que, ¿qué estás haciendo en la cancha a esta hora? —preguntó.

—Intento encontrar un lugar para practicar ¿y tú?

Comenzó nuevamente con la Hackey Sack, y esta vez me di cuenta que estaba prestándole más atención a la pelota que a mí. Tal vez no estaba luciéndose. Tal vez solo lo hacía porque le gustaba hacerlo.

Uh. Si yo pudiera hacer eso, probablemente también lo haría a menudo.

—Igual yo —dijo—. Necesito sacar a Tim Hamilton del centro delantero, así que estoy haciendo un poco de práctica extra —balanceó la pelota de su rodilla derecha a la izquierda, luego a la derecha, luego a la izquierda…—. ¿Eres buena en esto?

—No puedo hacer eso —solté.

Sonrió, mostrando un hoyuelo, su mirada fija se posó brevemente en mí antes de volverse a concentrar en el balón. —¿Es por eso que estas practicando? ¿Por qué eres terrible?

No pude evitar reírme. —No, no soy terrible. ¿Por qué? ¿Eres terrible?

—Nunca —atrapó la pelota y me miró—. ¿Te quedarás aquí más tiempo?

—Hasta que oscurezca. 

—¿Quieres driblar o qué?

Un destello de nerviosismo se apoderó de mí. Tragué saliva, de repente muy consciente de que era un chico. ¿Este era su modo de coquetearme? Sí, no estoy interesada. —Um, iba… iba a hacer algo por mi cuenta. 

The boyfriend gameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora