Justin hizo una pausa en mi mesa, escaneándome con los ojos como loco.
—Hola —dijo. Llevaba pantalones anchos con agujeros en la rodilla derecha, una camiseta negra y una chaqueta de cuero negro. Um, ¿hola? Alerta sexy. ¿Desde cuándo llevaba una chaqueta de cuero?
—Hola, a ti mismo. —Me cambié de asiento y apreté las manos debajo de la mesa, donde no podía verlas.
—¿Te sientes mejor?
—Sí, me siento mejor. Se pasó cuando llegué a casa en pocas horas. Pero estoy enfadada por haberme perdido el entrenamiento. Voy a ir a la escuela por la mañana para ver los detalles. ¿Tú vas?
Su mirada se desvió a mi colgante de diamante. —Um, no se…
Me encogí de hombros. —Como sea. Simplemente pensé que habría que hacerlo. Iba a practicar algunos de los movimientos de los que hablamos anoche, durante el partido. —Hablar sobre fútbol. Hablar sobre fútbol.
Una nueva luz apareció en sus ojos y la resbaló hacia mí. —¿Cuáles?
Atrapé una bocanada. Olía bien. Me negué a notarlo.
—Ese movimiento ofensivo, donde el chico hace de defensor cuando…
—Es cierto —asintió él con la cabeza—. Eso fue astuto. Y a la derecha, al final del campo, cuando pasó el balón…
—Bueno, duh, por supuesto. —Habíamos hablado sobre ese movimiento durante diez minutos por lo menos—. Entonces, es genial si tú estás dentro, yo estaba pensando en pedirle a Sara y Beth que me ayuden, si no puedes hacerlo tú.
Él tamborileó con los dedos sobre la mesa. —¿A qué hora?
—¿A las diez?—le sonrío—. Supongo que es demasiado pronto para un viejo como tú.
Sus cejas se levantaron. —¿Viejo? Soy sólo un año mayor que tú.
—Ya lo sé. ¿Tienes ya canas? —Me acerqué y pretendí arrancar un pelo de su cabeza—. Tengo una.
Me agarró la muñeca y tiró mi mano lejos de su cabeza. —Ya basta, chica loca. —Pero él se reía, me miraba como siempre lo hacía. Él apretó mi muñeca, como tratando de obtener algo—. Bien. Voy a la práctica de mañana. No puedo dejarte por tu cuenta. Eres demasiado peligrosa para ti misma. —Le saqué la lengua y él se inclinó hacia adelante—. Parece que las quemaduras se curan bien. No hay necesidad de una cirugía de emergencia en la lengua.
—No gracias a ti.
—¿A mí?
—Tú compraste pizza, así que es tu culpa. —Reí mientras él trataba de poner cara de ofendido—.‖Oh, déjalo ya, justin. No eres tan inocente…
Alguien se aclaró la garganta y miramos al frente. Kirk estaba allí de pie, con el ceño fruncido hacia nuestras manos.
Seguimos su mirada, dándonos cuenta al mismo tiempo, de que justin todavía tenía la mano envuelta alrededor de mi muñeca.
Las echamos hacia atrás, y justin se deslizó fuera de la cabina, con el rostro repentinamente cauteloso. Oh, muy bien. ¿Volvemos a eso? ¡Había sido él quien me tomó!
—Bien, así que… te veo mas tarde, Trisha —dijo justin. Él asintió con la cabeza a Kirk—. Nos vemos. —Él agarró sus bebidas y se giró.
Traté de ver donde iba, pero Kirk se puso en mi línea de visión mientras se sentaba. Así que estiré el cuello para ver detrás de él, reubicando a justin, justo a tiempo para verlo sentarse en una mesa posterior lleno de chicos.
No, espera. No eran sólo chicos. Había chicas. Me senté recta, mi corazón comenzó a martillear. ¿Pertenecía ese pelo rubio a Ashley? ¿Estaba en el Pop's con Ashley? Apreté los puños cuando se puso de lado y vi su perfil.
Sí. Era Ashley. Y ella tenía su mano en el brazo de justin. ¡Y él no estaba rechazándola! ¿Qué pasaba con eso? ¿Desde cuándo le gustaban las chicas femeninas? ¿Le gustaba actuar como ellos, y estaba fingiendo que las odiaba como razón para no gustarle? ¿Era él entonces, y no yo, quien no quería ese tipo de relación?
Me sentí enferma. Totalmente enferma.
—¿Trisha?Quité la mirada del choque de trenes en la parte posterior de la habitación y miré a Kirk. ―¿Qué?
—¿Estás bien? Te ves un poco extraña.
Tomé una respiración profunda, que era totalmente inestable. —Estoy bien.
Deslizó la jarra y un vaso con hielo hacia mí. —Ese es el tipo de la práctica de futbol, ¿no?
—Uh huh. —Apunté hacia el vaso y logré verter el refresco sin derramar todo sobre la mesa. ¿justin estaba todavía con Ashley? ¿Estaba su brazo alrededor de ella? Tenía que saberlo. Yo tenía que saber. Me rehusé a girarme.
—Así que, bueno, él sigue mirando hacia acá —dijo Kirk.
—¿En serio? —Sonreí, pero no miré a justin. De ninguna manera me pillaría mirándolo.
Kirk se recostó en su asiento. —Por lo tanto, tú dijiste que no estabais saliendo, pero eso no es verdad, ¿no?
Solté un bufido. —Ah, es verdad. —Tomé un largo trago de refresco y miré hacia el lado donde estaban sentados, tratando de ver a justin. ¿Era esa su mesa? ¡Sí, sí lo era! ¡Justo!
Entonces mi instinto se hundió. ¿Estaba realmente su brazo en la parte posterior de la silla de Ashley? ¡No puede ser! Debe ser una distorsión por la posición.
Miré a Kirk.
—¿Está su brazo alrededor de la parte posterior de la silla de esa chica?
—Sí, lo está.
Apreté los labios y mis manos sobre mi taza.
—Así es como está. —Él parecía resignado.
Me quedé mirando las pequeñas burbujas en la superficie de mi refresco, observando cómo emergían una a una. No voy a mirar a justin.
—¿Cómo es esto?
—Tienes una mirada de enamorada hacia él.
Tiré mi mirada hacia Kirk. —¿Qué? ¡De ninguna manera! Ja. ¡Eso es totalmente estúpido!
Levantó las cejas.
Levanté la mía derecha de nuevo.
Por un momento, tuvimos un concurso de levantamiento de cejas, después sonrió.
—Tú ganas. Me está dando dolor de cabeza.
Él sonrió y bajó sus cejas. —Por lo tanto, ¿estabas diciendo la verdad en el campo ese día, cuando dijiste que no estabas interesada en mí?
Me encogí de hombros.
—Huh —él se movió en su asiento—. Así que, tal vez debería quitarme de en medio entonces, antes de que lleguen los demás.
Empezó a deslizarse fuera del asiento y yo le agarré la muñeca. —¡Espera!
—Trisha…