Latido 45

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Prometí volver, y ahí estaba.
Pero esta vez estábamos en el hospital norte del pequeño pueblo esperando a los resultados de Max en la sala neutra. Chris me acompañaba mientras mamá iba al trabajo el sábado al medio día.  Después de eso iríamos al cine o fuera a la caleta.
Yo quería ir a compartir algo con él a las orillas de la playa, quería que conociera ese lugar especial para mí y decirle lo mucho que importa en mi vida, pero al final de la tarde acabamos entre las taquillas sentados con un paquete de pop corn y una soda.

Había quedado en llegar antes de las diez u once, así que teníamos muchas horas para nosotros.

Chris me comentó sobre un viaje a la playa que quería hacer la siguiente semana y que, además,  pensaba acampar en la arena una noche. Yo le decía que estaba siendo apresurado y, cuando le diría que tenía todo el tiempo del mundo, me estampó la palma de la mano en la boca.

"Sabemos perfectamente que no lo tengo." Me cortó y me dejó sin palabras.

Desde que me enteré sobre su enfermedad, aquella misma tarde cuando él supo sobre lo mío con Vic, había quedado en estado de shock y previamente,  me sentí el mayor imbécil de la vida.
Esta era una de las primeras veces en las que yo lograba encajar con alguien además de mí mismo, y lo había hechado a perder, lo peor de todo era que me había perdonado, y no lo digo porque no me gusta la idea, más bien, no la merezco.
Me hacía preguntar por qué después de todo, merecía tenerlo a mi lado, por qué lo merecía más que sus padres que le insistían en un paseo que él postergo sólo para tener esos días sólos de nosotros dos. Él quería que fuera con él,  él quería esos recuerdos conmigo, y aunque es una de las mejores cosas que nunca nadie lograría darme, me sentía sucio por dentro.

"Kellin ¿por qué si yo logré superarlo tú no lo haces?" Preguntó mientras íbamos de la mano por la vereda.

"Porque yo no me lo perdono" Le dije suspirando, pensando en por qué de las cosas. "Soy el peor novio de la vida y aún así,  aquí estamos, estás tú conmigo."

"Porque te quiero aquí conmigo. Entiende eso. Es tema pasado ¿comprendes?"

"¿Pero por qué?"

"Me voy a morir" Sus palabras me atravesaron. "Me estoy muriendo ¿vale? ¿Crees que es fácil para mí?  Entendí en el mismo momento, y de no ser por esto, nuestros caminos se hubieran separado. Entendí que por sobre los errores, cuando ves la sinceridad del arrepentimiento se debe apreciar ese hecho. Y tú estás arrepentido... ¿no es así?" Mi mente dio un par de vueltas a los recuerdos, a Vic sonriendo, riendo, quejándose y aquella vez cuando lo había empujado a las mareas. Todo esos recuerdos vinieron, mis piernas temblaron y sentí mi pecho agitarse drásticamente. "¿Kells?" Su voz me interrumpió,  deteniendonos en el camino.

"Sí. Ya te lo había dicho." Respondí,  ofendido.

"¿Entonces,  quieres ir conmigo a la playa?" Preguntó de un momento a otro.

"No lo sé, Chris. Es semana de clases y mamá con lo de Max. No sé si me dejé no ir." Yo dije dudoso. Honestamente tenía pocas ganas de salir, y además,  no tenía muchas cosas qué llevar.

"No tiene por qué saberlo. Vamos. Le dices que te quedas en mi casa y no sabrá nada. Nuestros padres no se conocen. Nada podría salir mal." Él me tienta. ¿Por qué tenía que hacerlo ver tan fácil? "Piénsalo. Me iré el martes, hasta el miércoles." Me informa.

Su plan no se ve para nada mal. De hecho, parece perfecto. Es decir ¿qué perdía en no ir? Iba a estar con él y eso de por sí era perfecto.

Dejé a Chris en la puerta de casa a eso de las ocho, se hacía tarde y él descalzo con el frío de la hora no era bueno. Le ha costado, me dijo, acostumbrarse a las zapatillas,  pero debe hacerlo y comenzó a usar chancletas que de igual forma parecía estar descalzo,  por ello era mejor volver temprano.

® Nothing To LoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora