Día 1
Llevo casado con Andrea casi 15 años, nuestro matrimonio cada vez se hace frágil y al parecer un día de estos, todo se ira a la basura, serían los mejores 15 años de toda mi vida, aun no puedo creer que pese a toda la felicidad que abundaba en nuestro hogar ahora solo hayan gritos, peleas, y problemas por cosas realmente insignificantes, es muy difícil ya tratar de platicar con ella, no puedo preguntarle ni acerca de cómo le va a mis hijos en la escuela, todo se la lleva por la puerta grande ocasionando una gran discusión de la que la única forma de salir es cogiendo las llaves del auto e irme al bar, el bar de mala muerte de Don Federico, en cuanto llego al bar, lo primero que hago no es pedir una cerveza como cualquier ciudadano común lo haría, le pido a don Federico una pluma, una pluma de tinta azul, una pluma para así poder escribir todo lo que me acontece en el día, justo como lo hago ahora, en este lugar trabaja una bella muchacha quizá unos 5 o 6 años menor que yo, es la sobrina de Don Fede, su nombre es Adeline, vengo a este lugar casi todos los días y ella siempre tiene puesto esos vestidos blancos, con flores por todos lados, una diadema en la cabeza que hace que su largo, negro y hermoso cabello se mantenga peinado, esos ojos grandes y brillantes como el sol en verano, que cautivan a quien miren, nunca me había atrevido a hablarla……. Hasta hoy.
Decidí acercarme a ella para preguntarle la hora, un pretexto algo tonto, ya que en el medio de la barra en la cual el bartender sirve los tragos se encuentra un inmenso reloj, cuando le pregunte no pude ni mirarla a los ojos, un inmenso nerviosismo invadía todo mi cuerpo, tartamudeaba peor que Rodrigo el primo discapacitado de Andrea, las manos me sudaban demasiado que tenía que secarlas en la parte trasera de mi camisa, cuando por fin las palabras salieron de mi boca y le pregunte, ella me respondió con una hermosa sonrisa diciéndome que eran las 9:50, entonces le agradecí y estaba por darme la vuelta, cuando de repente me hablo y me dijo “¿Usted es el señor que siempre viene al bar a escribir y no a beber verdad?” a lo que le respondí rápidamente que sí, ella se carcajeó un poco, aun no entiendo el porqué, entonces me dijo su nombre, aparente no saberlo para no parecer un acosador, le dije el mío y comenzamos a charlar, habían pasado 20 minutos desde que iniciamos la plática cuando mi teléfono empezó a vibrar, le pedí unos minutos para contestar y me dijo que no pasa nada, cuando conteste era Ágata, mi hija menor que no podía dormir sin que su padre le diera el beso de buenas noches, entonces enseguida cogí mis cosas y le pedí que me disculpara, que tenía un asunto que resolver y sin problemas o molestias me dijo que no había problema y que conversaríamos otro día.
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Diarios de infidelidad
RomanceDiarios de infidelidad nos cuenta la infidelidad de un hombre, contada en un diario y narrado desde la perspectiva de el y por supuesto también la perspectiva de ella.