Diarios de infidelidad

Él

Día 4
Anoche no llegue a dormir a casa, estaba un poco temeroso de cómo lo podría tomar Andrea, y sobre todo que argumentos válidos podría darle para justificarme, en cuanto entre a casa, me sentí aliviado, Andrea se había ido con sus padres desde una noche antes, así que no pudo percatarse de que no dormí en casa, me prepare el desayuno, me tome una ducha y salí con toda la velocidad posible hacia el trabajo, después de una larga jornada en ese lugar que puedo comparar con el infierno llegué a casa, me quite los zapatos y me recosté un rato en el sillón, estaba recordando el día en el que conocí a la que ahora es mi esposa, quizá si pudiera regresar el tiempo cambiaría todo y haría un mejor presente, en el cual pueda estar junto al lado de Adeline, estaría libre de hijos, no tendría que preocuparme en gastar dinero en colegiaturas de mocosos mal agradecidos, pensándolo bien Andrea solo ha traído desgracias a mi vida, por ella tuve que abandonar mis estudios y conformarme con un empleo mal pagado en una oficina, por ella tengo que soportar a un par de malcriados que solo se la pasan siendo un obstáculo en mi vida, por su maldita culpa mis padres no me dejaron ni una sola pisca de herencia, maldigo el día en el que se cruzó en mi vida, creo que he escrito de más en estos pedazos de hojas, debo guardar este libro en un lugar en el que nadie lo encuentre, Andrea ya está por llegar, si llegara leer esto no sé de qué sería capaz.