Hoy, te he pensado todo el día. Confieso que tengo ansiedad por verte, cuento los días y las eternas horas que me separan de ti. Me siento tan patética; pero no importa, ya que, ya estoy resignada a vivir con la incertidumbre de qué sucederá al saludarte, al estrechar su mano. No me importa lo que usted pueda pensar , piense lo que quiera de mi, pensará usted que soy una atrevida, tiene al igual que yo la libertad para hacerlo. Te he visto un par de veces le confieso, y sé que usted también me ha detallado. Mi juego es pasar de largo y hacerme la que no me importa, y el suyo es mirarme, observarme, y eso usted, sí que lo hace bien. No sé qué clase de juego sea éste, somos dos malos orgullosos con brillantes ojos delatadores.