Mamá Toriel?

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Cuando reaccione, lo primero que intente hacer fue sentarme, me dolía horrible la espalda. Me sobaba la nuca cuando pude oír una pequeña risa un tanto aguda. Me levante y decidí buscar esa risita hasta que me tope con una flor, similar a las cuales me había caído antes, sin embargo esta era un poco más grande que las otras, y...tenía cara?

-Hola! Soy Flowey la flor!- Se notaba demasiado entusiasta y alegre.

-Ho-hola?

-No eres de por aquí verdad? Déjame explicarte un poco, no te preocupes, no tienes nada que temer, al principio puede ser un poco raro pero te acostumbraras- Esta flor llamada Flowey, me contaba un poco de en donde me encontraba, y unas cuantas cosas más, me contó sobre "amor" que al parecer era diferente al amor que yo conocía. 

Por alguna extraña razón dude de el o ella cuando quiso compartirme de su "amor" Con sus pétalos o semillas, por lo que mejor decidí esquivarlas, quizás fue una buena idea o mala, porque la cara alegre de Flowey se torno fría y siniestra, sentía que con su mirada podía matarme.

-Es que acaso eres tonta!? Eh dicho que vayas tras ellos!- volvió a lanzarme un poco de su "amor", esta vez dudosa iba a dejar que me tocase, pero justo cuando vi su "amor" muy cerca decidí mejor hacerme a un lado nuevamente.

-E-este Flowey? No quiero molestarte pero...no confío mucho en tu...-antes de terminar mi oración, Flowey ya me había acorralado con sus pétalos, todos estos se acercaban al mismo tiempo, no tenía escapatoria.

-Déjame decirte una regla básica de este nuevo mundo para ti...es matar o morir, así que sera mejor que te vayas despidiendo!

Los pétalos estaban por tocarme, lo único que podía hacer era cerrar los ojos y esperar mi fin, pero algo hizo que los abriera de nuevo, una flama llego y esta ataco a Flowey, haciendo que se marchase al igual que los pétalos, hasta que apareció...ummm una señora cabra?

-Que malvada esa flor intentando asustar a una pobre e inocente niña como tu- Esta persona...o monstruo? La verdad estaba un poco confundida de como llamarla, tenía un habla muy protectora y tranquila, como el de una madre, me miraba con cariño y ternura, para mi se notaba como una persona muy amable.

-U-um...

-No te preocupes mi niña, mi nombre es Toriel, yo te protegeré, veras, a este lugar se le llama las ruinas.

Toriel me enseño gran parte de las ruinas, me encontré con un par de monstruos más en el camino, y con un simpático pero melancólico fantasma llamado Napstablook. A parte, mamá me dio un celular un tanto antiguo, pero servía de mucho, y con su forma de tratarme, inesperadamente la llame mamá en una ocasión que le hable por el celular al igual que me preguntaba un poco sobre si prefería el caramelo o la canela.

Cuando llegue a casa, me dijo que la perdonara por haberme dejado tanto tiempo sola, y que esperaba que nada malo me haya pasado, al contrario, conocí a muchas personas agradables en el camino. 

Entrando a casa, pude explorar la gran parte de las cosas que había en la casa, eh incluso los cuartos, ya tenía una habitación para mi, eso se me hizo muy lindo, me sentía querida por una persona a la cual acababa de conocer, me sentía en casa. Ese mismo día me preparo una tarta de caramelo con un poco de canela, al principio estaba caliente como para comerla, pero dentro de poco pude saborear aquel rico pedazo de tarta, luego me dio un vaso de leche y me dirigí a la cama.

Me quede no se cuantos días exactos con mamá Toriel, me leía libros, aprendía con ella, e incluso supe más la historia sobre la guerra de los humanos y monstruos en una vista diferente, pero supuse que probablemente ya era hora de volver, además todos los días intentaba bajar, probablemente era el sótano o yo que se, pero Mamá no me dejaba avanzar casi nada, no estaba segura de que había ahí, pero lo que hubiera, Mamá Tori no dejaría que viera. Era definitivo, ese mismo día le diría a Tori que quería...regresar? Creo que más que nada, era buscar una forma de ayudarlos.

Busque a mamá por la casa, no la encontré, salí y le pregunte a algún monstruo de por ahí, nadie la vio salir de casa, solo me quedaba buscar en el supuesto "sotano". Como era costumbre mamá llegaba y me jalaba lejos de ahí, pero esta vez nada paso, seguí caminando por un pasillo, parecía muy largo, hasta que llegue a una esquina para dar la vuelta, y vi a mamá sentada, recargada en una puerta mientras se reía, no estaba segura de que, pero pronto escuche una voz masculina, al parecer proveniente del otro lado de la puerta, me acerque a ella lentamente.

Cada vez se escuchaba mejor, que aquella voz masculina contaba chistes malos, pero que por mi parte también me daban risa al igual que a mamá. Después de un rato de escuchar chistes y más chistes, aquella voz simplemente se despidió, y mamá se levanto, por lo que decidí acercarme con un paso más rápido.

-Ma-mamá!- logre tener toda su atención en mi, pero me miraba con miedo y nervios.

-Mi pequeña (T/N) n-no deberías estar aquí, te lo he dicho muchas veces- Me miraba también algo molesta y nostálgica.

-Ya lo se, pero debo de decirte algo importante...yo...quiero...irme-Fue algo tan difícil de decir, que sabía que algo malo vendría después de esto.

Efectivamente, así fue, mamá no estaba para nada contenta, incluso pensó en destruir la salida de las ruinas, razón por la cual no quería que bajara, pero yo insistía en querer irme, la verdad es que no quería, pero en mi punto de vista, si no me iba de las ruinas jamas podría ayudar a los demás monstruos y mucho menos a mamá. Fue cuando las cosas empeoraron, mamá me hizo luchar contra ella por más que no quisiera, ni siquiera me atreví a tocarla, no podía más que seguir rechazando el combate. Hasta que por fin, comprendió que de verdad quería irme.

-Mi niña...mi querida (T/N) Si de verdad quieres irte...no te detendré...pero no debes de volver...me entiendes?- Dicho esto mamá abrió las puertas por las cuales yo salí.

Me encontré con un clima frío, nevaba y habían muchos árboles, quería ver si de verdad mamá no quería que volviera, por lo que empuje un poco la puerta, no se abrió, de cierta forma me puse mal...sin mamá me sentía un poco desconfiada, pero estaba determinada en liberarlos a todos.

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