Ahora dos no

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En casa las cosas no podían parecer malas, ya estabas con tu madre, estaban preparando la cena, el clima era casi igual a los días anteriores, tu pequeña charla extraña con Sans había terminado, nada malo podría ocurrir ahora ¿Cierto?

Todo había cambiado con tan solo y el inicio de tu cumpleaños, no llevabas mucho de haber cumplido aquella edad actual y para ti era extraño que todo esto ocurriese de forma imprevista, o realmente era algo que habías ignorado desde hace tiempo y que apenas habías captado.
Quizás eso era lo más lógico, tus salidas con aquel mejor amigo que se te había declarado semi-consiente y que soltaba chistes muy malos habían tenido un sentido diferente.

Ya no las recordabas como antes, aquellas pequeñas acciones que no habías notado, ahora eran visibles y con más claridad.
Sans seguía siendo el mismo sin embargo a veces era un tanto penoso y negaba a veces las cosas que le decían en broma. Como aquello cuando le dijiste entre risas que parecía tu novio, y de alguna manera un tanto "tsundere", te decía que no acompañado de argumentos, por lo cual tu solo reías aún más.
También otros ejemplos eran como cuando procuraba ayudarte más y se preocupaba cuando a veces caías estando en patines o pasaba alguna otra cosa. También incluso te ayudaba a preparar la comida e incluso a lavar los trastes, cosa que no hace si no esta con tu presencia.

-Mi niña?- Se escucho la voz de Toriel, seguías removiendo lo que era al parecer una sopa, sin embargo ya estaba lista para comerse, por lo que solo faltaba apagar la lumbre.

Apenada, apagaste la lumbre y quitaste el cucharon de la hoya, a lo que solo Toriel te sonreía.
Servías en los platos hondos la sopa, aún perdida en tus pensamientos.

Recordaste aquella ocasión cuando charlabas con Paps a los 15, recogían el tiradero de lo que había sido una fiesta, tu no habías ido, estabas concentrada en otras cosas que ir, además Sans estaba contigo aquella noche, durmiendo...pero estaba contigo. 
Había sido injusto recoger el desastre de aquel día, y más porque tu ni siquiera habías estado presente, pero el hermano menor te lo había pedido gentilmente, no podías negarte.
Su charla inicial era sobre el mayor, quien dormía en su habitación. Le habías dicho que el y Toriel se llevaban muy bien, que incluso parecían salir en secreto, y mientras le contabas tus especulaciones y análisis, el solamente asentía mientras intentaba barrer por alguna extraña razón el techo.

-Wowie humana!  Tienes una imaginación tan rara...Me gusta! pero...-No hace mucho se había rendido.- Sans es demasiado flojo como para salir con alguien, además, ya lo sabría porque soy tan genial y conozco a mi hermano perfectamente, incluso Sans me lo ha dicho, estar con alguien parece requerir demasiada atención que el jamas podría dar.

Sin duda aquella charla había quedado grabada en tu memoria, y a decir verdad, ver a Sans lavando trastes era algo que en algún tiempo atrás hubieras apostado porque no lo haría. No querías creer que todo eso había sido por ti, aquel nuevo cambio por parte de el podría haber sido por cualquier cosa, pero en lugar de "rehusarte a morir", te rehusabas a creer que aquel esqueleto flojo y perezoso había cambiado por ti.

Mientras comías con tu madre, las cosas parecían diferentes también, contaban sobre lo que les había pasado en el día, pero ahora había un silencio tranquilo, cero de incomodidades, solo, tranquilo, y eso estaba bien.
Toriel parecía entender la situación en la que te encontrabas justo ahora, aunque no estabas segura de como.

Comías de manera lenta, a veces incluso jugando hasta con las letras que nadaban en tu sopa, asiendo y deshaciendo el nombre de "Sans" varias veces, e incluso en ocasiones, el nombre que estaba en tu cuchara te lo comías.

Odiabas sentirte de aquella manera, recordabas vagamente los días en el orfanato, donde las chicas a pesar de tener cuartos separados de los chicos, se las arreglaban para mandarse mensajes por medio de notitas y papelitos, sin que las personas encargadas de ese lugar se dieran cuenta de que todos seguías despiertos.
Oías con claridad las voces agudas que tenían en ese entonces, algunas voces tiernas otras tan agudas y con tono fresa que era irritante, quizás por eso tu permanecías despierta, y con claridad escuchabas las declaraciones de amor venidas por un simple papel, e interpretadas por las que habían recibido aquellos mensajes de amor y que sin embargo, se sentían tan confundidas y emocionadas.
Interpretabas esa sensación como aquello, solo que realmente no estabas emocionada, más bien extraña. Aquella chispa como dicen varios, se había extinguido hace tiempo, y no veías ninguna posibilidad de que Sans llegase a ser algo tuyo.

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⏰ Última actualización: May 03, 2017 ⏰

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