Capítulo 5 - Mi héroe fuera de la ficción.

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Me despierto a las 6:40 a.m. no he dormido prácticamente nada, siento mis ojos hinchados de tanto llorar, me incorporo y observo a Matt durmiendo a mi lado. Tan tierno.
Uno que otro rayo solar ingresa a la habitación y se posa de una forma hermosa en el cabello de él, sus ojos cerrados pacíficamente y sus brazos todavía rodeando mi cuerpo.

Le doy un suave y cálido beso en la mejilla para no despertarlo.
— Gracias por todo.

Susurro, siento un nudo en mi garganta y una última lágrima recorre mi mejilla. Una lágrima llena de paz, reconfortante gracias a la protección que siento cuando estoy a su lado.

No soy capaz de volver a dormir, acomodo mi cabeza junto a su pecho, el ambiente está pacíficamente silencioso, oigo los latidos de su corazón y sonrío.
Muevo mi mano hasta colocarla encima de la suya, entrelazo nuestros dedos y observo su rostro nuevamente.

— Matt...— intento decir sin hacer mucho ruido— Hey, héroe.

Matt inhala profundamente, estiro mi cuello hasta llegar a su mejilla y le doy un beso en la sien.

— Buenos días, mi héroe.

Observo a Matt sonreír aún sin abrir los ojos, un segundo después los abre lentamente y me mira.

— Buenos días, pequeña.

Acomoda su cuerpo junto al mío y me da otro abrazo, reconfortante, firme. Seguido por un tierno beso en la nariz.

— ¿Qué tal dormiste?— me pregunta, adoro observar ese brillo que lleva en los ojos.
— Digamos que bien, casi nada.
— Tranquila.

Sostiene mi mano y no la suelta.

— Creo que tienes que irte, seguro que mis padres no tardan en venir a verme, ahora deben estar dormidos.
— Está bien, pequeña. No quiero causarte más problemas.
— No me causas ninguno.
— Espero que así sea. No dudes en llamarme si sucede algo, siempre estaré ahí para ti.

Asiento con la cabeza y le sonrío mirándolo a los ojos.
En realidad es el mejor chico, el mejor amigo, mi único amigo, mi héroe fuera de la ficción.

No puedo creer que todo esto haya sucedido de una forma tan repentina, tan rápida, de un día solitario, a un día en el que me sentí más amada que nunca por un amigo. Todo este cariño que me ha tomado Matt y yo le he tomado a él.
Simplemente es sorprendente, y no quiero que acabe nunca.

— Ven, vamos.

Le digo apartando las sábanas y levantándome de la cama. No me preocupo en ponerme los zapatos, no quiero hacer ningún tipo de ruido y al parecer Matt piensa lo mismo. Toma su par de zapatillas en las manos y se dirige a la puerta de mi habitación que aún se encontraba con seguro.
Los dos caminamos descalzos, abrimos la puerta cuidadosamente hasta que se oye el "clic" de la manija y el seguro cede.

Damos pasos lentos, pasamos por la puerta cerrada de la habitación de mis padres, ni un sólo ruido, y bajamos por las escaleras.
Daisha estuvo en la planta baja en todo momento, se despierta y nos ve fijamente, no ladra ni se levanta de su cama. Me alegro, cualquier sonido pudo despertar a mis padres.

Pasamos por la sala de estar y llegamos finalmente a la puerta principal de mi casa.
Tomo la manija con una mano y antes de abrirla Matt me interrumpe.

— Espero que la hayas pasado bien anoche, yo lo hice, nos divertimos mucho. Olvida todo lo que pasó finalmente, fue algo inesperado, nada fue tu culpa. Te adoro, pequeña, nos veremos luego. Ah y por cierto...

Matt mira a sus costados y encuentra un pequeño papel y un lapicero que estaban encima de una cómoda al costado del centro de Entretenimiento.

— Llámame si necesitas cualquier cosa, no dudes en hacerlo, siempre estaré.

Me entrega el papelito en el que está escrito su número celular.
Se acerca finalmente hacia mí, me da un abrazo, acomodo mi cabeza en su cuello y me da un beso de despedida en la frente.

Abro la puerta, él sale, le sonrío y cuando veo que se aleja, la cierro nuevamente.
Subo las escaleras despacio, mi corazón de siente vacío, incluso una oleada de miedo y preocupación se apodera de mi mente y cuerpo. Me siento desprotegida, caminar sola por mi casa, silenciosa, siento miedo.

Llego a mi habitación, 7:05 a.m.
Camino hacia la ventana y aparto la cortina para que la luz solar ingrese.
Me acomodo nuevamente en mi cama y tomo mi celular con una mano, con la otra sostengo el papelito que me dio Matt antes de irse.

Grabo su número, abro la aplicación de Whatsapp, pero antes de poder enviarle un mensaje, la manija de la puerta se mueve y ésta se abre.

***

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