— ¿Estás despierta, cariño?
Mi respiración vuelve a su ritmo habitual y esa sensación de tener un nudo en la garganta disminuye.
Oigo la voz de mi madre, ingresa a la habitación y me mira fijamente, sé que tengo una expresión de puro susto.Observo detalladamente su rostro y brazos, tiene una marca notoria en el antebrazo, seguramente a causa del jaloneo de mi padre anoche.
Sus ojos hinchados y cabello desaliñado.— Anna...— su voz se oye débil y entrecortada.
Se acerca hacia mí, me siento en mi cama, ella me abraza y sus ojos se llenan de lágrimas de preocupación. No me atrevo a decir ni una sola palabra.
— Lo siento mucho.
Inhalo profundamente y la abrazo más fuerte. Tomo una última respiración y siento la necesidad de decir algo.
— ¿Dónde está él?
Mi voz se entrecorta y el nudo en la garganta vuelve a aparecer.
— Tu padre... Se fue de la casa anoche.
Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas y me siento incapaz de seguir respirando.
— ¿Va... Va a volver?
— No lo sé, cariño. Espero que no, sabes que no han sido días fáciles, no quiero volver a ver a tu padre, quiero dejar todo lo malo atrás y formar una nueva vida contigo, hija, sólo las dos.
— ¿No volverá, a dónde se fue?
— Eso ya no tiene mayor importancia.
— ¿Por qué, a qué te refieres?
— Tu padre y yo... Vamos a divorciarnos.El alcohol terminó de destruir a mi familia.
Esta vez dejo que mis sentimientos fluyan, dejo de pensar, de analizar, sólo recuerdos vienen a mi mente como fotos que ves por última vez antes de arrojarlas a las llamas de una fogata...
Para luego olvidarlas.Más lágrimas corren por mis mejillas y no cesan.
Cierro los ojos y recuerdo.Mi padre y yo entusiasmados por salir a pasear al parque cuando Daisha era aún una pequeña cachorra.
Su sonrisa al levantarme entre sus brazos y decirme lo orgulloso que se sentía de ser padre de una niña tan hermosa.
Su mirada llena de amor.Ese padre que se fue desvaneciendo con el tiempo.
El trabajo lo mataba, no había dinero, y lo poco que ahorraba se lo gastaba en alcohol y no dudo que en prostitutas.
¿Cuántas veces no habrá engañado a mi madre?Ese padre que ahora llegaba borracho a casa, que nos gritaba a mí y a mi madre.
Pasé de ser la niña de sus ojos, a una adolescente estúpida e inservible.Las lagrimas siguen corriendo por mis ojos y mejillas.
¿Cuándo cambió todo?
¿Cuándo se fue todo a la mierda?Me duele el pecho y la sensación del nudo en la garganta se intensifica.
Mientras veo cómo mi familia se destruye de un momento a otro.
Lágrimas de dolor, impotencia.
No soy capaz de hacer nada por cambiar los hechos.Mi madre no me suelta y yo me aferro a ese último brillo que queda, la última luz, mi última esperanza antes de quedarme completamente sola: Mi madre.
Y entonces lo recuerdo.
Mi héroe.
Matt.¿Esta amistad será para siempre?
Se me encoge el estómago al hacerme esa pregunta.
¿Y si no lo es?No quiero imaginármelo. El único amigo que he tenido y sin duda el mejor. No soy capaz de dejarlo ir.
Más lágrimas.
Quiero dejar de pensar, de recordar.No quiero seguir imaginando lo que puede pasar en un futuro cuando el secreto es disfrutar del presente.
¿Pero qué puedo disfrutar ahora?
¿El divorcio de mis padres?
¿La caída libre de mi vida y lo que quedaba de mi familia?Me duele el corazón, me duele la cabeza.
— Tranquila, mi vida.
La voz de mi madre suena lejana y distante entre mis pensamientos, llega a mezclarse y oigo la voz de Matt pidiendo que me tranquilice.
Las situaciones más difíciles se les presentan a las personas más fuertes.
¿Soy capaz?
¿En realidad soy lo suficientemente fuerte?***
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Amigos.
Teen Fiction- Hey, tú. - ¿Cómo estás? - Primero quiero saber cómo estás tú. - Bien. - Ese "bien" no suena muy convincente, pequeña. ¿Deseas conversar un rato? "Eres mi héroe, porque la única persona que me salva de mis profundos pensamientos eres tú." Amigo. -L...