2.Era momento de buscar favoritos.

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Luego de que la escena de la muchacha rubia apareciese por unos minutos más, su punto de vista cambió. Todos se alegraron, al menos un poco, de ver a Bill otra vez, vivo, aún si eso implicaba que estaría en peligro.

-¿Bill?-llamó Mía. Él se encontraba en una habitación muy parecida en la que la rubia había muerto, pero sin rastros de sangre. Tampoco estaba encerrado allí, había un pasillo que conducía hacia otro lugar, igual al que se encontraba. La idea era, claramente, desorientarte, pero, si era visto desde afuera, tal y como lo hacían los amigos, no era tan abrumador.- ¡Bill!

-¡Volvieron! Oh, pensé que estaba muerto. Me he perdido. Antes tenía un rastro de una amiga, rubia, ¿la vieron? Estaba gritando, ¡debo salvarla!-sentenció. En ese momento fue cuando el grupo de adolescentes vio la sangre que se encontraba en el cuarto continuo al pasillo. Allí estaba el cadáver, no podían dejar que Bill vaya para allá. Sin embargo, todos entendieron que la única forma de salir adelante era por esa dirección.- ¿Chicos? ¡Respondan!

Fred tomó un papel cercano, un marcador rojo, y escribió lo que algunos ya habían pensado, pero no se habían atrevido a decir:

Él es que le siempre muere salvando a los demás. Su amiga era la que está buena, siempre muere, pero suele llevar a alguien que la intenta proteger con ella. Cuando le dimos indicaciones a Bill, evitamos que se encuentren y mueran ambos. No podemos salvarlos a todos.

Los amigos asintieron: era momento de buscar favoritos. Claro que Bill sería el principal. No sólo porque sabían su nombre y era el único que conocían que se encontraba vivo, sino también porque siempre habían admirado a aquel que se sacrificaba por los demás, siempre les parecía algo tonto, pero asombroso, tener ese coraje.

Sol tomó otro papel y escribió, con marcador violeta:

¡Debemos sacarlo de allí! ¡No puede morir por quedar encerrado!

Sabían que era verdad, pero no podían arriesgarse a que se tome el tiempo de llorar con el cadáver en sus brazos. Si aún no lo habían  atacado, era porque estaban esperando un momento preciso para hacerlo.- ¡Hey! ¿Se fueron? ¡Mierda! ¡Ahora necesito ayuda!

-Aquí estamos. Bien... Sabes que si quieres salir con vida debes seguir nuestras órdenes al pie de la letra, ¿verdad?-preguntó Jason. Al ver que Bill asintió, continuó:- Entonces debes...

Jason calló. Habían dejado de ver al muchacho, ahora estaban con el asesino, que se encontraba delante del cadáver. Vieron como el psicópata observaba hacia todos lados. ¿Los había escuchado? ¿Él también podía hacerlo? Finalmente, se rindió, y volvió a su posición. Asechaba la puerta de la habitación, con su hacha en mano, preparado para atacar. Si hacían que el protagonista pasara por allí, moriría sin dudarlo. Pudieron volver a respirar cuando se encontraron nuevamente con Bill.

-¿Se fueron? ¿Hola? Dios, esto de no entender cómo funciona me da escalofríos.-murmuró molesto.

-Aquí estamos.-respondió Mía.- Estamos... En el centro de control del juego. Te hablamos a través de un micrófono, y podemos verte por unas cámaras. Escondidas.-agregó, cuando vio a Bill dar vueltas en busca de ellas.- No podemos entrar, ésta es nuestra mejor opción de salvarlos.-todos la miraron asombrados. Era una excelente explicación. Mía se encogió de hombros, siempre había tenido una buena imaginación.

-¿Ahora estoy a salvo?

-Mientras no te muevas de allí, calculamos que sí.

-Eso quiere decir que de alguna manera estoy en peligro, y que no
tienen idea de cómo sacarme de aquí, ¿verdad?-sabían que él no los podía ver, así que se limitaron a asentir. Nadie quería hablar.- Necesito saberlo, por favor.

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