Capítulo 1

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En la ciudad de Burgués, se encontraba una castaña de 13 años admirando el cielo desde su balcón, era de noche, corría una brisa fresca, a ella siempre le encantó admirar la luna y con ello las estrellas. Le encantaba pensar que abría detrás de la realidad, aunque en un principio se asustó en tan solo pensar en ello, en que... Quizás existan monstruos horribles y muy feos que te dan ganas de hacer pipí y salir huyendo y no solo por su horribilidad si no de lo que podrían hacer contigo solo por hacerlo, pero, también como hay malos hay buenos. Seres con poderes inimaginables con alas o sin ellas. Con el tiempo se dio cuenta de que después de todo quisiera tener una aventura destruyendo esos horribles monstruos y aliarse con los buenos siendo independiente. Ella deseaba tener una historia como en sus libros que tanto amaba leer sin importar cuantas veces los volviese a leer una y otra, y otra vez, sin importar la hora, sin importar que le dijesen lo absurdo que es leer ese tipo de historias, porque ella las amaba leer y cuando amas algo ya es demasiado tarde para renunciar a ello.

Sus pupilas estaban dilatadas por el cansancio, y supo que ya era hora de dormir. Cerro la ventana de su balcón y se metió en las cobijas que adornaban su cama para después caer en los brazos de Morfeo.

*****

Una arena dorada pasaba suavemente por el cielo iluminando todo a su paso, entrando a todas las casas que fueran posibles para así darles a todos "Dulces sueños".

En una esquina detrás de un edificio se encontraba un pelinegro de piel grisácea vestido con una túnica negra que llegaba hasta el suelo, observaba el magnífico trabajo que realizaba su enemigo. Sonrió con malicia cuando la arena dorada entraba por la ventana de la casa que estaba a un lado del edificio. Se convirtió en una sombra y entró a la habitación donde había una niña dormida plácidamente. Pero no le importó quien fuese la niña, lo único que quería era probar algo importante, al menos para él.

Se inclinó casi estando a la misma altura que la arenilla dorada, juntó sus manos, respiró profundo y ya una vez reunido suficiente fuerza tocó la arena y sonrió tan malvadamente de oreja a oreja porque después de casi una década pudo al fin convertirla en una increíble pesadilla más realista y profunda que cualquier otra que había hecho.

Ese fue el primer paso y ya lo había dado, ahora no había marcha atrás, por fin podría vengarse de los guardianes, después de tanto tiempo que se le hizo una eternidad esperar para el día de su venganza contra los guardianes. Ya lo había conseguido y nadie sería capaz de vencerlo. Bueno, eso pensaba él.

Salió de la casa satisfecho y miró hacia la Luna que brillaba con intensidad.

-Aun crees que sigo derrotado? – río como si de un loco se tratara haciendo eco mientras se sumergía en las sombras y desaparecía entre ellas.

***

La castaña se encontraba en su cuarto teniendo la pesadilla más grande de toda su vida, su respiración era irregular y empezaba a sudar demasiado. Se movía muy brusco y de pronto empezó a hablar mientras dormía.

-No... -Susurró-No!... No te vayas... Porque te necesito- Murmuro lo último, lagrimas caían por su rostro sin cesar. Sudaba frio, abrió los ojos de repente y se sentó desarropándose, parpadeo repetidas veces para tratar de calmarse, su respiración era agitada. Miró su reloj que estaba sobre su mesita de noche. Eran apenas las dos de la madrugada, se volvió a recostar ya una vez calmada, pero no podía volver a dormir. Se levantó y entró al baño a lavarse la cara.

-De acuerdo...- se miró al espejo, sus ojos estaban rojos por haber llorado- detesto tener pesadillas- detesto el simple hecho de que ya no estés con nosotros, conmigo.

Believe to see - (Jack Frost y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora