¿Era deseo o Era amor? [Liam y Tú]

Capitulo 19: Que egoísta

-Liam… -dijo entre besos

-No, por favor, no me detengas –sentí coma sentía con la cabeza, la tome por las piernas y la cargue hasta mi cuarto, la deje levemente en la cama, me veía y yo me sentía una basura por lo que iba a hacer. Me pose sobre ella y comencé a besarla, besarla hasta más no poder, después saque su ropa y ella se dedico a hacer lo mismo con la mía. Después de minutos estábamos completamente libres de ropa, me pose sobre ella y la vi a sus ojos pidiéndole permiso. Entendí un “Si” por respuesta… entré en ella, éramos solo uno ahora.

-Liam, detente, no…

-¿No qué? –dije con la respiración cortada.

-No tienes protección ¿o si?

-No, lo sé.

-¿Qué? ¡Pero que estás diciendo! Tienes que....

-Tengo que hacer lo que mi cuerpo me pide.

-Liam… -dijo ella mirándome fijo a los ojos

-Sé lo que pasará después

-Yo también –soltó un gemido, por poco había olvidado que seguía dentro de ella

-¿segura que quieres que salga?

-¡NO! –respondió deteniéndome, reí. – Pero tengo miedo a lo que pase después

-Después te explicaré entonces –fueron las ultimas palabras y entre completamente en ella, dejo soltar un largo gemido y apretaba sus uñas contra mi espalda. No resistí, por más miedo que tuviera, tenía que enfrentarme a él y golpearlo con valentía y madurez. Cerré los ojos un poco y entonces paso… Ella estaba inundada de mi. Dio un último grito, dejando caer su cabeza en la almohada y agitada rozo su pecho con el mío. Respiré un poco y recargué mi nariz en su garganta, ella solo respiraba agitadamente.

-Oh Dios… -susurró ella, me levante y me puse frente a frente.

-¿estas bien? ¿te lastime?

-No, claro que no –dijo con apenas un hilo de voz

-¿estas cansada? –se limito a asentir. Tome todo el aire del mundo posible y salí de ella, me tiré a su lado en la cama y la veía.- Duerme un poco, debes estar agotada. –Tomo aire, recargo su cabeza en mi pecho mientras dibujaba círculos en su espalda. Comenzó a cerrar los ojos hasta que cayo dormida.

-Buenos días –dijo burlona cuando mis ojos apenas se abrían.

-Buenos días –le di un pequeño beso y se sonrojo

-¿quién te da derecho a besarme? –reí y la tome por la cintura, con un giro brusco la hice quedar debajo de mi, frente a frente…

-Por favor –reí- ¿Qué no puedo?

-No

-Amor, quizá ahora lleves un hijo mío dentro de ti –su sonrisa desapareció completamente.

-Oh… es verdad –dijo seria

-No es seguro… pero… ¿Acaso no quieres que…

-¡Claro que quiero! Claro que quiero tener un hijo y sería hermoso que tu fueras le padre

-¿entonces?

-¿recuerdas que soy una enferma? –sus palabras me generaron un nudo en la garganta y un frío puñetazo en el estómago

-Hey, no… ¡No eres una enferma!

-Si lo soy –dijo seria

-Dije que no