Capítulo II

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En la cafetería

Comencé el camino hasta el Starbucks, allí estaba esperándome Lucy, por lo cuál me debía dar muchísima prisa, no me gustaría que pensara que no soy un hombre puntual.
Llegué a la parada de autobús, pero todavía no había llegado. Pregunté a una señorita que había sentada allí.

-Perdona, ¿Sabes si ha pasado el autobús que se dirige al centro de Hastings? -interpelé con curiosidad-
-No, aún no ha llegado. -sonrió la chica-
-Vale, muchas gracias. -exclamé-

Era una chica bastante hermosa, me quedé con bastantes ganas de preguntarle cuál era su nombre, pero andaba con el tiempo justo. Unos minutos después, ya estaba sentado en los asientos del transporte. Mientras llegaba al destino, miraba por las cristaleras ,cuando de repente mis manos empezaron a sacudirse y a dibujarse una vía de color violeta en ellas. Agité las manos muy rápido, cuando repentinamente toqué mi pierna y recibí una carga eléctrica, no sé a qué podía deberse.

"Suena el timbre del autobús"

Esto quería decir que había llegado a mi destino, así que me elevé del sitio en el que me posaba y bajé con desapacibilidad. Aquello que me había ocurrido fue un tanto extraño. Pero caminé hacia donde se encontraba ella, -le di dos besos- y exclamé.

-¡Hola, señorita Lucy! -reí al mismo tiempo que le alborotaba su cabello-
-¡Ay! señorito Zac, sigues con tus tonterías. -afirmó-

Reí a la vez que ella también me acompañaba en la bobada, me acerqué a ella, adhiriendo mi mirada en sus penetrantes ojos color miel, cuando sin más le agarré la cintura y acerqué mis insignificantes labios con los suyos, y la besé. Eran demasiados cúmulos de sentimientos, la extrañaba muchísimo. -le miré, me miró y sonreímos-
Aunque fuese mi mejor amiga, ella siempre ha estado apoyándome. Realmente me gusta y yo le gusto a ella, pero hay algo que nos mantiene tan unidos y a la vez separados. Pero no sabría decir el porqué de esta situación.
Sin más, el camarero llegó a la mesa que nos situábamos, y preguntó.

-Buenos días, ¿qué deseáis tomar? -cuestionó el camarero-
-Por favor, yo querría un café con leche, si puede ser que tenga poco café. -argumenté-
-Yo preferiría, tomar un chocolate caliente con un croissant de queso. -pidió Lucy-

Mantuvimos una larga conversación, en la que pudimos hablar de millones de cosas. Pasamos horas y horas hablando, pero otra vez me estaba sucediendo algo parecido a lo del autobús. Erguí mi cuerpo y caminé al baño, me coloqué frente al espejo y de repente cargas eléctricas salían de mi palma. Un sudor excesivo caía por mi rostro, introduje mis manos en el lavabo y las enjaboné mientras dejaba caer el agua. Pero en ese mismo momento Lucy entró en el baño en el que me encontraba, y se acercó a mí. Adosó sus labios a mí y me aparté levemente, al mismo tiempo que alzó el ceño.

-¿Qué haces apartándote? -gritaba bruscamente-
-Perdóname, no quería hacerlo, me encuentro muy mal, me duele la cabeza y estoy un poco mareado. -fingía-

No era lo que realmente me pasaba, pero no podía decirle la verdad, ¿qué pensaría de mí? ¿qué soy un monstruo?. No tengo ni idea de lo que me pasa, no quería alejarla de mí, así que tuve que mentirle.
Le abracé y no le di ninguna explicación, huí a casa, que era el único lugar en el que no podría perjudicar a nadie

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