Capítulo I

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Noche fría, levanté de un sobresalto en el suelo en mitad del salón de mi casa, no sé que hacía allí, era todo demasiado extraño. ¿Cómo podía estar ahí, si ayer me quedé dormido en mi habitación? Quizás puede que sea sonámbulo, no recuerdo que de niño me hubiera pasado esto alguna vez, pero mi infancia ha sido bastante larga y puede ser que me haya pasado más veces.
Me olvidé completamente de lo ocurrido, subí a mi habitación lentamente mirando cada uno de los cuadros que habían en la subida de las escaleras, en uno de ellos aparecía mi padre que recientemente había fallecido, aún le echaba muchísimo de menos. Caminé a mi habitación sin pensarlo más, acomodé las sabanas, me tumbé y caí en un sueño rotundo.

|Día siguiente|
Un bonito día se podía percibir desde mi ventana, los rayos del astro rey me dejaban con muy poca visibilidad en el dormitorio. Tenía muchísima pereza para levantarme, habían muchas cosas que tenía que hacer; limpiar, ducharme, preparar el desayuno, visitar a mi gran amiga Lucy y millones de cosas más.
Pero era hora de levantarme aunque fuese mi última voluntad. Hice mi cama, ordené los estantes de mis libros y limpié el polvo. Poco más tarde fui al cuarto de baño, ya que mi sudor era bastante fuerte, desprendí el pijama de mi cuerpo dejándome completamente desnudo. Adentré en la ducha, dejando caer el agua muy templada en mí.
Unos minutos después, cogí la toalla posándola sobre mi abdomen, dejando tapar una parte de mi cuerpo. A continuación agarré la camisa y la introduje en mi prologado cuello, metí cada uno de mis brazos y terminé ajustándomela. Poco después introduzco mi ropa de interior y finalmente el pantalón.
Al salir del cuarto de baño escuché sonar mi teléfono, corrí de nuevo a la habitación y miré la pantalla del móvil. ¡Era Lucy!

"Pulso el botón para atender a la llamada"
-Buenos días Zac, ¿Puedes venir antes a casa? -dijo Lucy-
-Claro que sí, pero antes tendré que desayunar, no tardaré mucho. -argumenté-
-¡No! ¡No! Desayunaremos juntos aquí en la cafetería del Starbucks que hay enfrente de mi casa. ¿Te apetece? -preguntó Lucy-
-¡Claro! ¿Por qué no? Nos vemos en diez minutos. -afirmé-
"Pulso el botón para finalizar la llamada"

Agarré mi teléfono móvil junto a mi cartera y bajé las escaleras ágilmente. Me posé en el sillón, dejándome encajar mis zapatillas.
Levanté de él, tomé las llaves de la casa y salí por la puerta.

La noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora