Sin título.

Podría. Pero no puedo.

Fue hace menos de un año cuando dejé aquí escrita mi última entrada.

La vida a dado mil giros.

Estoy mareada.

Podría contaros que mis preocupaciones han cambiado, pero no lo han hecho, se han sumado hasta alcanzar una cifra que roza lo infinito.

Podría deciros que antes lloraba porque no me gustaba lo que veía en el espejo.
Ahora no lloro.
Ahora me ahogo por lo que no veo pero llevo dentro.

Podría deciros que antes el dolor era pasajero, porque yo era mi vía de escape y yo sabía reconfortarme.

Podría deciros que encontré en alguien un apoyo, en el que me dejé caer demasiado pronto y sin asegurarme de que iba a parar mi caída.

Podría deciros que lo di todo demasiado pronto.

Podría deciros que experimenté.

Podría deciros que no fueron cosas buenas.

Podría deciros que me siento el personaje secundario de mi propia película.

Podría deciros que he conocido a gente nueva y sigo hablando con antigua.

Podría deciros que las decepciones han sido tantas que he perdido la cuenta.

Podría deciros que le doy más a quien merece menos.

Podría deciros que dejé de comer sin pretenderlo.

Podría deciros que me paso los días ayudando a los demás con sus problemas y olvidando ayudarme a mi misma.

Podría deciros que cada día me siento un poco menos persona y un poco más viento, siguiendo la corriente que otros me dictan.

Podría deciros que sigo buscando un lugar donde cobijarme cuando todo parece ser un desierto.

Podría deciros que después de dedicarle poemas al mundo, sigo alegrándome cuando este me regala un leve susurro.

Podría deciros que me he acostumbrado, pero no es cierto.
En ocasiones todavía busco un destello entre el barro, me ensucio tratando de encontrarlo y luego vuelvo a casa manchada y con las manos vacías.

Podría deciros.

Podría.

Pero no puedo.