-¿Qué haces aquí? –Pude decirle cuando los dos bajamos del ascensor.
- ¿Recuerdas que cuándo te enojabas yo era la que siempre te venía a buscar? –Asentí. –Bueno, eso vine a hacer ahora. –Sus ojos ya no demostraban a la niña dulce e inocente que ella solía ser, en cambio ahora se veían vacíos, como si en ellos se escondiera algo, algo a lo que se debía tener miedo. -¿Me acompañas? –Me tendió su mano y yo, sin pensarlo dos veces la tome, y fue extraño, muy extraño, pues llevaba años sin tomar la mano de mi hermana, y a pesar de todo lo que había pasado a lo largo de todo este tiempo aún sentía esa fuerza que solo un hermano te pude proporcionar, pero había algo diferente, algo que había cambiado, algo que hacía que esa fuerza no fuera lo suficiente como para sentir que yo era capaz de todo, y ese algo eran los recuerdos que de un momento a otro se había adueñado de mi cabeza y hacían que lo único que pensara fuera en todo el daño que ella me había causado a lo largo de todos estos años. -¿Qué pasa Dave? ¿Por qué te detienes? –No me había dado cuenta en que momento había empezado a caminar, y mucho menos en él que había parado.
-Es que... -La mire pensativo, y ella hizo lo mismo que hacía cuando no entendía que me pasaba, arrugaba su ceño y mordía los labios tan bruscamente que parecía que se los fuera a arrancar.
- Dave, yo... -Agacho su mirada. –Solo necesito mostrarte algo, solo necesito que me escuches a mí. Ya luego me dirás cuál es tu decisión. –Yo solo asentí y deje que ella me guiara.
Subimos algunas gradas, y atravesamos algunas puertas, pero jamás dejamos de soltar nuestras manos, y quizás era porque a pesar de todas las cosas que habían pasado a lo largo de todos estos años en donde lo único que recibí por parte de mi hermana fue su desprecio y su odio, y eso, sin contar todas las mentiras que hasta el día de hoy yo me vine a dar cuenta, aún los dos sentíamos que de cada uno dependía la felicidad y seguridad del otro, y así lo negáramos esto era algo que necesitábamos para sanar muchas heridas, que después de tantos años seguían abiertas.
- Llegamos. –Mi hermana volteo a mirarme, y en sus ojos se notaba el nerviosismo que cada vez se apoderaba más de ella. –Solo... -Apreté su mano con más fuerza tratando de que entendiera que yo estaba ahí con ella, tratando de que por una vez en nuestras vidas todo saliera bien, sin mentiras, sin engaños, sin dolor. –Mierda esto va a ser más difícil de lo que creí. –Soltó una pequeña risa nerviosa. –Es mejor que entremos.
- ¿Qué? ¿A dónde? –Anny no dijo nada, simplemente soltó mi mano –Lo cual se sintió muy mal- Y se dirigió hacía una puerta. -Mierda. -Lo recordaba, sabía a que venía todo esto.
-Maldita sea Anny ¿Dónde está mi maldito cable de la extensión? –Anny siempre tenía la costumbre de coger mis cosas, quien sabrá para que fines. –Ya te he dicho que me molesta muchísimo que te lleves mis cosas sin permiso, y además, que no me las regreses. –Caminé hasta el cuarto de Anny pues era muy extraño que ella no me respondiera con un grito diciendo "No jodas John, yo necesito esto más que tú." -¡Anny! –No había nadie en el cuarto, lo cual era mucho más raro, pues Anny nunca salía de allí, a menos que tuviera hambre.
- ¡John, John! –Alguien me llamaba desde la salida. –Maldita sea, apúrate. –Y era ella, la persona que me sacaba de casillas constantemente, pero que era a lo que yo más quería, mi Anny, la pequeña y dulce Anny.
- ¿Qué haces afuera? –Lucía un vestido azul que la hacía ver mucho más tierna de lo que ya era. –Sabes que no puedes...
-No jodas John, mejor ven. –Me tendió su mano y sin pensarlo dos veces la tome. – Te va a encantar, te lo prometo. –Volteo a verme, y en ese momento un rayo de sol ilumino sus grandes ojos celestes haciendo que todo lo que estaba alrededor de ella se volviera insignificante, hasta yo. –Dave sabias que... -No pude concentrarme en nada de lo que estaba diciendo porque aún me encontraba anonadado por la clase de ser que tenía de la mano. Y es que era perfecta, y no porque fuese mi hermana, o porque la amará, sino porque no hacía falta conocerla para darse cuenta que ella era mágica, que al lado de ella todo era magnifico, pues con tan solo sonreír hacía que el mundo se sintiera alegre, completo, lleno de vida sin haber una razón en específico. Ella era... -Dave ¿Podrías prestar atención a lo que digo? –Parecía molesta.
- Lo siento es que... -Volvía a interrumpirme.
- Lo sé, lo sé, estabas pensando en mí, en que soy hermosa, divina, preciosa, mejor dicho, hermanas como yo no las hay. –Esa sonrisa encantadora.
- ¿Cómo lo supiste? –Volteo a verme un poco confundida.
- En serio ¿Estabas pensando en eso? –Yo asentí. -Vaya. –Algo en ella me decía que lo que le acababa de decir no lo creía del todo.
- No pude pedir mejor hermana que tu Anny, yo simplemente me siento el hombre más orgulloso de... -Me tapo la boca con su mano.
- No lo digas, te arrepentirás. - ¿A qué se refería? ¿Por qué decía eso? – Solo acompáñame. –Trato de sonreír como lo hacía habitualmente, pero algo había cambiado en ella, algo que a simple vista se notaba que la había lastimado, pero ¿Qué era ese algo? Y ¿Por qué la había cambiado tanto?
- Anny ¿A qué te referías con eso de que me arrepentiría? –Logré decir mientras avanzábamos por el pasillo del último piso del edificio.
-John, solo. –Volteo a verme. –Nunca me dejes de amar, nunca me dejes de ver como tú la haces, como si yo fuese la mejor persona del mundo. –Y una pequeña lágrima se avecino en sus lindos ojos.
-No tengo motivos para hacerlo, y si los tuviera jamás lo dejaría de hacer. –Y la abrace mientras daba pequeños sollozos tan grandes que destruían poco a poco mi alma.
Los siguientes minutos nadie dijo nada, nadie hablo, solo nos quedamos en silencio, agarrados de la mano, como si de eso dependiera nuestra vida hasta que llegamos a una puerta que lucía bastante vieja y averiada.
-Anny ¿Qué hacemos aquí? –Anny soltó mi mano, pues necesitaba abrir la puerta. –Anny... –Y entonces la puerta se abrió y me quedé asombrado por aquel paisaje que en estos momentos yo me encontraba admirando, ese paisaje en donde uno se da cuenta que tan bello es el mundo que uno tiene alrededor y entonces te sientes afortunado, no solo por tener la oportunidad de ver algo tan precioso, sino también porque estás compartiendo todo eso con las personas que tu más amas, tu familia, tus amigos, hasta tú mismo.
-John, yo. –Ella y su manía de interrumpir mis pensamientos. -Quería que la primera persona con quien compartiera esto fueses tú, pues eres la persona a la cual yo más amo, la persona que más importancia tiene en mi vida. Eres tu John quien le da sentido a mi vida, eres tu quien hace que todo sea perfecto, y a pesar de que peleemos, discutamos y hasta nos insultemos, eres. –Volteo a verme. –Mi más grande tesoro.
No pude decir nada, me quede sin palabras, solo podía ver el maravilloso ser que yo tenía al frente, y me sentía la persona más dichosa de saber que cuento con ella para, absolutamente todo.
- Dave ¿La abro yo o la abres tú? –Y lastimosamente, aquel hermoso momento que había vivido años atrás, se veía opacado por el triste y desahuciado presente en el que me encontraba yo, pues ya no había ni familia, ni amigos, y peor aún, ni siquiera estaba yo. -¿En qué piensas? –Dijo Anny mientras abría aquella puerta.
-No la abras. –Anny giro bruscamente hacía mí, y parecía bastante confundida. –El día que abriste aquella puerta me dijiste algo que yo no pude responder. –Anny asintió. –Ahora, antes de que nuestros ojos se deleiten mirando aquel paisaje. –Me acerque a la cerradura de la puerta. –Quiero que sepas que siempre, no importa que pase Anny, fuiste, eres y serás la personas más importante en mi vida, y sí, a pesar de todo, a pesar de la mierda que han pasado a lo largo de estos años, a pesar de todo el daño que los dos nos hemos causamos, a pesar de la mentiras y engaños que me has proporcionado, a pesar de las muchas veces que te he dicho que eres a quien yo más he odiado. –Y entonces antes de que Anny dijera algo abrí la puerta e instantáneamente Anny y yo quedamos atónitos por aquel paisaje que años atrás habíamos visto con la misma admiración que ahora teníamos.
- Te amo John.
-Te amo Anny.
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Broken Souls.
Teen Fiction- Porque no hay peor cosa que ser decepcionado por las personas que tu más quieres. -Volteó a verme. - Si Dave, si la hay. -Miró hacía la carretera. -Ser la decepción de las personas que más quieres. -Y una lagrima se desbordo sobre sus mejillas.