Fui una estúpida al creer que podría obtener ese empleo, ¡debí retirarme del lugar en cuando vi a las demás postulantes! Es más, no sé cómo me digne a dar la entrevista. Era sumamente obvio que el resultado sería éste. ¿Cómo le diría a mí tía que había fracasado? Ella perdió su tiempo buscándome un trabajo “ideal”. –Ya verás que obtendrás el trabajo apenas comience la entrevista, ¡tienes todo el potencial! –dijo más temprano en la mañana mientras me servía un poco de té minutos antes de dirigirme hacia el hotel “Found” donde después serían las entrevistas.
Me encontraba en un bar cerca de Found (muy lujoso, por cierto) ya que al salir comenzó a llover torrencialmente; se podría decir que el clima combinaba con mi ánimo. El bar se llamaba “Big Time”, un nombre muy grande para lo que en realidad era. La gente que atendía era muy servicial y amable. Las paredes eran de madera (o al menos lo aparentaba), barnizadas por un color oscuro y decoradas por pósters de bandas de los años ’60. Había una barra y detrás se encontraban las personas que trabajaban en ese lugar. Las ventanas del local daban a la calle y yo me encontraba en una de las mesas contra éstas. Una mujer de unos cuarenta años se acercó a mí con una taza de café, vestía un vestido rosa y delantal blanco; su cabello era rubio pero sus raíces me decían lo contario. Con una cálida sonrisa apoyó la bebida sobre la mesa y luego se retiró.
Por más cruel que suene, elegí una mesa que daba a la calle porque me divertía ver a las personas correr histéricamente tratando de evitar las grandes gotas de agua que caían del cielo y necesitaba algo de ánimo después de una entrevista fallida. Una pequeña parte de mí, esperaba ver a Taylor entre ese tumulto de personas histéricas pero desafortunadamente ninguna era él. Miré el reloj digital de mi celular y supuse que estaría trabajando. Por mi cabeza pasó la posibilidad de ir a “Ziva Guitars” una vez que se calme el clima pero la descarté a los segundos. No podía presentarme ahí como si nada nuevamente. Respiré profundo y sacudí mi cabeza arrugando la nariz, creyendo que de esa forma eliminaría cada idea “loca”, incluyendo mis pensamientos sobre aquel vendedor de guitarras con nariz de botón.
Suspiré y nuevamente miré a través de la ventana, según mi experiencia ganada gracias a vivir en una ciudad donde tormentas como estas eran normales, estaría otra media hora estancada en ese bar. Tomé mi celular con la intención de hacerle saber donde me encontraba a mí tía, conociéndola seguro está preocupada.
<< Hola tía, aún no llegué a casa porque decidí quedarme en un bar cercano a las oficinas hasta que la lluvia se tranquilice un poco. Dentro de un rato estaré en casa. Besos. >>
Luego de apretar una tecla, “el mensaje ha sido enviado”.
Agarré la pequeña taza que se encontraba esperando por mí y tomé un trago de la bebida que había ordenado hace aproximadamente media hora para arrepentirme a los segundos. Hice una mueca de disgusto y sentí la necesidad de escupir el café de lo amargo y frío que era. Ugh. El café no es mi bebida favorita, mucho menos sin azúcar y frío. La había ordenado porque, según mi madre, sería de mala educación quedarme en un bar sin ordenar algo y no tenía más que 10 dólares en mi cartera. Recordé que me encontraba un bar y de todas las personas que se encontraban a mí alrededor y, finalmente, pude tragar aquella horrible infusión. Mi propósito cada año es dejar de ser tan distraída pero siempre fracaso, está en mi naturaleza ser tan despistada y no puedo hacer nada para cambiarlo.
Apoyé uno de mis codos sobre la mesa para luego colocar mi mentón sobre la palma de mi mano. El clima, mi mala experiencia laboral y el estar tan lejos de todo lo que quería generaba una melancolía no deseaba. Tal vez cometí un error al mudarme a este país, capaz lo mejor era quedarme en Argentina y tratar de luchar contra ese pasado tan reciente que aún me atormentaba… No, para nada. Lo mejor es quedarme aquí hasta superar todo lo ocurrido, luego podría regresar pero por el momento no, aún cuando deseaba que mi mejor amigo estuviera conmigo abrazándome.