Cazadores de Sombras : Ciudad del Vacío.

Capítulo 3 - Alexander.

Narra Ela.
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- ¿Conociste a mis padres, Mike? - Di un sorbo al café.
- Puede. Tal vez sí, o tal vez no - Se rascó la mejilla.
- No empieces. Siempre me respondes lo mismo - Le contesté indignada.
- No les conocí, pero sé de su pasado. Y es bastante impresionante...
- Y a mí, ¿me lo puedes contar? - Mike pegó un brinco.
- Conozco a tu padre, es un Hermano Silencioso que me hizo prometer que no te contaría nada. Me amenazó con matar a mi conejo...- Me dijo con miedo en la cara.
- ¡¿Cuándo pasó eso?!
- Ay, no grites que hay vecinos - Me miró con cara de enojado - Pues hará medio año o así, cuando empezamos a "relacionarnos" más.
- ¿"Relacionarnos"? Solo nos llevamos bien, nada más.
- Es verdad, tú ya tienes a tu Jonathan para todo.
- Michael, es mi parabatai, es como mi hermano.
- Claro, claro...
- ¿Qué insinúas?
- Le quieres.
- No. Es mi parabarai - Dejé la taza sobre la mesa de cristal de nuevo - Además, creo que ya sé de quién está enamorado.
- Sí, de tí.
- Que no pesado, no soy su tipo.
- ¿Y a tí quien te gusta? - Dio un sorbo.
- Nadie. Nunca me he enamorado.
- Estás en una edad difícil, eres una cría, y además cazadora de sombras.
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Narra Michael.
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- No soy una cría. Tengo dieciseis años - Se cruzó de brazos.
- Para mí si que lo eres. Mira, hasta te pones de morros - Me pellizcó una mejilla.
- ¿Y por qué nos "relacionamos" pues?
- Me importas - Dejé la taza sobre una mesa, sabía lo que vendría ahora - Me importas una mierda.
- Serás idiota - Tomó uno de los cojines azules con su mano izquierda y le lo lanzó a la cara.
- Eres muy previsible Lightwood. - Siento haberte molestado a estas horas, seguro que tienes mucho trabajo hoy, y yo solo me interpongo.
- Va - Extendí mis brazos por detrás de mi cabeza y miré hacia arriba - Hoy solo tengo que ir al Instituto. Vuestro tutor me ha convocado.
- ¿Jace? ¿Para qué?
- Demonios.
- Expecifica - Se sentó más cerca mía y me agarró el brazo izquierdo.
- La actividad demoniaca esta muy alta desde hace un par de meses, más o menos, y necesitan que yo y otros cuantos brujos les ayudemos.
- Debería ser la Clave quien os convocara, no Jace.
- Todos vuestros padres son más importantes de lo que creeis. Se podría decir que salvaron el mundo, hace años, antes de que nacierais.
- Pensé que de eso no ne podías hablar - Apoyó su cabeza en mi hombro.
- No podía hablar del pasado de tu padre, pero esto es historia general. Como actual Brujo Supremo de Nueva York tengo el deber de ayudar e informar, creo - Me puse en pie.
- O simplemente eres un pringao al que le hacen creer eso - Se miró las uñas.
- Eres muy buena piropeando Alejandra.
- ¿Qué otros brujos estarán? - Haciendo caso omiso de mi respuesta.
- Malcom Fade, Catarina Loss y Theresa Gray. ¡Qué vergüenza voy a pasar!
- ¿Y eso? Son brujos, como tú.
- Pero es que ellos son tan..., ya me entiendes.
- ¿Famosillos?
- Sí... - Miré al suelo- ¿Quiéres que vayamos a desayunar fuera?
- No traje dinero conmigo... mejor me vuelvo a casa.
- Venga, yo invito. Ahora bajo vestido. Por favor espere señorita.
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Narra el Hermano Rafael.
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- "¿Dónde demonios está mi hija?"
- No lo sé, la dejé en su cuarto - Dijo Simon mordiéndose las uñas.
- No hagas eso - Isabelle le dio un manotazo.
- "No ha podido desaparecer de la nada, es una niña."
- Bueno, eso de niña no es del todo cierto. Es muy madura. Pero podemos rastrearla - Continuó Jace.
- "No. Está lloviendo."
- Pues la llamaremos por teléfono.
- "Jace, será hija mía pero no es tan tonta como para contestar"
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Narra Lorena.
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Mierda, a saber que andará haciendo otra vez. Cuando vuelva la castigarán de por vida, seguro. Su padre es muy sobreprotector.
- Chicos, de verdad - Nos decía Clary a mi hermano y a mí - Si teneis alguna idea de donde está vuestra prima decirlo.
Ambos permanecíamos callados. Yo no tenía ni idea de dónde podría estar, y Brian me imagino que tampoco. No sé si él permanecía callado o porque no lo sabía, o porque no quería delatarla. De todos modos no creo que sepa más que yo.
- No lo sé. Habrá ido a dar un paseo - Brian miraba a Clary desde arriba con sus oscuros ojos - Últimamente la he visto muy estresada.
- ¿Y tú Lorena? ¿Algo que decir?
- No lo sé. Opino lo mismo que Brian - Hice una mueca - De todos modos teneis que dejarla algo de libertad, siempre está ayudando en el Instituto.
- Lorena, en estos momentos no podemos daros muchas libertades. Ahora es peligroso - Me dijo la pelirroja con esa voz tan maternal que tenía.
- ¿Por qué es peligroso? Somos cazadores de sombras.
- Iros a fuera y que entren mis hijos - Obligó haciendo caso omiso de mi pregunta.