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La unión estudiantil era una colección de sofás andrajosos y unos pocos armarios metálicos con antiguos juegos de mesa, agrupados en un glorificado rincón. Callie buscó a Harry. Él siempre pasaba por aquí entre clases los lunes, demasiado perezoso para caminar a través del campus hasta su residencia.

Ella tropezó con una pelota wiffle (Pelota luminosa de plástico) y se forzó a dar un traspié a través del espacio abierto, atraída y repelida en igual medida. Él estaba desparramado en un descolorado sofá, su enorme pie colgando sobre el desgastado brazo. Tenía un cuaderno tendido sobre su cara, y su pecho subía y bajaba con regularidad. Tomando una siesta. En público. A propósito. Ella aun no podía comprender por completo tal riesgo. De hecho, podía. Recuerdos de un terrorífico octavo grado en un viaje al Museo del Aire y el Espacio amenazó con hundirla.

Ella caminó cada centímetro del museo, dos veces, haciendo la búsqueda del tesoro diseñado para los equipos, todo por ella misma. Había estado muy cansada para momento en que abordaron el autobús a casa, apenas podía arrastrarse a sí misma al asiento vacío cerca de la mitad. Cuando Quinn O‟ Neil se sentó junto a ella y sonrió, ella casi colapsó por el shock. Pensó que tal vez era una propuesta de amistad, que había servido su tiempo en el purgatorio, demostraba que ella podía tomar cualquier castigo que ellos podían repetir, y su sentencia sería levantada. Se equivocó.

---Me gustan tus jans. ---Había dicho Quinn.

Tal vez mamá estaba en lo cierto. Tal vez un nuevo outfit, todavía arrugado por el doblado de un empleado del centro comercial quien se balanceaba al tecno en el frente de la tienda mientras ella compraba, y una nueva actitud, era exactamente lo que necesitaba.

---Gracias. Los conseguí en...

---Oh, sé en donde lo conseguiste.

Por supuesto que sí. Era Quinn Maldita O‟ Neil. Tiendas como esa tenían a personas como ella decidiéndoles qué vender en primer lugar. Quinn podía vestir una bolsa como vestido y todo el mundo lo llamaría de alta costura.

Ellas se sentaron en un incómodo silencio después de eso, hasta que el agotamiento finalmente ganó. Callie había caído dormida, soñando con fiestas de pijamas y collares de corazones y almuerzos que no la involucraban a ella sigilosamente agarrando Cheetos del bolsillo delantero de su mochila cuando la bibliotecaria se daba la vuelta.

Ella había despertado, sola otra vez, de una pesadilla. La parte superior de su muslo se sentía húmeda. Miró hacia abajo para encontrar confusas manchas multicolores. ¿Pero qué...?

Mientras ella dormía, Quinn había decorado sus jeans. No con flores o corazones o incluso iniciales. Ella había dibujado la palabra PERDEDORA en grandes letras con marcador mágico. Era como si hubiera sido marcada por un artista de grafiti.

La peor parte había sido su propia reacción. Ella no preguntó-: ¿Por qué Quinn lo hizo? Porque ella podía. O ¿Por qué a mí? Porque sí. Su primer pensamiento había sido, ¿Cómo pude ser tan tonta?

Porque la esperanza la había hecho estúpida. La esperanza siempre la hacía estúpida.

Demasiado avergonzada de decirle a alguien lo que pasó, ella bloqueó su regazo con su cuaderno y se arrastró fuera del autobús. Su madre había echado un vistazo de los pantalones arruinados e hizo una mueca de dolor.

---¿Por qué dejarías que alguien te hiciera esto, Callie?

La madre de Harry probablemente nunca tuvo que hacerle preguntas como esa. Él no dejaba que las personas lo lastimaran. Era un Quinn. Ella lo supo desde el mero comienzo. Lo que sea que hiciera, era genial debido por el hecho de que él lo había hecho. Y a él le gustaba.

The Opposite Of Nothing |HS| |SHOOT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora