III

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<<Hoy le hablaré>>

Se dijo KyungSoo mientras miraba las hojas de los árboles descender hacia el camino de grava que atravesaba de un extremo al otro el parque que estaba a unos metros de su casa.

Sobre su regazo descansaba su tableta de anotaciones, la cual siempre tenía lista para cuando su moreno vecino regresaba de sus clases de baile, porque sí, lo había notado, a veces regresaba con unas mayas ajustadas y una sudadera tres veces más grandes, para que de esa manera le cubriera la mayor parte del cuerpo, otras, lo vio con una botella de agua en la mano y su bolso negro sobre el hombro y otras veces, solo cargado casualmente.

En otras ocasiones, lo había visto con las zapatillas especiales para bailar, así que dedujo que aquel esbelto joven era alguien que disfrutaba de la danza.

Ante sus descubrimientos, KyungSoo había agregado un sin fin de letras, frases y acotaciones a sus escritos, no sabía cómo, pero ese muchacho le daba mucho material solo con verlo pasar, momento en el que aprovechaba para mirarlo fijamente cuando no había posibilidad de que se diera cuenta de su acto acosador.

Había notado detalles que no se atrevía a descubrir en otras personas, puesto que ninguna le interesaba.

Su vecino vivía solo, no tenía mascotas, ni novia, ni nada. Normalmente salía a comprar a la bodega, donde se encontraron por primera vez, cada dos días, así que aprovechaba para seguirlo y también comprar algo.

Ese muchacho sonreía y saludaba alegremente a los otros vecinos, también saludaba a los perritos que paseaban, así que supuso que le gustaban los animales.

KyungSoo había sido testigo de la tarde en la que el moreno rechazó a una joven muy linda que lo había seguido a su casa, ya había pasado un mes desde eso, también le había lanzado un zapato a un rubio con rostro amargo cuando vino a "cantarle" las mañanitas -supuso que por su cumpleaños- el pasado catorce de Enero, justo dos días antes que el suyo, y no había sentido tanto agradecimiento hacia un zapato en su vida, porque el canto del joven parecía el mismo alarido que hizo la gaviota en "La Sirena". Por lo que observó la escena con mucha diversión, anotando mentalmente cada detalle del rechazo en su mente, para luego transformarlo en escritos apasionados.

El día de hoy haría la misma actividad rutinaria de los Viernes, lo observaría atravesar el parque hacia su casa y luego se iría a la suya hasta el día de mañana, en el cual su vecino saldría a hacer ejercicios al jardín, por lo que él "casualmente", aprovecharía para tirar la basura que por fin había empezado a recoger desde que se dio cuenta que de esa manera tendría un pretexto para salir a verlo.

Lo único que haría diferente este día, era que por algún extraño motivo, quería presentarse y así, muy ambiguamente, obtener permiso de acosarlo tranquilamente, claro que jamás pensó estar tan ensimismado en sus pensamientos cuando algo rompió su perfecto esquema mental.

Se había quedado mirando algún punto entre los arboles, donde las hojas caían en una especie de armonía, de tal modo que no pudo evitar imaginar a su vecino danzando sobre ellas.

Una figura se paró delante suyo con los brazos cruzados, por lo que luego de parpadear repetidas veces para lubricar sus cuencas, pues se habían secado por quedarse mucho tiempo con los ojos abiertos, y miró a lo que sea que estaba bloqueando su visión.

Su expresión cambió de un pequeño malhumor a una clara expresión de sorpresa, pues quien lo miraba atentamente, era nada más y nada menos que la persona con la que fantaseaba, y sobre la que escribía, día y noche.

¿Debía saludar? ¿Debía salir corriendo?

No tuvo tiempo de reaccionar, pues JongIn ya había abierto la boca para decir algo, y por todo lo bueno del mundo rogaba que no fuera sobre sus actos de acosador.

- Sabes, no me molesta que me observes todo el tiempo - dijo mirándolo directamente a los ojos con esos orbes café - lo que me molesta es que no me digas porqué lo haces. Y claro, que no me hables entra en esa molestia - lo último lo dijo con una sonrisa asomándose en la comisura de sus labios.

El pobre KyungSoo se quedó estático, ¿Qué acababa de decirle?

Soltó el aire que no se había dado cuenta que estaba reteniendo, fruncio los labios y se preparó.

- Mi nombre es Do KyungSoo, soy escritor y estaba buscando una idea para mi nueva obra y bueno tú - señaló la anatomía de su vecino - me pareciste bastante inspirador desde el momento en el que casi me atropellas con la bicicleta. Sé que suena bastante loco, pero si no te molesta, quisiera seguir observándote para poder terminar mi obra.

Las mejillas de KyungSoo se tornaron rojas como una cereza, nunca había dicho tantas cosas en voz alta, porque era a través de sus escritos por donde hablaba, por donde se expresaba, pero ahí estaba él, hablando como una urraca sobre su retorcido plan.

- ¿Eres escritor? - le muchacho frente a él levantó las cejas con un claro gesto de sorpresa. Y es que haber tenido a su mudo vecino siguiéndolo a todos lados, excepto a sus clases, sí es que no lo había hecho, le pareció la cosa más... Interesante que le pudo pasar en toda su vida.

JongIn ya se había resignado a morir solo y de aburrimiento en su barrio, pues su vecinas eran mayores de edad y con los que podría establecer una relación amical, ya estaban casados y con hijos. Por lo que ver a un pequeño hombrecillo pelinegro despertó en él una curiosidad inimaginable.

Al principio le fastidió el hecho de que siempre lo siguiera durante el camino a kiosko, claro que con el tiempo, se descubrió a él mismo esperándolo para volver a casa juntos y separados al mismo tiempo. A veces era él quien lo seguía de regreso a su casa.

También se había acostumbrado a la rutina de verlo sentado en el parque, justo en la primera banca, la cercana a sus casas. Normalmente vestía un buzo ancho y un unos pantalones de chándal anchos también. Al verlo tan seguido, quiso engañarse con la idea de que lo esperaba a él, pero luego se dio cuenta de que la idea le resultaba estúpida.

Sin embargo, ahora su vecino estaba ahí, con un color bastante parecido al cartel de su restaurante favorito, brillando y luciendo bastante bonito.


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