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Media hora después Gale llego azotando la puerta y dándole un gran susto, estaba tan sumida en sus pensamientos que no lo había escuchado llegar.

–¿Gale?–Le habló con cautela, no quería pelear con él.

Estaba molesto y no sabía por que, ¿qué había pasado?

–¿Cariño?¿Que pasa?–Se paro del sillón y se acerco a él tomándolo de mano.

El la soltó con brusquedad y se giró a verla.

–¡Déjame en paz, Regina!–Gritó y corrió a la habitación para después encerrarse.

Corrió detrás de el y quiso abrir la puerta pero tenia pestillo.
Suspiro, muchas veces su esposo se comportaba con un adolescente en su etapa hormonal, no lo entendía.
Se quedó unos minutos tocando la puerta y esperando que abriera pero jamás lo hizo. Bajonlas escaleras porque sus piernas estaban cansadas y se acostó en el sillón, estaba pensando que esa noche tendría que dormir ahí dada las circunstancias.
En ese momento odió no comprar una casa con una habitación extra, solo por ahorrarse unos cuantos pesos ahora estaba durmiendo el sillón con frío y chueca.
Cerro sus ojos y se quedo dormida.

                           ~•~

Abrió los ojos con pesadez y de inmediato sintió una punzada en la espalda.
A su mente vinieron los recuerdos de ayer y suspiro. Seguía en el mueble, nisiquiera su bello esposo de molesto en llevarla a la cama.
Pego un golpe en el mueble. Idiota, imbécil, dijo en sus pensamientos.

Su estómago se revolvió y el acido gástrico subió por su garganta.
Corrio baño a tropezones y al llegar expulso todo en el escusado.
Sentía como el liquido pasaba por su garganta y el sabor se quedaba en su lengua.

–¿Estás bien?–Escucho la voz de Gale.

No pudo contestarle ya que el líquido subió de nuevo a la garganta.
Después de dos minutos de ver que las nauseas se iban apretó el botón para que él vomito se fuera por el desagüe.
Se sentó en la tapa del vater y Gale se inclinó mirándola a los ojos.

–Si te sientes muy mal me tomo hoy el día. No quiero dejarte sola–Puso una mano en su pierna acariciandola.

Ella solo se removio incómoda.

–Ve a tu trabajo, yo estoy bien.–Le dijo tratando de sonreír.

Era mentira. El mareo se estaba haciendo presente y tuvo que quedarse viendo un punto fijo para que cesará.

–Me quedo.–Dijo él al ver que no estaba mejor.

Ella bufo cansada y se paro con cuidado para no volverse a marear.
Habían días en que quería estar cerca de Gale, pero hoy lo quería bastante lejos por su salud física y mental.

–¿Gale?–Le hablo.

El la miro con atención esperando que hablará.
Su cuerpo le estaba pidiendo comida, la verdad tenía mucha hambre pero a la vez tenía mucho asco.

–¿No me dirás nada?–Hablo Gale sacándola de su trance.

–Quiero comida–Murmuré.

El me miro con el ceño fruncido.

–¿Qué cosa?

–¡Comida, Gale!–Dijo mas alto.

El suspiro y salió de la casa a comprar lo que quería.
Treinta minutos después llego Gale con una bolsa de pollo y arroz, olía bastante bien.
Dejo todo en la mesa y se sentó a comer ignorando a su esposo.
El celular de Gale empezó a sonar y sonrío a la pantalla cuándo vio quién era.

¿Que diablos?

–Lo siento, es mi madre.

Le dijo y con una sonrisa salió de la cocina. Nunca lo había visto sonreír así estos días, o bueno, quizá si, pero no de esa forma.

Algo ocultaba, y yo quería saberlo.

Infiel » editandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora