Dos meses y siete días.

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Hola papá, han pasado más de dos meses desde que partiste y ya me es imposible ignorar tu ausencia. A veces sólo imagino que te has ido de viaje, pero mi corazón arde cuando la fantasía se desvanece y es que tú nunca volverás y mi alma lo sabe.

Tengo miedo, ¿sabes? Me aterra el mundo porque todo lo que hay en el puede desaparecer, me aterra no poder ignorarlo, no volver a ser aquella chica sonriente que conociste. Mi vida ha cambiado, intento no demostrarlo pero es que ya no soy la misma. Te extraño. 

Hace un tiempo asistí a una boda, un momento de distracción me dijeron todos. "Te hará bien" Lo que no sabían era que bajo aquella fachada de cielo estrellado se escondía una inmensa tristeza que solo yo podía comprender.

 Intenté contener las lágrimas, mas no pude. Siempre imaginé que me llevarías del brazo y me darías tu bendición para desposarme con esa persona que hiciera de mi mundo un lugar mejor, pero la realidad es dura. Todo es tan diferente...Ahora todo es cruel, tú ya no estás. No me verás casarme ni formar una familia, al menos no desde aquí. Me aferro a la idea de que aún vives, que me acompañas desde donde sea que estés, de no hacerlo todo sería aún más negro.

Pero tranquilo papi, no te angusties. Prometo salir adelante, sé que no te gusta verme de este modo pero el mundo es engañoso. Todo se nos pinta de colores, fachadas hermosas y paz, pero tú sabes que solo basta un ligero cambio para que todo se vuelvan volcanes, huracanes y tornados. Mi vida es un caos, pero después del caos viene la calma, me aferraré a ella. Haré que te sientas orgulloso de mi. Reconstruiré mi vida desde las cenizas, esta vez más fuerte. 

Ahora he de irme, pero prometo volver a escribirte...Para entonces prometo contarte algo bueno.


Lo que no te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora