"Sálvame" LevixEren 'Riren' (Yaoi Mpreg)

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El agujero por donde entraba una pequeña luz comienza a apagarse. Eren al verlo supo que el sol se ocultaba, se estremeció y una lágrima se deslizó por sus mejillas.
Recordó que ya no quedaba nada para ser vendido al mejor comandante de las tropas del rey y mano derecha de este mismo, inconsciente comienza a maldecir su existencia, su "don" de procrear lo repudiaba. Nunca se aceptó a si mismo, y ya con quince años de edad era obvio que jamás lo haría.

Se acomodó en un rincón de ese frío e obscuro calabozo donde a tenido que pasar toda su vida desde que su familia se enteró de esa "maldición", se moría de susto al imaginar a quien sería vendido, sus piernas comenzaron a temblar, su pecho se agito, su corazón palpitaba más de lo normal, y no paraban de caer lágrimas por sus bellos e inigualables ojos turquesas.

Al sentir un ruido Eren se asusta, ve como de pronto una silueta se acerca hacia su celda.

-Hola Eren.- se trataba de su hermanastra Mikasa.

-Mikasa... Hola. - respondió el joven asustado, pero al percatarse de que trataba de la joven de cabellos azabache su pecho comenzó a calmarse.

-Eren, lo siento. - la chica comenzó a llorar. -No puedo creer que ya no queda nada para que te vayas por siempre de nuestras vidas.

-Mikasa, tengo miedo. -El joven tiritaba de tanto temor que sentía. -No dejes que me lleven. ¡Por favor!

La joven desesperada abre la reja de la celda donde esta Eren, le toma la mano, y se le queda viendo fijamente a los ojos del joven mientras ella lloraba desconsoladamente.

-Eren... -Al terminar la frase inmediatamente abraza al castaño que estaba sudado y tiritando. Se quedan abrazados, aferrándose el uno del otro, llorando desconsoladamente, como si ese encuentro fuera el último. Mientras permanecían juntos un sonido que provenía del estómago de Eren rompió el momento.

-Eren ¿Tienes hambre? Te traje algo de comer. -Mikasa le ofrece un platillo que su madre Carla le había cocinado.

El joven al ver la comida, sin detenerse se lleva gran parte de los bocadillos a la boca, devorándose completamente el plato con gran rapidez. Pero al acabar unas lágrimas comienzan a caer por sus ojos rojos, rojos de tanto llorar.

-Mikasa, tengo miedo... Y si, el hombre a quien me venderán es malo, y si me viola... ¡No quiero pasar por eso de nuevo! ¿Y si me maltrata? ¡Prefiero esta vida! ¡Prefiero quedarme en el calabozo! Prefiero esto a que me toquen. No quiero volver a revivir ese episodio tan horrible.

Mikasa al escuchar esas palabras, se le parte el alma, su corazón comienza a doler, una ira se apodera de ella. Sin decir ni una palabra le toma la mano, y le abraza tratando de calmar el dolor del joven.

-Te juro Eren, que yo no dejaría que te vayas. ¡No quiero perderte! -Grita la joven. -¡No quiero que nadie te haga daño! ¡No quiero que nadie te toque! No quiero que te alejes de nosotros...

Entre tantos gritos que emitían los jóvenes, el padre de ellos Grisha, escucha todo. Baja de inmediato al calabozo subterráneo.

-Mikasa deja que Eren duerma, mañana pasarán por el muy temprano. -Grita el padre de ellos.

-¡Como quieres que duerma! ¡No tiene ni cama en este calabozo!

-Se lo merece, por tener con el esa maldita maldición, esa maldición es lo que nos alejara. Eren es una aberración humana. Y mañana se irá con su esposo, un caballero muy respetable digno de hacerlo procrear. -Se dirige con desprecio hacia el joven que lloraba a lágrima viva sin poder creer las palabras que emitía su propio padre.

Mikasa se pone de pie y cierra la reja, le da una última mirada a Eren y se larga con su padre.

El joven se quedó en el piso, llorando, deseando morir en ese mismo instante. El no quería compartir su vida con alguien a quien nunca a visto, le daba temor imaginar que el hombre podría ser malo.
Las horas pasaban lentamente, y Eren aún no podía conciliar el sueño, el piso frío y húmedo en donde estaba recostado le impedía dormir, como todos los días. Durante horas el joven permaneció despierto, de pronto el sonido de alguien bajando las escaleras le asusta aún más.