"Sálvame" LevixEren 'Riren' (Yaoi Mpreg)

Negación

—Eren... ¡YO ACABARÉ CON ESTO! Te lo prometo, por que yo soy el mejor soldado de la humanidad. Haré que toda esta miseria acabe. Yo te salvaré.

Eren apretó más su cabeza en el pecho de Rivaille sintiendo todo su aroma, experimentó una sensación indescriptible, era tan agradable que ocasionó que al menos un instante olvidara todos los problemas que le atormentaban. Rivaille en sólo dos días ya se había convertido en la persona más especial para Eren.

—Muchas gracias Sr. Levi. No sabe cuanto deseo librarme de este martirio. — Eren lloraba en los brazos de Levi mientras este le abrazaba con gran fuerza. No era una fuerza que le producía daño al menor, si no que lo apretaba contra su pecho para que no se separara de sus brazos.

Levi sintió que se había metido en un gran lío, porque claro que conocer a Eren no estaba presupuestado en la misión, y ahora que el joven puso sus esperanzas en el, este no sabía como lograr quitárselo de encima. Y lo peor de todo es que Levi siquiera lograba descifrar con certeza si es que en verdad deseaba quitarlo de su camino o no.

—Eren quiero saber tu historia. Quiero saber porque chismean que tu puedes tener hijos. — observó con seriedad al joven.

—Esta bien Capitán, pero salgamos de esta habitación, puede llegar Allean y estaré en un gran lío. — tomó al mayor de la mano y lo guió a unos matorrales alejados de la hacienda.

La temblorosa y fría mano de Eren hizo que se le pararan los pelos de punta. Levi logró sentir el miedo que emitía el joven, para lograr calmarlo apretó la mano de este con fuerza, brindándole seguridad.

Llegaron a los famosos matorrales que danzaban al ritmo del viento que resoplaba en la naturaleza, Eren se sentó con suma suavidad evadiendo el dolor que ya había sido notado por Rivaille, este sintió una lástima al recordar todo lo que sus ojos habían visto esa noche. Acto seguido se sentó a su lado.

—Estoy esperando. Cuentame más de ti. — le comentó cerca del oído de Eren haciendo que el rostro del menor enrojeciera, inmediatamente Eren se puso triste.

—¿Qué te pasa? ¿Dije algo malo acaso? — Rivaille no entendía por qué de repente el menor estaba triste a punto del llanto.

—E-es que... m-mi vida es muy triste y miserable Capitán. — Eren comenzó a temblar de repente. Hasta que las lágrimas se hicieron presentes dejándolas caer por sus mejillas.

Levi se le quedó observando por unos minutos. Viendo como los ojos esmeraldas del joven se iluminaban con un leve brillo que hacía que se viera aún más hermoso. Observó el joven rostro de Eren, cada parte de sus bellas facciones quedando fascinado. Imaginando que detrás de aquellos harapos se hallaba un cuerpo maltratado y violado. Un cuerpo ultrajado de la persona más hermosa que jamás hubiese visto en su vida.
Nunca se había detenido tanto tiempo observando algo que le pareciese hermoso, pero con Eren era distinto. Sus ojos no dejaban de enamorarse de las bellas facciones del joven.

Se imaginó a Eren, con un rostro feliz, con ropas limpias danzando ante una melodía que a ratos a Rivaille le subía el ánimo. Se lo imaginó feliz, tan feliz que logró por al menos un segundo olvidar lo que había visto en la noche anterior. Olvidar que un maldito enfermo abusaba de la persona que ante sus ojos, ojos que no lograban ver lo bonito de la vida, era la más hermosa persona que jamás de los jamases hubiese visto o imaginado.
Sintió como el joven era una droga, una hermosa droga que por su belleza tan pura le sacaba de la realidad.

Se sintió aún más fuera de lo real cuando unas temblorosas manos se posaron en sus hombros, enrollando su cuello con sus delicados brazos, acercando su bello rostro y depositándolo en su pecho. Levi guió delicadamente su mano derecha a la cabellera de Eren, quedando conmocionado ante la suavidad y afinidad de los brillantes cabellos castaños del menor. Sintiéndose atraído ante el aroma que desprendía el joven. Sin darse cuenta en un abrir y cerrar de ojos ya estaba absorbiendo el aroma de los cabellos del menor con sus fosas nasales. Ese aroma tan singular y diferente era como una inigualable droga la cual no quería dejar jamás.
Y entonces supo, que en ese momento no le importaba nada, sintió como su frío carácter se desvanecía.
Se preguntó ¿Por qué de un día a otro su corazón ya no le pesaba tanto? ¿Porque su orgullo en ese preciso instante ya no estaba presente?