Capitulo 3

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  Lo había atribuido a los nervios —la crepitante electricidad que lo había invadido desde que el príncipe había caminado dentro del baño. El frío con el que había estado peleando por más de una semana que lo dejaba congestionado y con una nariz cosquillosa. También interfería con su sentido del olfato.

La esencia de los hombres lobos había sido abrumadora, mayormente porque habían sido muchos de ellos en un lugar muy pequeño. Por eso, no tenía problemas identificándolos una vez que su confusa borrachera se había disipado. Aunque la dulce e intoxicante esencia de la sangre del príncipe Choi era sutil, y hasta que se cortó su pulgar había estado escondida debajo de la seductora fragancia de su colonia.

Una vez que el líquido rojo escapó de las venas de Minho, la esencia golpeó a Taemin como un rayo en el pecho. Las ansias que había estado sintiendo eructaron en un torbellino de emociones que hicieron vibrar su cuerpo y casi hacen que se ponga bizco.

Tampoco era sólo la atracción carnal que sentía en la superficie. Se enterraba muy dentro de él, envolviéndose alrededor de su propia alma y asentándose ahí como si pensara que Minho siempre hubiera sido una parte de él que no sabía que estaba ahí. Mientras su cerebro se sentía como si aún estuviera flotando en una piscina de alcohol, su pantera arremetió contra él, gritando por ser libre.

«Pareja».
El príncipe Choi Minho, heredero del trono de la raza de los vampiros, era su pareja. Todo de esa deliciosa, suave y pálida piel estirándose sobre su pecho desnudo, encerrando esos hermosos músculos, le pertenecía a Taemin.


—¡Mío!

Disparado de los cojines como si tuviera un resorte en su trasero, Taemin se lanzó a través de la mesa, y aterrizó en el regazo de Minho tacleándolo contra el duro piso de madera. El inesperado calor saliendo de Minho lo inundó, haciéndolo ronronear de alegría.

Un profundo murmullo tembló en su pecho, llenando sus labios partidos mientras frotaba su rostro contra el pecho de Minho y a lo largo de su garganta. Se apartó y retrocedió, contoneándose sobre su pareja, cubriendo cada centímetro que pudiera alcanzar con su esencia, marcando al vampiro como propio.

Un par de jadeos, un gruñido e incluso pequeñas risitas llegaron a sus oídos, pero los ignoró. De hecho, todo dejó de importar excepto el hombre debajo de él. Frotándose y ronroneado, hizo su camino hacia lo bajo del torso de Minho, deslizando sus palmas por toda la maravillosa piel, aprendiendo cada cuesta y curva de sus músculos.

No fue hasta que se sentó y su trasero se encontró con la dura montaña montada en el zíper de Minho que la razón finalmente regresó a él. Alzando la cabeza rápidamente, se encontró con la mirada de su pareja y tragó saliva fuertemente ante el deseo que ardía en esos profundos ojos amatista.

Su pareja. El príncipe era su pareja. ¿Qué demonios se suponía que iba a hacer con una pareja?

Bajándose lentamente del hombre, logró que sus piernas quedaran enredadas y se cayó al suelo; golpeándose en el proceso la frente con la orilla de la mesa redonda para café. Haciéndose un ovillo, presionó su palma contra su dolorida frente y gimió cuando la bilis subió por su esófago por el dolor abrasador.

Oh, estaba haciendo una maravillosa primera impresión. Primero había vomitado los zapatos del hombre. Después prácticamente lo había acosado. Finalizó la lista con actuar como un torpe y completo perdedor. Ahora, era probable que vomitara otra vez. Por Dios, ¡lo estaba haciendo excelente!

Sus amigos lo llamaron por su nombre preocupados, y él escuchó sus movimientos mientras se apresuraban a atraparlo. Aunque ninguno de ellos era más rápido que Minho. Rápido y hábil, el príncipe rodó una vez y se levantó sobre sus rodillas, cubriendo a Taemin con actitud protectora mientras acariciaba su cabello para consolarlo.

Sin embargo el estatus real de Minho no detuvo a sus amigos de quitarlo del camino de un empujón y reunirse alrededor de Taemin.

—Tae, ¿estás bien? —Key puso una mano sobre su hombro y lo apretó ligeramente—. ¿Duele mucho?

—Estuvo a punto de romperse la maldita cabeza — Onew dijo—. ¿Tú qué crees?

—Chicos, deténganse —los reprimió ChangMin—. Apártense del camino y dejemos que se siente. —Su gran brazo se enredó en la cintura de Taemin y lo jaló para sentarlo—. Oye, chico, respira profundo, ¿está bien? Todo va a estar bien. —Su tono tenía implícito que se estaba refiriendo a más que el golpe en la cabeza de Taemin.

ChangMin estaba equivocado. Nada de esta situación estaba bien. El gran chichón que se estaba formando sobre su ceja izquierda y el incluso más grande vampiro sentado de piernas cruzadas en el suelo, mirándolo con preocupación, lo probaban.

—Chicos, ¿creen que puedan darnos unos minutos? —Aunque Minho lo pidió como un favor, Taemin se percató de la inquebrantable autoridad debajo de la superficie.

—No —dijo Onew ignorándolo, sin siquiera mirar a Minho.

—Estoy bien. —Taemin peleó para mantener su voz tranquila, aunque su cabeza se sentía como si se fuera a caer de sus hombros—. Solo dennos unos minutos, ¿bien? Pueden quedarse justo afuera de la puerta y escuchar.

—Entonces, ¿por qué no nos podemos sentar aquí y escuchar? —Kai preguntó.

—Creo que quiere estar con su pareja a solas para que puedan besarse. —Key sonrió malvadamente y alzó las cejas hacia Taemin—. ¿Cierto?

Taemin cerró los ojos y lloriqueó de vergüenza. Esta era sin temor a equivocarse la peor noche de su vida. —Solo váyanse.

—Sí. —Minho estuvo de acuerdo con un gruñido malhumorado—. Váyanse. —Casi parecía que estaba haciendo pucheros, los cuales, considerando su gran tamaño, eran un poco cómicos.

—No regresaré allá afuera. —Kai cruzó los brazos sobre su delgado pecho y gruñó—. ¿Qué tal si hay más de esos tipos?

Aunque el sonido estaba amortiguado, Taemin aún podía oír el pesado sonido del bajo proveniente del club y sentir las vibraciones en el suelo debajo de él. No, él tampoco quería a sus amigos allá afuera solos. Mientras ChangMin era innegablemente el más grande del grupo, todos giraban alrededor de Taemin, lo miraban como su líder no oficial.

Era un trabajo que se tomaba muy en serio.

Como cambiaformas felinos, llevaban una guerra interna constante en contra de la incongruencia entre su naturaleza humana y las contrapartes animales. Como gatos, tanto grandes como pequeños, eran independientes, seguido preferían su propia compañía que la de otros. Aun así, la parte humana de su alma ansiaba interacción social, buscando la aceptación de sus colegas.
En ese momento, las emociones conflictivas de Taemin no habían sido más fuertes. Una parte de él quería —necesitaba— la seguridad y el apoyo que su círculo de amigos representaba.

Aunque acababa de conocer a su pareja. Era una de esas —si no la más— monumental ocasión en su vida. Y puesto que estaba jodiendo todo espectacularmente, no necesitaba público que lo viera actuar como un idiota.

—Mi seguridad los puede llevar a su casa —ofreció Minho, mirándolos con esperanza y un poco complacido con su propuesta.

—Mira, amigo —Key comenzó, sólo para ser golpeado por Kai en la parte trasera de la cabeza.

—Es el príncipe, cállate.

Key se quejó y puso los ojos en blanco. —Como estaba diciendo, sé que eres un gran principito y todo, pero no te conozco. Taemin es uno de mis mejores amigos, como un hermano, y no lo voy a dejarlo solo en un extraño lugar con un vampiro, sin ofender —agregó, pero no parecía que lo lamentara.

El gruñido de Taemin fue rápidamente seguido por muchos otros mientras todos se volvían como si fueran una solo persona a mirar a Key. El chico realmente necesitaba aprender el sutil arte del tacto. Taemin agradecía la preocupación, pero no era necesaria.

Minho había tenido una gran oportunidad de intentar algo mucho menos honorable dentro de ese baño, aun así se había comportado como todo un caballero.

—Chicos, creo que deberían ir a casa.

Su oración se encontró con un silencio de sorpresa —un segundo antes de que sus amigos estallaran en una candente discusión.

—¡No!

—¡No te dejaré solo!

—¿Cómo puedes siquiera sugerirlo?

Taemin los ignoró y se volvió hacia ChangMin con ojos suplicantes.

—¿Por favor? ¡Esto es importante!

—¿Estás seguro? No conoces a este tipo, Tae.

—Este tipo está sentado justo aquí —se quejó Minho.

—Los chicos se conectan todo el tiempo, ¿no? —Taemin no tenía planes de conectarse pero quería un poco de privacidad para conocer un poco a su nueva pareja y forzar a su mente a entender qué era lo que había pasado durante la noche.

—Sí, lo hacen. —ChangMin estuvo de acuerdo. Miró a Taemin durante un largo rato sin decir nada, como si estuviera buscando la respuesta correcta en la profundidad de los ojos de Taemin.

Finalmente, suspiró y movió la cabeza de arriba abajo antes de voltear a ver al príncipe Choi—. Agradeceríamos que nos llevaran a casa, si puede arreglarlo.

Como por arte de magia, dos vampiros muy atentos entraron en la oficina, obviamente esperando las siguientes órdenes. —Asegúrense de que lleguen a casa a salvo. —Los guardias asintieron confirmando que habían entendido.
Nadie parecía complacido con irse, pero eventualmente, todos abrazaron a Taemin, le dijeron que les hablara en cuento llegará a casa, y caminaron en fila india a través de la puerta con los guardias detrás de ellos.

—¿Siempre son así?

Aún sentado sobre el suelo con la espalda recargada en la mesa de centro, Taemin se encogió de hombros. —Hemos sido amigos por mucho tiempo. Se preocupan, de la misma forma en que yo lo haría si las cosas fueran al revés.

—No estaba tratando de ser un idiota. —Minho se puso de pie en un solo y agraciado movimiento—. Creo que es maravilloso que tengas personas que se preocupan tanto por ti.

—Somos familia —Taemin contestó distraídamente, aunque no creía que le hubieran preguntado algo. El príncipe aún no se había puesto una camisa, y toda la piel suave y elástica expuesta era un gran distractor—. ¿Podrías por favor ponerte una camisa?

Minho sonrió y alzo una ceja, viéndose mucho más sexy de lo que era permitido. —¿Te pongo nervioso?

«Cuando dudas, di la verdad». —Sí

La engreída sonrisa desapareció de los labios de Minho, y éste cruzó el cuarto para sentarse en cuclillas frente a Taemin. —¿Me tienes miedo?

—No tengo miedo de que me lastimes —Taemin respondió con sinceridad.


—Pero tienes miedo.

—Yo no diría exactamente eso. —Realmente deseaba que el chico se hiciera para atrás. Minho estaba muy cerca, muy guapo, y olía muy tentadoramente—. Ansioso, nervioso, incómodo. Esas serían buenas descripciones. Aunque no te tengo miedo.

—¿Siempre eres así de honesto? —Su sonrisa había regresado, viéndose más seguro que nunca.

Era la segunda vez que comentaba de las habilidades comunicativas de Taemin. —¿Qué significa eso? Hace rato me preguntaste que si siempre hablaba así. ¿Qué he dicho? ¿No es importante ser honesto cuando vas a iniciar una relación?

—Entonces, ¿quieres tener una relación conmigo? —Minho movió las cejas y se recargó sobre sus rodillas para que estuviera arrodillado entre las espinillas de Taemin—. Me alegra oír eso. —Ronroneó y se acercó, moviéndose más y más cerca.

—¡Espera! —Poniendo una mano sobre el pecho del hombre, Taemin arqueó el cuello, inclinando la cabeza tan lejos de Minho como su posición actual le permitía—. ¿Qué estás haciendo?

—Voy a besar a mi pareja. —Taemin entendió claramente el duh implícito.

—¿Crees que es una buena idea? Digo, apenas si nos conocemos. —Deberían hablar. Tal vez podrían agendar una cita. Un poco de café sería lindo. Aunque, no estaba preparado para besar. ¿Qué tal si tenía mal aliento? Se había enjuagado la boca en el baño, pero no llevaba un cepillo de dientes en el bolsillo. Tal vez debería empezar a hacerlo.

¿Qué tal si no era bueno? Sólo había besado a dos personas, y había hecho un trabajo tan espectacular que ninguno de ellos lo había vuelto a llamar. ¿Qué tal si babeaba? ¿Cuánta lengua tendía que usar? ¿No tendría que usaba?

Durante su sesión interna de shock, Minho se las había arreglado de alguna manera para acercarse, colocando sus piernas a los lados de la cadera de Taemin y sus manos descansaban en la mesa de centro a cada lado de las orejas de Taemin.

—Creo que es la idea perfecta —Minho susurró, su cálido y dulce aliento rozó la mejilla de Taemin.

Un involuntario escalofrío recorrió su espina e hizo que sus ojos parpadearan peleando por mantenerse abiertos. Sin aviso, la mesa fue empujada por el suelo, retirando el único soporte que lo mantenía en esa posición. Cayendo hacia atrás con un humillante quejido, Taemin esperó el impacto en la cabeza, pero nunca llegó.

En lugar de eso, una gran palma acunó su cabeza, y la colocó gentilmente sobre las tablas de brillante madera mientras su pareja se acomodaba sobre él. Sus ojos se centraron en los esponjados y ligeramente separados labios de Minho y su corazón se aceleró rápidamente, golpeando contra su esternón.

Minho bajó lentamente, presionando sus penes juntos de tal forma que Taemin pudiera sentir el duro bulto de la erección atrapada del vampiro frotarse contra la suya a través de la tela de sus pantalones. Se le puso la carne de gallina en el brazo. Se le pararon los vellos de la espalda. Sus músculos temblaban, su estómago se estremeció, y el tiempo repentinamente se detuvo mientras esperaba en el precipicio, ansioso de sentir esos esponjosos labios moviéndose sobre los suyos.

Quería ver los ojos de Minho, juzgar su reacción en ese momento, pero Taemin no podía despegar sus ojos de la boca del hombre.

¿Minho lo besaría gentilmente, tiernamente, como si fuera alguien especial? ¿O sería besado de manera tosca, demandante y llena de calor y pasión? Más importante aún, ¿encontraría Taemin una forma de arruinarlo como siempre lo había hecho en el pasado?

Los dedos de Minho se deslizaron por un costado de su cuello. Después, sus nudillos recorrieron la zona de regreso. Su mano se empuñó en el cabello de Taemin, y el tiempo para las preocupaciones y las dudas se había ido cuando agachó la cabeza y juntó sus labios. Lo hizo dos veces más, ligeramente, frotando sus bocas.

Inseguro de qué hacer, Taemin permaneció completamente quieto, aguantando la respiración, rogando silenciosamente que Minho los guiara. Afortunadamente, fue recompensado cuando Minho lo besó otra vez, más intensamente esta vez y, cálidamente, una resbaladiza lengua cosquilleaba sobre sus labios.

—¿Tae?

—¿Sí? —Respiró. Sus amigos lo llamaban así todos los días, entonces, ¿por qué sus huesos se derretían cuando Minho susurraba su sobrenombre?
—Déjame entrar. —Hubo un ligero gruñido en su voz, una orden en el trasfondo que hizo que Taemin se sobresaltara mientras separaba sus labios para permitirle a su pareja entrar.

Cogiendo su premio, Minho metió su lengua, lamió y exploró, motivando la participación de Taemin. Deslizando, trepando y acariciando, su lengua se arremolinaba alrededor de la de Taemin y después retrocedía, persuadiéndolo de que se le uniera en el duelo rítmico.

Taemin no pudo detener el gemido que nació en lo profundo de su estómago, que escapó a través de sus hinchados y húmedos labios. Aun así, permaneció inmóvil, sus manos descansaban sin vida a sus costados, temeroso de hacer un movimiento en falso y arruinar la experiencia más perfecta de su vida.


Sosteniéndose suspendido sobre Taemin con solo un brazo, la otra mano de Minho viajó al pecho de Taemin sobre su apretado abdomen y amasó la carne de su cadera. Recorrió el cuerpo de Taemin como si fuera a memorizarlo con su toque, dejando un rastro de fuego líquido en su camino. —Está bien, Tae. Te tengo.

Jadeando por aire, su pecho agitado por cada bocanada desesperada, Taemin se sentía como si fuera a romperse en millones de piezas. Su pene palpitaba, presionándose sobre su zíper y suplicando atención. Forzándose a moverse, levantó sus temblorosos brazos, serpenteando su camino alrededor del cuello de Minho, en un agarre poco apretado.

—Eso está bien —Minho dijo mientras besaba un lado del cuello de Taemin—. Solo sujétate de mí.

Sus dientes rasguñaron la sensible piel justo detrás de la oreja de Taemin al mismo tiempo que Minho palmeaba su pene a través de los jeans, y Taemin explotó como una gran final de juegos artificiales. Cálida y pegajosa crema chorreó de la abertura, cubriendo la parte de enfrente de su bóxer y permeándose para manchar sus jeans. Sus brazos se apretaron alrededor del cuello de Minho, jalándolo más cerca mientras su cuerpo se convulsionaba y un gemido suprimido sonaba en todo el cuarto.

Cuando su cerebro finalmente registró lo que había hecho, la mortificación lo inundó, y Taemin respondió de la única manera que sabía. Empujó a Minho del pecho, y giró para quitarse de debajo de él, saltando sobre sus pies.

—Lo siento. Oh, maldición, lo siento mucho.

Minho frunció el ceño. ¿Era esa una señal de decepción? ¿O enojo? Bueno, lo que fuera, Taemin no iba a esperar que lo rechazara.

Girando sobre sus pies, corrió hacia la puerta, pero tropezó al detenerse al encontrar a su pareja ahí, negándole el acceso a la salida.

—¿Cómo hiciste eso? Estabas allá. —Miró sobre su hombro y señaló el piso—. Y ahora está aquí. —Volvió a ver a Minho y señaló con el dedo sus pies.

—¿A dónde vas? ¿Qué demonios acaba de pasar? ¿Voy muy rápido? ¿No te gustó?

—Me gusto más de lo necesario. —Taemin agachó la cabeza mientras el calor se apoderaba de sus mejillas—. No fue mi intención... bueno.... tú sabes... —terminó débilmente. Maldición, realmente apestaba en estas cosas.

—Mírame. —Largos dedos se deslizaron debajo de su barbilla, forzándolo a subir la cabeza con una firme pero amable presión—. No te avergüences, Tae. Creo que eres sorprendente y definitivamente golpea mi ego que pueda hacerte perder el control tan fácilmente. —Minho sonrió torcidamente inclinándose para plasmar un suave beso en la frente de Taemin—. Por favor, no te vayas.

Taemin no quería lastimar el pequeño ego de su pareja, pero necesitaba ser honesto. —Nunca antes había dejado que alguien más me tocará así.

—Lo sé. —Minho cerró sus dedos alrededor de la nuca de Taemin y lo jaló para acercarlo—. Yo tampoco me había sentido así.

—No. Quiero decir, fue increíble, pero no era eso lo que estaba diciendo. —Taemin negó con la cabeza, tratando de concentrase en lo que quería decir—. Literalmente, nadie me había tocado así antes.


—Tú... nunca... —Minho se fue apagando, frunció el ceño en aparente confusión. Taemin prácticamente podía ver las llantas rechinar en su cabeza y supo el momento exacto en que Minho lo comprendió—. ¿Nunca?

Si su cara se ponía más caliente, la piel de su rostro se derretiría. —No.

—¿Eso me hace un horrible idiota si realmente, realmente te quiero?

El rostro de Taemin se levantó, y vio la luz del deseo parpadear en los ojos de Minho. No podía formar palabras, no podía hacerlas pasar por el nudo de su garganta, así que decidió sacudir la cabeza un poco aturdida.

—Está bien, Tae. —Sonrió hermosamente y le dio un beso de piquito a Taemin—. Iremos despacio. ¿Tal vez podemos empezar cenando mañana en la noche? ¿Por favor?

Era demasiado bueno para ser verdad. Nadie quería un amante virgen, y seguramente menos a una pareja inexperta. Aun así, Minho sonaba sincero.

Tal vez todo funcionaría realmente de una vez por todas. Además, ¿qué podía perder? Taemin dudaba seriamente que terminara peor de aquellas veces en que lo había intentado y había fallado.

Enredando sus dedos alrededor de la muñeca de su pareja, acarició la vena con su pulgar y sonrió tímidamente. —Creo que eso me gustaría.  

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