Esta pequeña parte de todo, después de un tiempo, empieza a tener sentido.
Al final, todo lo que hago parece solamente derrumbarse ante un pequeño vendaval; parece que construir castillos no es lo mío, incluso me atrevo a decir que ni una pequeña choza puedo hacer y, no necesariamente, porque no sepa cómo hacerlo...
He llegado a un momento en el que todo lo que pasa por mi mente parece ser incorrecto, parece ser fatal, inútil o simplemente parece ser una pequeña treta preparada por la imaginación. Quizá, no lo quiero así, me esté torturando a mí mismo, la cuestión es: ¿por qué? ¿qué tiene a mi mente y a mi alma tan socavada? ¿es acaso que ya no tengo ni una pizca de vida?
Temo por mí, no necesariamente un temor llevado por una ira, por una mala decisión o por un trauma de infancia, claro que no... Lo que ahora puedo percibir es un temor de mí para mí, un temor de mis acciones, mis pensamientos, sentimientos y de la perdida total de lo que yo soy; debí de empezar con la simple cuestión de ¿quién soy yo?
Desde el punto de vista de mis padres soy el hijo mayor -aquel individuo que está a punto de ir a la universidad, que es seguro de sí y de lo que quiere en la vida, de lo que desea hacer al terminar el bachillerato y de lo que desea percibir en cuanto a lo material-, para mi hermano menor soy un modelo a seguir, un héroe -que equivocado está, no soy ni un modelo, ni un héroe... no puedo considerarme ni un hermano; la idea de que él siga mis pasos es, a gran medida, un poco más que aterradora-, para mis compañeros no soy sino uno más del colegio, una persona que está de paso por sus vidas, una efímera partícula en un sin fin de posibilidades de encontrar a un amigo, una pareja o un apoyo; para mi pareja...
Finalmente creo que para mí no soy nada, mejor definido como un sujeto que sigue sin entender el propósito de su vida, el camino y el destino de ella. Un sujeto que sigue viendo muchas cosas que le gustan y que le agradan, pero que no puede mantener los pies en una sola vista. Un sujeto que le gusta conocer, explorar, curiosear por todo aquello que su imaginación y su mente le permita. A pesar de todo ello sigo perdido, sigo sin encontrarme en ninguna de las prácticas que llevo a cabo. Incluso el plasmárme en estas letras me deja incompleto, me deja con aun más pendientes en que pensar y concentrarme.
Tal vez y solo tal vez, no estoy hecho para vivir en esta época, en este momento y en este lugar. Es una idea loca, junto con la siguiente:
No soy quién para decidir mi muerte física, pero puedo firmar esta declaración, esta carta ante mi muerte, espiritual le dicen algunos.
Claro que, después de esto nada es igual, incluso la imagen que yo tenía de la vida, la felicidad, la amistad, el amor... Todo, totalmente todo es diferente. Pues no se puede esperar lo contrario cuando haz dado todo a quienes dicen estar contigo, familia, amigos, compañeros, y solamente recibes un rechazo injustificado.
Lo peor del caso es que no puedo decir nada en cara de ellos, no se merecen la molestia de tener mis palabras, así como yo no tengo el derecho de saber sus opiniones justo enfrente de mí.
Esto, más que un escrito es un desahogo, por alguna extraña razón lo necesitaba; sé que más de una persona se sentirá identificada tan solo en una de estás situaciones.