Tal vez esto es lo que me merezco, suponer es erróneo pues tengo bien entendido que no hay otra manifestación para aquellos que obran mal, no aspiramos a nada... Solamente aspiramos al infierno. Es tal el grado en este infierno, que el mínimo roce con tus recuerdos no trae nada que difiera con dolor, me atrevo a decir que el dolor es un regalo de los dioses comparado con todo lo que debemos de soportar nosotros, los que cometemos errores.
En mi pequeño pensar no cabe otra cosa sino el dolor, pero me he dado cuenta de que estoy equivocado; no es el dolor aquel que me hace sentir de esta forma tan aterradora. Es la culpa la que atormenta a cada uno de nosotros, llevándonos por un camino de perdición.
¿Qué es lo que debo de hacer para quitar la culpa de mi corazón, de mi mente y de mis manos?